HÉCTOR ZAGAL

Si Platón viviera, no tendría INE

México no está solo. Soplan vientos autoritarios en todo el mundo. Y, como advirtió Platón, cuando la libertad se convierte en desorden, el deseo de orden puede abrir la puerta al despotismo.

Como advirtió Platón, cuando la libertad se convierte en desorden, el deseo de orden puede abrir la puerta al despotismo.
Como advirtió Platón, cuando la libertad se convierte en desorden, el deseo de orden puede abrir la puerta al despotismo.Créditos: Pixabay.com
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Se atribuye a Churchill la frase: “La democracia es el peor sistema de gobierno, con excepción de todos los demás.” Y, sin embargo, la historia de la humanidad ha vivido muy pocos años verdaderamente democráticos. En algunas ciudades-Estado de la antigua Grecia se practicó una forma de democracia participativa, donde incluso algunos cargos públicos se asignaban por sorteo.

Platón, testigo de ese experimento, lo criticó con dureza. Algunos consideran a este filófofo como un proto-fascista, pues consideraba que la democracia promovía una libertad sin límites, una libertad anárquica, y arguía que no cualquiera está capacitado para gobernar. Para ilustrarlo, recurría a una metáfora sencilla pero contundente: sería absurdo —decía— elegir al piloto de una nave por sorteo entre los marineros. Y tanto más absurdo es elegir dar el gobierno de la comunidad política al ignorante que ganó en una tómbola el puesto público.

Además, Platón observó que muchos regímenes democráticos tendían a degenerar en tiranías. El demagogo, experto en halagar y atemorizar, asustaba a los pobres con el fantasma del regreso de los oligarcas,  de manera que concentraba poder en su persona y terminaba erigiéndose en tirano.

Platón era, al fin y al cabo, un aristócrata en el sentido más literal del término: creía que el poder debía estar en manos de los mejores, de los virtuosos y sabios. En cambio, su discípulo Aristóteles fue más benévolo con la democracia. Aunque la consideraba una forma desviada de gobierno —como la tiranía o la oligarquía—, le reconocía ciertas virtudes. Para Aristóteles, la tiranía era el gobierno de uno en beneficio propio; la oligarquía, el gobierno de pocos en favor de los ricos; y la democracia, el gobierno de los pobres en beneficio de los pobres, desatendiendo a los demás. Pero, a diferencia de su maestro, reconocía que en la democracia al menos se beneficiaba la mayoría, y que la participación de muchas personas podía conducir a mejores soluciones. Muchas cabezas —sostenía— piensan mejor que una sola.

La forma de gobierno que Aristóteles consideraba óptima era la república (politeia): el gobierno de la mayoría en beneficio de todos los ciudadanos, no de un grupo. Una comunidad política donde se busca el bien común, y no el interés particular de una clase social.

En México, algunas encuestas parecen sugerir que no somos especialmente afectos a la democracia. Según el Latinobarómetro 2020, solo el 37% de los mexicanos considera que “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”, mientras que un preocupante 30% acepta que “a veces un gobierno autoritario puede ser preferible” si resuelve los problemas del país. En ese mismo estudio, el 63% de los encuestados mexicanos dijo estar insatisfecho con el funcionamiento de la democracia (Latinobarómetro, 2020).

Por su parte, la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI 2020) del INEGI reveló que más del 70% de los ciudadanos desconfía de los partidos políticos, diputados y senadores, y apenas un 26% asocia la democracia con el cumplimiento de la ley.

México no está solo. Soplan vientos autoritarios en todo el mundo. Y, como advirtió Platón, cuando la libertad se convierte en desorden, el deseo de orden puede abrir la puerta al despotismo. La lección de Aristóteles, sin embargo, nos recuerda que una democracia puede ser imperfecta, sí, pero también reformable y orientada al bien común, si está guiada por la prudencia, la virtud y la participación activa de los ciudadanos.

Quizá, lo que a mi me asusta  de la democracia es aquella frase que se repite en los cafés: “Democracia es cuando dos lobos y una oveja votan qué hay para cenar”.

(Héctor Zagal, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana, y Emilio Montes de Oca, coautores de este artículo, conducen el programa “El Banquete del Dr. Zagal” en MVS 102.5 todos los sábados a las 17:00)