“La persona humana es más importante que todo lo demás” es una frase que describe puntualmente la integridad que caracterizaba al empresario Roberto Servitje, cofundador y referente inequívoco en la historia de Grupo Bimbo, quien falleció la semana pasada a los 97 años.
Quienes lo conocieron lo describen como un hombre visionario, con profundas convicciones, liderazgo nato, disciplina empresarial y, particularmente, calidad humana excepcional, valores que le permitieron convertirse en un personaje determinante en la construcción de la que hoy es considerada como la compañía panificadora más importante del mundo, que cuenta con 223 plantas y más de mil 500 centros de ventas en 35 países en América, Europa, Asia y África.
Como él mismo lo comentaba, su inversión más inteligente consistió en comprar acciones de la empresa, lo que logró obteniendo préstamos de diferentes personas a quienes pagaba intereses, pero que le permitían adquirir, uno por uno, los derechos de la compañía, pero sin utilizar a las personas en su beneficio.
Al pasar de los años, junto con su hermano, Lorenzo, personaje clave y fundador del emporio panadero, quien murió en febrero de 2017, y su sobrino Daniel, quien asumió la dirección general de Grupo Bimbo en 1997, consolidaron una empresa altamente productiva pero plenamente humana, la cual anunció recientemente una inversión en nuestro país de más de dos mil millones de dólares y la generación de más de dos mil empleos para el período comprendido entre 2025 y 2028.
Una de las principales reflexiones del empresario mexicano versaba en el sentido de amar al prójimo como a sí mismos porque las personas fueron creadas para servir y ser útiles a los demás, filosofía de vida y empresarial que le sirvió para edificar una empresa que maneja cerca de 100 marcas con más de nueve mil productos, que se distribuyen en aproximadamente 58 mil rutas y una plantilla mundial que asciende a más de 152 mil trabajadores.
Descanse en paz, Roberto Servitje.
Restando… Dignity Act: entre la compasión y la legalidad
Con un Congreso polarizado y una sociedad cada vez más dividida, en Estados Unidos hay legisladores quienes siguen buscando salidas humanitarias para el problema de la migración. Tal es el caso de la congresista María Elvira Salazar, de filiación republicana por Florida, y su par demócrata, Veronica Escobar, de Texas, quienes, en un extraño caso de solución bipartidista están promoviendo la llamada Dignity Act (Dignity for immigrants while Guarding our Nation to Ignite and Deliver the American Dream Act).
Esta iniciativa, que ofrece resolver de manera práctica la crisis migratoria, combina dos elementos tradicionalmente antagónicos: un control migratorio más estricto y una regularización con dignidad. De una parte fortalece la frontera con medidas como E-verify obligatorio, infraestructura tecnológica y sanciones más enérgicas para los infractores y, por otra, ofrece un Programa de Dignidad de siete años para migrantes sin estatus legal, siempre y cuando cumplan con condiciones estrictas como multas de hasta siete mil dólares, seguro médico, impuestos en orden y trabajo y estudios certificados.
La buena noticia es que abre una vía de legalización para los Dreamers y jóvenes amparados por DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), bajo criterios, eso sí, muy condicionados, pero una ventana al fin después de tantos años de hostigamiento.
Resulta curioso que el mayor apoyo para esta iniciativa provenga de sectores tradicionalmente conservadores como líderes religiosos (tanto evangélicos como católicos), así como la Cámara de Comercio de Estados Unidos que encuentran en la Dignity Act un punto de equilibrio que frena la deportación masiva pero que condena la amnistía abierta. Los intereses por supuesto son muy distintos, los sacerdotes y pastores apelan a principios éticos y morales como la compasión y justicia, mientras que el sector privado tiene puesto el ojo en la mano de obra barata y calificada.
Cualquier avance legislativo necesariamente tendrá que pasar por el escritorio del presidente Donald Trump, quien en el último de los casos tiene facultad de veto y es ahí en donde podía esfumarse cualquier posibilidad de avance. El historial migratorio del mandatario y su reciente “Big Beautiful Bill” hacen suponer que podría parecerle en extremo permisiva.
La Dignity Act no representa una solución definitiva pero hoy por hoy es la única propuesta viable que intenta cerrar la brecha entre el mar de normas legales y un planteamiento humanitario. Seguir la ruta actual terminará por perpetuar un sistema disfuncional que tarde o temprano habra de reventar irremediablemente.
Multiplicando… Carreteras: comunicar personas, conservar el planeta
Construir carreteras en México es un auténtico desafío por los numerosos factores que lo rodean: las características geográficas y climáticas, los factores sociales y el financiamiento, por mencionar algunos. Pocos proyectos son tan retadores para un ingeniero civil como el construir una carretera, exigiéndole conocimientos técnicos, de planeación, capacidad de negociación, sensibilidad social y mucha creatividad.
Actualmente, la ingeniería civil tiene una visión más humana y responsable, con un enfoque de equidad, accesibilidad y sostenibilidad. En el caso de la ingeniería vial, el bienestar y la seguridad de las personas son prioritarios, entendiendo por ellas no sólo los usuarios de las carreteras, sino, y principalmente, quienes habitan las comunidades cercanas a ellas.
Los pasados jueves y viernes, Pachuca fue sede de un encuentro de ingenieros y otros profesionales y empresarios nacionales e internacionales ligados a la industria carretera. Se trató del XIV Seminario de Ingeniería Vial 2025: Comunicando personas, conservando el planeta”, organzado por la Asociación Mexicana de Ingeniería de Vías Terrestres, A.C. (AMIVTAC), que preside Juan José Orozco y Orozco, y en cuya inauguración contó con la presencia del gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca; de Juan Carlos Fuentes Orrala, subsecretario de Infraestructura, y Tania Carro Toledo, subsecretaria de Comunicaciones, ambos de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT); así como de Carlo Emmanuel Benítez Ojeda, coordinador de Centros SICT, entre otros funcionarios federales y estatales.
En su intervención, Juan Carlos Fuentes Orrala, subsecretario de Infraestructura de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), fue enfático en que la visión de la actual administración es clara: contar con una red de carreteras moderna, resiliente y al servicio de las personas y del medio ambiente. Es por ello que en el seminario se abordaron temas como movilidad sostenible e inclusiva; la implementación de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial; infraestructura resiliente e innovación tecnológica; y gobernanza, financiamiento y planeación estratégica.
Algunas conclusiones del Seminario de la AMIVTAC fueron: usar nuevas tecnologías para mejorar la movilidad, seguridad, sostenibilidad y mantenimiento de las vías terrestres; priorizar la movilidad de grupos vulnerables, el transporte público y no motorizado; y la necesidad de vialidades seguras, confiables y bien señalizadas para usuarios y el creciente uso a nivel mundial de vehículos autónomos.