“Bienvenida a mi mundo, Princesa de Poder (“PRINCESS OF POWER”)”, canta Marina a ella misma y a los viajeros perdidos que llegaron a los pies de su castillo. Aislada en su torre de soledad y decepción, Marina comienza su aventura; desea recuperar el poder que por años encerró (como ella), en sus entrañas. Busca compañeros puros, con el mismo ímpetu por encontrarse, defenderse y amarse. Ser princesas, reinas y líderes de su corazón, mente y cuerpo; ahí late su poder, nuestro poder.
MARINA regresa con su sexto álbum de estudio “PRINCESS OF POWER”, en el que a través de 13 canciones manifiesta los sentimientos que le hacen falta: libertad, control y poder; todos bajo su propia definición de amor.
Tras años en la torre, como un capullo, Marina renace como una mariposa, “BUTTERFLY”. La energía de su pecho se ha renovado, como sus alas y sus deseos de volar lejos del hastío. Su voz brilla en el bamboleo de su rango vocal: se eleva y baja, según el compás del viento y los colores de su aleteo. La música la envuelve con su brisa de euforia; le recupera el impulso que le habían apagado. Le dice adiós a las voces que la contuvieron (incluida la suya); recupera la fuerza y continúa su vuelo.
Hace poco, Marina fue diagnosticada con Síndrome de Fatiga Crónica; su cuerpo pierde energía sin aviso y sus músculos se rinden en dolor. La música y las letras son el superpoder que la empodera en su día a día, el cual enarbola con orgullo en “CUNTISSIMO”. Marina llama a las mujeres que admira, como Salma Hayek y Sophie Loren, para que intercedan por ella en este periodo de crecimiento, cuando su energía flaquea. A sus 39 años, reflexiona sobre el valor absurdo del espectáculo hacia la juventud; desea las mismas virtudes que se le dan a los hombres maduros, porque ella también es sabia y poderosa; critica el escrutinio constante del patriarcado hacia las mujeres desde adolescentes, y lanza un manifiesto de poder, tanto a sus coetáneas como a las mujeres de la gen Z, para que sientan por un momento la libertad de ser dueñas de su cuerpo y futuro. “Tu energía es preciosa”, cuídala.
En “EVERYBODY KNOWS I’M SAD” encontramos el motivo de su reclusión en la torre. Proteger tu energía a veces significa separarse del mundo; eliminar las relaciones que te corroen y consumen; trabajar en aquello que te llena; vivir por quienes merecen y engrandecen tu energía. Aunque la tristeza acecha en la soledad, la paz brilla en el silencio. Marina celebra esa tristeza pacífica con un beat dance que arrulla con el coro de las voces en su cabeza.
Es el momento de brillar, de salir a bailar, de tomar el control por primera o última vez. ¡Ja! Control, una ilusión que desbarata la vida y el tiempo. Marina lo sabe y busca otro tipo de poder, uno basado en su propia visión de amor, de vulnerabilidad y fuerza ante la tristeza: el poder de bailar sin ser juzgada, sin pudor, sin miedo; el poder de gritar “I <3 YOU” al amante del presente sin pensar en el futuro. La aventura de la princesa no ha terminado. La torre sigue ahí, pero el horizonte es eterno y su poder inmenso.
