Una orquesta electrónica despierta a The Weeknd en “el otro lado”. Se levanta del purgatorio, como un zombie al ritmo de un “Thriller” actualizado, pero en una tierra de luz cegadora. Su voz se escucha como los restos de un grito ahogado desde ese “más allá”. Camina sin miedo por el sendero final hacia el renacimiento.
Abel Tesfaye presenta “Hurry Up Tomorrow”, su sexto y último álbum bajo el nombre artístico de The Weeknd. Esta historia de 22 canciones y casi hora y media de duración pone fin a la trilogía que inició en 2020 con “After Hours” y continuó en 2022 con “Dawn FM”.
En septiembre de 2022, The Weeknd perdió la voz a minutos de haber iniciado un concierto, por lo que tuvo que cancelarlo. Aquel suceso le dejaría un trauma: el talento que lo hacía invencible lo había abandonado. En “Cry For Me”, Abel canta a la mujer-fama que lo ha matado un poco noche con noche; le pregunta simplemente “¿llorarás por mí cuando no esté?”, pero la respuesta queda pendiente. The Weeknd implora clemencia, mientras siente cómo se desvanece en soledad, con la ilusión de que la posteridad lo mantenga vivo a través de sus canciones.
Su tragedia pública, lo llevó a la inseguridad y soledad de su cuarto de grabación, pero expandió aún más su curiosidad por la experimentación. En “São Paulo”, recluta a Anitta para que lo infecte de funk brasileño. En contraste a los beats nasty, Abel mantiene su cadencia suave y reflexiva, como un guardián oscuro de tornamesa; se ha rendido al dolor y al placer. Solo quiere que estos cinco minutos terminen pronto, aunque a nadie le importen sus deseos.
Por un momento, The Weeknd se acerca a este plano para revisitar sus inicios como artista desde las calles de Toronto. Acompañado de Playboy Carti, en “Timeless”, acepta ese pasado como causa fundamental de su éxito, pero jamás lo celebra, pues tuvo pérdidas que le dejaron marcas en la piel. Lo mantiene real; la carga de la fama solo la soportan quienes se convierten en eternos, fuera de su persona y pasado.
Bajo la túnica y máscara de The Weeknd, Abel vivió y sufrió el éxito. Creó toda una dimensión en la cual murió y vivió mil veces, en busca de redención, ya fuera por amor, lujuria o simple placer. Dejó símbolos musicales y enigmas escondidos entre sus letras. Por ejemplo, en “Open Hearts”, referencia tanto a su propia trilogía como a sus grandes influencias e inspiraciones, como Daft Punk y Giorgio Moroder. Ese teclado ochentero, transporta a Abel al pasado de una historia alterna, donde The Weeknd (re)vive y (re) muere eternamente.
Luego de 14 años, la muerte por fin alcanzó a The Weeknd. Con “Hurry Up Tomorrow” cierra el círculo perfecto de su vida; con el hilo de una nota, conecta el mañana inalcanzable con la primera canción de su historia, “High For This” de 2011. Abel despide al uróboro de su alter ego; reflexiona sobre los errores y éxitos que lo trajeron a este punto; lo deja en su condena eterna de gloria, destrucción y renacimiento. Abel se desprende de la pesada máscara de la fama, para buscar el camino de su propio nombre e identidad; quizá encuentre un mañana más brillante que el paraíso neón de su compañero.