Qué fácil es vivir en los tiempos de internet: tenemos toda la información a la mano, casi siempre de forma gratuita y todo a un solo click.
Pero, ¿quién está detrás de eso que leemos?
Un estudio reciente de la firma de marketing digital Graphite reveló que más del 50% de los nuevos artículos en la web están siendo generados por inteligencia artificial.
Este estudio genera dos vertientes: por un lado, lo eficiente que es el uso de la IA para generar contenidos que no necesitan, digámoslo así, mayor verificación, ya que se trata de guías prácticas, publicaciones de estilo de vida, reseñas y explicaciones de productos.
Pero, por otro lado, parece que la facilidad de la IA para generar estos contenidos, apunta a la desaparición de plazas de esos redactores que dedicaban su tiempo y esfuerzo al mismo trabajo.
Porque como lector, ¿nos importa realmente quién está detrás de eso que leemos?
Ahí está el ejemplo de Wikipedia; que lo edita quien quiera mientras la información esté sustentada, documentada y citada.
Y aunque el estudio aborda la delgada línea entre el auge de la IA y la aparente próxima desaparición de la escritura humana, hay un énfasis considerable: la inteligencia artificial no sustituye -por ahora- la creatividad.
Porque no es lo mismo redactar una guía práctica o el resumen de un producto, que escribir una historia que involucre personajes, sus emociones y evolución.
Sí, la IA hoy puede hacerlo, pero perdiendo la esencia del estilo propio para expresar algo y/o para atrapar a alguien.
Ojo, que en esas andamos.
Pero también sirve como señal para el lector de que quizá haya que ser más estrictos con verificar qué leemos, de dónde lo leemos y, lo más importante: quién rayos escribió eso que leemos.