OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

Cháirez y el pincel sicalíptico

Su provocador trazo y pincel son motivo de censura, provocación, polémica y para algunos sectores de la población.

Cháirez expresa, al estilo de los pintores del barroco, una narrativa sicalíptica que no requiere de explicaciones o descripciones.
Cháirez expresa, al estilo de los pintores del barroco, una narrativa sicalíptica que no requiere de explicaciones o descripciones.Créditos: Pixabay
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El artista plástico de origen chiapaneco, Fabian Cháirez, la ha vuelto a montar. Su provocador trazo y pincel son motivo de censura, provocación, polémica y para algunos sectores de la población de rechazo e incluso de manifestaciones de censura y denuncia de su trabajo, como es el caso de la reciente exposición La Venida del Señor, una pequeña muestra de nueve óleos realizados entre 2018 y 2023 donde evoca los diversos destinos del éxtasis y el erotismo con sotana.

Cháirez expresa al estilo de los pintores del barroco una narrativa sicalíptica –como eran  clasificados en los años 20 del siglo pasado, los espectáculos y publicaciones de corte erótico, pícaro o procaz– que no requiere de explicaciones o descripciones ninguno de estos nueve óleos y, lanza cual flecha flamígera, más preguntas al espectador sobre los conceptos éticos de la fe, el cuerpo, el género, la raza, la diversidad sexual en un entorno o cobijado bajo el simbolismo religioso del éxtasis.

Las reacciones que ha provocado su exposición por parte de sectores conservadores de la sociedad, de asociaciones y grupos religiosos como es el caso de la Asociación de abogados cristianos (AAC) quien ha interpuesto una denuncia bajo el argumento de cristianofobia nos advierte que estamos ante una conducta similar a la que ocurría hace un siglo ante los destapes del cuerpo y la metrópolis con el cine y el teatro de revista, pero ahora parece tener otro ingrediente en esta expresión de censura católica: acallar las deudas pendientes con las víctimas de pederastas religiosos en nuestro país.

¿Podemos pensar en La Venida del Señor como un acto denunciativo de la deuda moral y civil que tiene la institución religiosa en México de los muchos casos denunciados de abuso y violencia sexual de pederasta de religiosos cometidos a niños y niñas en instituciones dirigidas por órdenes de fe?

El silencio ha sido el peor cómplice moral con que la sociedad ha respondido a estos terribles y dolorosos casos aún sin esclarecer. Fabián Cháirez es muy probable que no quiere ser el justiciero de las causas silenciadas a nombre de Dios, pero su reunión de nueve obras revive la memoria, alimenta la justicia, la reflexión y provoca a la censura, la homofobia, la discriminación sistémica de la iglesia a la diversidad.

El descaro con que Cháirez nos muestra a mujeres y hombres con hábito en posturas, situaciones, evocaciones y expresiones de éxtasis rodeados de las iconografías del barroco religioso no admiten dudas ni distracciones.

Quieren provocar las reacciones que ha logrado: el gusto y el castigo, la censura y la discusión, el rechazo y el aplauso, la condena y la resistencia, la mirada sicalíptica y la ceguera juiciosa. Inadvertida no ha sido esta exposición como tampoco puede serlo la oportunidad de una profunda reflexión del poder y el cuerpo-deseo desde las instituciones que marquen un nuevo paradigma en la construcción del discurso incluyente sin negociaciones, del Respeto a las libertades de expresión, las disidencias, la ética, la justicia de la Iglesia donde quepamos todos las personas sin importar las identidades sexo-genéricas, ideológicas o de raza.

La exposición La Venida del Señor no puede quedarse como una escandalosa e irreverente muestra plástica, inmoral y sugerente provocación a la iconografía religiosa católica sino como una ventana para una seria y profunda discusión sobre el emergente orden del sentido del cuerpo, el deseo y la fe.

Abramos la discusión: @salmazan71