El Autódromo Hermanos Rodríguez abre sus puertas un año más. Han pasado 15 años desde la primera edición del Corona Capital, en el que se presentaron Interpol y Pixies como headliners. Desde entonces, el festival ha crecido en cuanto a días, asistencia, invitados y fama internacional. Es ahora un punto de conexión entre México y la escena internacional de la música, donde los artistas extranjeros prueban la pasión del público mexicano.
Este año, el Corona Capital celebró su quinceañera con tres días de música y fiesta, a cargo de bandas legendarias como OMD, Foo Fighters y Linkin Park, así como de nuevas promesas y artistas emergentes. Un cartel variado en el que convergen varias generaciones bajo un mismo motivo: vivir la música.
Los fans mexicanos son apasionados, entregan toda su energía en una canción; hacen vibrar la tierra con brincos y bailes; están dispuestos a esperar días con tal de ser los primeros en entrar. Y los artistas lo sienten. Chappell Roan se presentó en México por primera vez, al principio con miedo por cómo respondería el público; sin embargo, el sentir el amor en canciones como “Super Graphic Ultra Modern Girl” y “Good Luck, Babe”, se sintió en su nuevo hogar. Chappell, vestida como “La Llorona”, trajo su show completo de criaturas mágicas, damiselas heroínas y drama gótico: una princesa pop y heroína del rock contemporáneo.
Por otro lado, Marina tuvo su primera presentación en México en el Corona del 2022, se quedó con ganas de más, y volvió con su nuevo álbum bajo el brazo. Aunque fue un escenario más pequeño sin pantallas, sus fans se juntaron aún más para sentir los corazones y brillos digitales que emanan de sus canciones. Por ello, Marina compartió que muy pronto regresará con su “Princess of Power Tour”, el próximo 12 de marzo en el Pepsi Center.
De igual forma, los Deftones quedaron con ganas de más y tras su presentación del domingo, anunciaron un nuevo concierto para la capital el próximo 29 de marzo en el Palacio de los Deportes. Chino Moreno se entregó por completo al público, que explotaba con cada riff. Fue más la cerveza sobre las cabezas que sudor; una sola unidad que exhalaba vapor en contra del frío de noviembre; una caldera de ruido hecha música y una energía brutal de liberación.
Linkin Park fue el encargado de cerrar esta edición. Los fans más acérrimos, que esperaron más de nueve horas frente a las vallas del escenario principal, entregaron esa fuerza a las manos de Mike Shinoda y compañía, quienes dieron su corazón México por segunda vez en el año. La música es un idioma propio, que se entiende sin importar nacionalidades, porque se expresa con el corazón y se entiende con el alma. Linkin Park encajó en la escena como una banda de outsiders, que encontró comunidad en el sentimiento de sentirse relegado; la soledad se alivia en comunidad, cuando te ves reflejado en el dolor ajeno.
La música es un lenguaje, un motivo, un impulso y una razón para seguir adelante; sentirla en vivo es el punto máximo de su experiencia. En 15 años, Corona Capital ha sido el puente para conectar al público mexicano con esos artistas que parecen tan lejanos, pero que sentimos tan cerca con cada canción.
