La inteligencia artificial hasta ahora ha dejado dos verdades: la humanidad es increíble, pero también muy estúpida.
Por un lado, el desarrollo tecnológico nos ha dejado maravillas en cuanto a facilitación de procesos; todo parece más sencillo gracias a, por ejemplo, los chatbots.
Aunque claro, siempre hay que verificar la calidad de la información que estos nos dejan. Hasta ahí todo bien.
Pero en esa misma “facilitación” de procesos, nos hemos vuelto demasiado flojos por no decir que básicamente, la estupidez brilla en su máximo esplendor.
A partir del boom de videos generados con IA, ahora creemos que todo es hecho por IA; aunque evidentemente no lo esté.
El caso ejemplar es la fotografía qje circuló en redes sociales tras la marcha de la Generación Z el sábado pasado.
Un hombre carga un par de banderas, la de México y la de One Piece. Dicha foto fue obra del periodista gráfico de Milenio, Jesús Quintanar.
Para quienes intentaron reducir esa movilización a la de “unos cuantos”, de puros “rucos” o muy “desangelada”, no les alcanzó mas que para tomar cualquier elemento e intentar desacreditarla.
El problema de querer tener cualquier elemento para golpear, es que uno, por la urgencia, no tiene la capacidad de hacer la mínima revisión de los hechos y evidencias. Porque, para sorpresa de nadie, la foto era real.
Y aquí viene la pregunta: ¿somos o nos hacemos?
¿Preferimos que nuestra narrativa avance por más estúpida que sea, con tal de “tener la razón” y desacreditar al otro? ¿O mejor vamos a ponernos serios a dialogar sobre la inconformidad que existe en el país?
Porque por más inteligencia artificial que pueda existir, esa, la inconformidad, sí es real.