El telón rubí se abre. Jennie se asoma, se observa en el escenario, mira al público, sonríe. Comienza su obra, la reflexión de su vida hasta ahora, su retorno de Saturno. Su nombre es Jennie Ruby Jane, una mujer entera con distintas facetas, pero misma seguridad; una chica que actúa entre el coreano y el inglés; que vive a su manera con la seguridad de que su huella perdura. Ruby se adueña del escenario y lo hace “like JENNIE”.
Al igual que sus compañeras de Black Pink, Rosé, Jisoo y Lisa, por fin, Jennie lanza su álbum debut solista, “Ruby”, en el que a través de 15 canciones, logra concretar una imagen propia, que brilla por encima de sus colegas.
Jennie comparte el escenario con varios artistas invitados, que realzan y aportan a la intención de Ruby. En “ExtraL”, la estrella de Tampa, Doechii, se une a la marcha femenina de Jennie; juntas declaran un mensaje contundente de empoderamiento y autoestima a sus seguidoras. Entre amigas, pueden liderar con éxito ya sea su banda, su empresa o simplemente su vida.
De igual forma, en “Mantra”, Jennie continúa su mensaje de independencia femenina: “las chicas lindas no hacen drama, a menos que quieran”. Sabe que la inseguridad y el miedo late en todos, por ello, adopta un personaje californiano para disfrazarlo. Ruby repite la frase sobre una base plástica, para que en algún momento las palabras se conviertan en el vestido diario de Jennie: una meditación pop de fuerza y amor propio.
La mente de Jennie se mantiene firme, como un templo ancestral contra los embates del tiempo. En “ZEN”, su voz se mantiene fuerte ante los golpes y cambios incesantes del beat, como las fisuras dentro de su mente. Los fragmentos de su personalidad se unen bajo un estado de tranquilidad; las dudas se convierten en botas de combate para mantener la estabilidad. Imperturbable, sus ojos observan el pasado y el futuro: Jennie sigue siendo la misma, con su misma voz y presencia.
Sin embargo, su historia también ha sufrido pérdida y dolor. En “twin”, desnuda su corazón con una balada para despedir un amor pasado. Las palabras de su carta se desprenden en el aire con el adiós de su mano; dejar ir es parte de crecer. Su voz tintinea como una estrella que pulsa mientras se aleja poco a poco hacia la eternidad.
La obra de Ruby pretende reflexionar sobre sus experiencias pero acercarlas a un sentimiento común entre sus seguidores. En “Filter”, Jennie critica a la industra del k-pop que le ha exigido ocultar sus imperfecciones; en cambio, se enorgullece de sus “defectos”, de su look recién despierta, de su cuerpo sin filtros. Canta un mensaje de amor frente al espejo; se balancea en un sube y baja de inseguridad, entre ritmos quebrados y constantes.
A casi una década de su debut, Rosé, Jisoo, Lisa y Jennie se han ganado la independencia de mostrarse según su personalidad. Cada proyecto mostró una cara distinta a la de Black Pink, con sus respectivos matices, aciertos y fallas. Aún queda mucho Black Pink para 2025 con una próxima gira mundial, la cual seguro estará nutrida por las historias individuales de las chicas. Mientras tanto, Jennie logró crear un personaje redondo que conectó más con su público y, sobre todo, con ella misma. Por ahora, el telón de Ruby se cierra y la obra de Jennie continúa.