Pareciera que los amagos de Donald Trump, lejos de perjudicarle, han beneficiado la imagen y la popularidad de la presidenta Claudia Sheinbaum, tanto a nivel nacional como mundial, al impulsarla como una líder nata y una gran estadista.
Previo a lanzar un nuevo petardo, ahora por el tema del Río Bravo al asegurar que México ha incumplido el Tratado de Aguas de 1944 adeudándole más de mil 600 millones de metros cúbicos a Texas, el mandatario estadounidense aseguró que la jefa de Estado mexicana es “una mujer fantástica y muy buena. Hemos tenido muchas conversaciones, es muy elegante”, dijo.
La tónica de Trump para adular a Sheinbaum no ha sido la única a nivel internacional ya que gobernantes como Emmanuel Macron, presidente de Francia, durante la reunión del G20, en señal de respeto y cortesía, se inclinó para besarle la mano, o Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia, quien en su visita al Senado mexicano se refirió a la mandataria como “la presidenta de las mujeres latinoamericanas”.
Y qué decir de personajes de la farándula mundial como la actriz y activista Fran Drescher, conocida en los años 80 por su papel como la “Nana Fine”, quien en su visita a la Embajada de México en Estados Unidos, se declaró fan de Sheinbaum Pardo, o la vocalista del grupo de rock alternativo Garbage, Shirley Manson, quien al dirigirse al público en un concierto celebrado en Monterrey, expresó su apoyo hacia la presidenta.
En México, pese a lo que pudiera decir la oposición, diversas encuestas le han dado desde el 67 hasta el 85 por ciento de popularidad, la cual se ha incrementado de manera relevante desde que inició el tema de los aranceles.
Hasta la herramienta de Inteligencia Artificial de X, Grok, respondió a pregunta expresa del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que “Sheinbaum” era la presidenta más popular del mundo, muy parecido a lo que señala Morning Consult, empresa estadounidense de inteligencia empresarial, que la ubica entre los dos líderes más aprobados en sus países, junto con Narendra Modi de la India, quien cuenta con 75 por ciento de aceptación.
Cuando parecía sumamente difícil superar la popularidad de su predecesor Andrés Manuel López Obrador, quien en los últimos años representó al más fuerte líder populista y nacionalista de las últimas décadas en nuestro país, Claudia Sheinbaum, en menos de seis meses, ha logrado posicionarse como la líder política que México necesita.
Tiempo de mujeres.
Multiplicando… Construir caminos con la gente, no sobre ella
Uno de los problemas que se enfrentan en la construcción de carreteras y ferrocarriles, son los relacionados con las inconformidades, resistencias y demandas de las comunidades para la liberación de los derechos de vía, la franja de terreno utilizada para construir, conservar, proteger y ampliar las vías de comunicación. Se trata de una de las principales causas por las que los proyectos se retrasan, elevan sus costos, queden parados o, incluso, que no se realicen.
Para abordar la problemática y sus soluciones, la Asociación Mexicana de Ingeniería de Vías Terrestres (AMIVTAC), que preside Juan José Orozco y Orozco, organizó el “Seminario de derechos en consulta indígena y liberación de derecho de vía aplicados a las vías terrestres”.
En la inauguración, fue propio Juan José Orozco, quien planteó una realidad: “los pueblos indígenas no han sido tomados en cuenta en los procesos de desarrollo de vías de comunicación de la manera que debe ser ya que, muchas veces se han definido rutas sin considerar su opinión, su vínculo con la tierra, su cosmovisión y su cultura”, atribuible a una falla estructural que limita la legitimidad y la viabilidad de los proyectos.
De ahí la importancia, a decir del presidente de la principal organización de ingenieros carreteros en México, es que el factor social se considere desde las etapas de planeación, no menospreciándolo ni viéndolo como un estorbo, sino siempre haciendo y respetando acuerdos con los dueños originales de la tierra, pues hoy en día “para que la infraestructura de transporte sea realmente sostenible, debe ser construida con la gente, no sobre la gente”, dijo.
“No basta con que una carretera sea eficiente o moderna, debe ser justa, inclusiva, debe ser aceptada por quienes habrán de convivir con ella”, subrayó el ingeniero carretero. “Es por eso que el proceso de consulta indígena y la liberación de derecho de vía, no sólo son cuestiones que se deben cumplir por obligación, sino que son oportunidades para fortalecer la confianza, crear consenso y garantizar la sostenibilidad social de las obras”, concluyó Orozco.
Restando… T-MEC: el Tratado en la mira
Acostumbrado a alimentarse en el conflicto y una vez que se abrió una pausa arancelaria con la mayor parte de los países del globo, no es difícil que durante los próximas semanas Donald Trump vuelva a emplazar sus baterías, de nueva cuenta, apuntando hacia el USMCA o T-MEC, como se le conoce en México.
La afirmación no es gratuita, los primeros síntomas se manifestaron hace unos días cuando ante el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, el representante comercial, Jamieson Greer, se lamentó acremente de la fuerte discriminación de la que son objeto las empresas estadounidenses dentro del acuerdo comercial, insistiendo una vez más en la Reforma Energética, que favorece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), en detrimento de las compañías privadas, particularmente las que generan energías renovables creando un entorno incierto para las inversionistas.
El caso de las importaciones de maíz transgénico sigue siendo motivo de preocupación, pese a que la Unión Americana obtuvo un fallo favorable en el marco del propio T-MEC. Lo cierto es que la desconfianza cunde entre las autoridades del norte quienes perciben prácticas comerciales desleales sobre todo luego de que se aprobara en México una reforma constitucional para prohibir la siembra del grano genéticamente modificado.
En materia laboral tampoco las diferencias son pocas. El Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR) recibió a lo largo del año pasado 13 nuevas quejas y abrió cinco paneles para resolución de controversias en los sectores de la manufactura, autopartes y minería, todas ellas contra México.
Para Trump el T-MEC ha sido “un desastre”, y lo acusa del cierre de muchas plantas con la consecuente pérdida de puestos de trabajo. Si en sus manos estuviera adelantaría la revisión del acuerdo programada para 2026, una revisión que empieza a sonar más a una renegociación dada la fuerte crisis comercial desatada por el empresario.
Por contrario, para México es fundamental no solo mantener el acuerdo sino reforzarlo. Nuestro país es el principal exportador a Estados Unidos con envíos que superan los 505 mil millones de dólares. Representa la posibilidad de armar un bloque sólido para enfrentar el ímpetu de las importaciones asiáticas. Aunque sin aceptarlo públicamente, Trump sabe que necesita de sus socios para enfrentar los fuertes embates del exterior luego que declarara la guerra comercial a nivel global, tal vez por eso los excluyó de la larga lista de naciones que a la vuelta de tres meses habrán de enfrentar de nueva cuenta la andanada arancelaria impuesta desde la Casa Blanca.
Mientras el caos reina en el exterior, México está buscando la manera de explotar sus potenciales. El jueves la presidenta Claudia Sheinbaum hablaba de asesorar a las industrias que tenían el estatus de “nación más favorecida” para que sus productos pueden formar parte del T-MEC y así paliar los embates de una guerra que a nadie le conviene.