OPINIÓN DANIEL JABOCO

Deportaciones: La otra guerra de Trump

En el caso de mexicanos, de acuerdo con cifras del gobierno de México, de enero a mayo de este 2025 suman un total de 56,300 deportados.

Después de mayo, ese número comenzó a descender los meses subsecuentes.
Después de mayo, ese número comenzó a descender los meses subsecuentes.Créditos: EFE.
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El 5 de marzo de 2023, Donald Trump anunció que usaría todos los recursos estatales, locales, federales y militares necesarios para llevar a cabo la mayor deportación en la historia de los Estados Unidos. ¿Lo está logrando?

El miedo y la rabia son dos sentimientos que han permeado a los estadounidenses en los últimos días tras las redadas migratorias llevadas a cabo por el gobierno de Donald Trump, que tienen como fin cumplir sus palabras del 2023.

Pero, ¿qué dicen los números? 

Ni más ni menos que su antecesor: en lo que va del año fiscal (octubre de 2024 a junio de 2025), el número de personas deportadas ronda las 207 mil; en comparación, durante el último año fiscal de Biden (octubre de 2023 a septiembre de 2024), las deportaciones sumaron 271,484. 

Es decir, van a un ritmo muy similar.

EFE.

En el caso de mexicanos, de acuerdo con cifras del gobierno de México, de enero a mayo de este 2025 suman un total de 56,300 deportados; en el mismo periodo del año pasado, bajo el gobierno de Biden, fueron 81,946 mexicanos deportados.

¿Cómo entender esto? ¿Cómo es posible que aunque en el discurso Donald Trump sea mucho más agresivo, en los hechos, Joe Biden luce como un presidente más antiinmigración?

La respuesta a todo, siempre, es el contexto.

Durante los últimos dos años de Joe Biden como presidente, hubo dos factores que jugaron en su contra, por decirlo de alguna manera, en materia migratoria: la pandemia de Covid-19 y la amenaza de Trump.

Biden heredó de Trump la implementación del Título 42, un programa que permitía la expulsión rápida de personas que cruzaban la frontera sin autorización, con el argumento de que representaban un riesgo en materia sanitaria.

Este programa se mantuvo durante los dos primeros años del gobierno de Biden, llegando a un estimado de más de 2.4 millones de expulsiones.

Pero una vez que terminó el programa, el número de deportaciones se mantuvo por encima de las 50 mil al mes hacia el último año de Biden. ¿Por qué?

Esto tiene que ver con el número de personas que buscaron llegar a Estados Unidos: desde 2022 hasta mediados de mayo del 2024, hubo 150,000 cruces fronterizos mensuales en promedio.

Después de mayo, ese número comenzó a descender los meses subsecuentes. 

¿Qué cambió? La amenaza del regreso de Donald Trump.

En los últimos meses de gobierno, Biden implementó medidas migratorias más duras: si aumentaba el número de cruces fronterizos, quienes cruzaran ilegalmente no serían elegibles para solicitar asilo y serían sujetos a deportación acelerada.

Esto desaceleró el número de cruces en la frontera, pasando de esos 150 mil cruces mensuales a unos 100 mil. Toda vez que Trump asumió el cargo, ese número cayó hasta los 11 mil en promedio.

Por lo tanto, a menos cruces ilegales, menos deportaciones expeditas.

Pero eso no es todo, esto también ha llevado a que ICE tenga un rol mayor que CBP en esta administración.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) son agencias del Departamento de Seguridad Nacional que se encargan de aplicar la ley en materia migratoria.

CBP lo hace en las fronteras y puertos, mientras que ICE lo hace al interior del país.

De acuerdo con las propias cifras de ICE, los arrestos llevados a cabo por esta corporación han incrementado proporcionalmente a la par de la disminución de los arrestos hechos por CBP.

Es decir, CBP arresta y deporta menos, porque el discurso de Trump fue efectivo en la frontera; cada vez menos gente busca llegar a los Estados Unidos.

Mientras que ICE trabaja más, llevando a cabo las infames redadas; sin embargo, el número de deportaciones no ha sido el esperado por el gobierno de Trump porque un arresto no se traduce en deportación automática, sino en un proceso judicial que puede tardar semanas, meses o años y no necesariamente culminar en una deportación.

Y no solo se trata de números, sino de miles de historias de personas que buscan una oportunidad mejor y que trabajan día con día por ella, mientras que el “éxito” de un hombre en el poder, dependerá de la fortaleza institucional del país, sea para bien o para mal.