OPINIÓN DANIEL JACOBO

¿El mundo se está yendo al carajo?

Es decir, vivimos más y mejor que antes. Pero, ¿por qué parece que no?

Gente en situación precaria, caminado.
Gente en situación precaria, caminado.Créditos: Pexels.
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La respuesta sencilla a esa pregunta, podríamos pensar, es que sí; que el mundo tomó un rumbo de no retorno hacia su propia destrucción.

Y parece “sencillo” responder que sí por lo que vemos, escuchamos o leemos en los medios de comunicación o en las redes sociales: violencia, guerras, pobreza.

Pero según el investigador Hans Rosling, nada puede estar más alejado de la realidad que eso, el pensar que el mundo se está yendo al carajo.

Basta con algunos datos: en los últimos 20 años, la proporción de la población mundial que vive en la pobreza extrema casi se ha reducido a la mitad; las muertes por desastres naturales han disminuido un 75% en los últimos cien años; o que hoy la esperanza de vida a nivel mundial, en promedio, es de 72 años.

Es decir, vivimos más y mejor que antes. Pero, ¿por qué parece que no?

Primero, porque Rosling señala que así estamos configurados. Nuestro cerebro esta programado con 10 instintos que en algún punto de la evolución, nos ayudaron a sobrevivir; sin embargo, el mundo ha cambiado.

Lo segundo tiene que ver a lo que estamos expuestos en los medios: el conflicto de Gaza; la represión de protestas; los delitos que se cometen diariamente.

Rosling explica que es más fácil para los medios de comunicación vender lo negativo, porque genera mucho más impacto y atrapa mejor al público.

Pensémoslo así: ¿qué nos causa más temor? ¿La posibilidad de morir en un accidente aéreo o la de morir en un accidente automovilístico?

Por el impacto, morir en el avionazo; así usemos un auto todos los días, pocas veces nos ponemos a pensar siquiera que podríamos morir en cualquier instante. Pero en un avión, rezamos durante gran parte del vuelo.

Sin embargo, también hay que entender el punto de los medios de comunicación: la noticia es noticia por estar fuera de la norma. La “norma” es que las cosas vayan bien; cuando no lo están, entonces es la noticia que se reporta, se informa.

Tampoco se puede hablar de cosas positivamente extraordinarias todos los días porque entonces dejarían de ser eso, extraordinarias.

Entonces, ¿qué hacemos para dejar de sentirnos abrumados por el aparente fin del mundo que proyectamos en nuestras cabezas?

Entender mejor en dónde estamos: están pasando muchas cosas negativas y a su vez, estamos en un mundo mucho mejor que antes; ambas ideas son correctas y pueden convivir entre ellas.

Si de plano no vemos la luz al final del camino, les recomiendo echarle un ojo a “Factfulness” de Hans Rosling, en donde detalla mucho mejor cómo tomarnos un respiro en es mundo caótico que vive dentro de nuestras cabezas.