HÉCTOR ZAGAL

Agua pasa por mi casa

El ser humano bebe alrededor de 2 litros de agua al día, 730 litros al año y 54 mil 750 litros en una vida de 80 años.

El ser humano bebe alrededor de 2 litros de agua al día, 730 litros al año y 54 ml 750 litros en una vida de 80 años.
El ser humano bebe alrededor de 2 litros de agua al día, 730 litros al año y 54 ml 750 litros en una vida de 80 años. Créditos: Foto: Especial
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¿Cuánto estarían dispuestos a pagar por una botella de agua potable? Para que no se quejen de lo caro que venden el agua afuera de las canchas de fútbol, aquí les va este dato: ¿qué les parece una botellita de ¾ de litro por 1 millón 195 mil pesos? ¡Bara! ¡Bara!

El agua proviene de las islas Fiyi y Francia, y la botella es más bonita que un envase de PET. Fue diseñada por Fernando Altamirano, quien la recubrió con oro de 24 quilates. Se llama Acqua di Cristallo Tributo a Modigliani, aunque todavía no la venden en los Oxxo. Lo que no sé es si esta agua quita la sed mejor que la de marca libre del súper. ¿Y si hacemos la prueba este 22 de marzo, Día Mundial del Agua?

El ser humano bebe alrededor de 2 litros de agua al día, 730 litros al año y 54 mil 750 litros en una vida de 80 años. Una pipa de agua puede cargar unos 60 mil litros, es decir, con una sola podríamos hidratarnos toda la vida.

Claro que la cantidad varía según el clima, la edad y la profesión. No es lo mismo trabajar en la construcción en un clima semidesértico que ser profesor de bachillerato en un clima templado. El primero requiere entre 4 y 5 litros diarios, mientras que un profesor necesita solo 2 litros, aunque con unas gotas de ansiolítico para calmar los nervios al final del día.

Pero no solo las botellas de agua son diferentes. Aunque decimos que el agua pura es “insabora” (insípida), en realidad sí tiene sabor propio; solo que los seres humanos no podemos percibirlo. Por eso la usamos para limpiar el paladar, para reiniciar el gusto, por así decirlo.

Desde hace siglos, sin embargo, apreciamos el agua mineral natural. Contiene calcio, magnesio, sodio y sulfatos, e incluso burbujas de dióxido de carbono, que suele provenir de la actividad volcánica del subsuelo.

Estos manantiales han sido valorados desde el siglo XVIII, cuando se puso de moda beber y bañarse en ellos. En el centro de México, los manantiales de Tehuacán, Puebla, fueron tan famosos que entre los chilangos "Tehuacán" y "agua mineral" eran sinónimos.

En Nuevo León, es famosa el agua de los manantiales de Topo Chico. Si beben auténtica agua de Tehuacán, notarán que su sabor es más mineral y fuerte, mientras que la auténtica agua de Topo Chico es más suave y con gas natural, de burbujas ligeras y persistentes. Creo que el agua de Topo Chico es mejor para preparar cócteles, mientras que la de Tehuacán se disfruta más sola.

Lamentablemente, los manantiales de estas regiones enfrentan estrés hídrico, y buena parte del agua mineral que bebemos en México está artificialmente mineralizada y gasificada.

En Europa, son famosos los manantiales de Evian y Perrier en Francia, Vichy en España y San Pellegrino en Italia. A mí me gusta el agua de Vichy, porque tiene un sabor muy alcalino, lo que la hizo muy apreciada para mejorar la digestión.

¿Han probado el agua de barro? No, no me refiero al agua con lodo que sirven en algunos establecimientos de dudosa reputación. Me refiero a una bebida deliciosa y tradicional en México. Mi abuela me la servía con frecuencia. Se prepara guardando agua en un botellón o una jarra de barro poroso, sin esmaltar. Se deja reposar en un lugar fresco durante un día, y luego se bebe. ¿La han probado?

Ahora que, aquí entre nos, a mí me parece que el agua mineral de mala calidad mejora notoriamente con un chorrito de whisky.

(Héctor Zagal, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana, y Emilio “Fresko” Montes de Oca, coautores de este artículo, conducen el programa “El Banquete del Dr. Zagal” en MVS 102.5)
 

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