OPINIÓN LUIS ANTONIO DURÁN

"Vendrán Suaves Lluvias": Heridas llenas de luz por Silvana Estrada

Silvana comparte 10 heridas distintas en sus canciones, que ataviadas con su voz y música las llena de luz.

Silvana Estrada.
Silvana Estrada.Créditos: X: @silvanaestradab
Escrito en OPINIÓN el

La tormenta pasó. Queda un cielo lleno de nubes grises, tan claro que borra las sombras. Cae brisa, gotas que chispean sobre la cara. Cada lágrima celestial limpia las heridas de la piel y los cortes en el alma. Calma. Tiempo quieto. Agua en el cuerpo, agua de cambio, agua de vida, agua que nutre, agua que renace. Lluvia de esperanza; máscara del sol y preludio de un nuevo amanecer.

Silvana Estrada presenta su álbum “Vendrán Suaves Lluvias”, en el que a través de 10 canciones llena de luz las heridas de los últimos años. Conjura sus versos hacia el cielo para recibir una bocanada de aire fresco que alivie con bondad y gentileza los fantasmas de su mente. 

Silvana comparte 10 heridas distintas en sus canciones, que ataviadas con su voz y música las llena de luz. Por ejemplo, en “Flores”, reflorece la historia de una amante, en un campo de orquesta. Transforma una historia migajera en un cuento de amor propio, pues entregar el corazón siempre es hermoso; aunque no encuentre morada donde crecer, la semilla cariño continuará su camino por el río, el viento y el campo.

De igual forma, en “Good Luck, Good Night”, Silvana explota su ira contra un amor-fantasma, ya saben, de esos que dejan de responder los mensajes (ghosting). Ella se ubica en una cantina junto a sus amigas y unos mezcales. La cadencia ranchera de su voz comienza con un lamento, al que poco a poco se le unen más instrumentos, más voces y más cómplices; hasta que la orquesta explota en algarabía para mandar al diablo a ese malquerer. Si ni siquiera en inglés pudo defenderse, pues a la ch... Amor sobra.

Cada verso de Silvana es tan honesto que puede provocar una sonrisa, un grito o una lágrima, todas genuinas. Logra mostrar sus sentimientos en versos universales de dolor y esperanza; una combinación tan complicada y mexicana al mismo tiempo. Por ejemplo, en “Como Un Pájaro”, Silvana se convierte en un pájaro insomne que canta bajo el sosiego de la noche; su silbido doliente y hermoso, la sana por sólo regalarlo al viento, pues en algún campo lo escuchará y le responderá otro pajarito insomne con velitas en el corazón.

“¿Cómo será de hermosa la muerte que nadie ha vuelto de allá?”, se cuestiona Silvana en “Un rayo de luz”. Su canto deambula entre la niebla de la tristeza; busca una explicación, un consuelo, por los amigos que la suerte le arrebató. Las cuerdas mecen su voz, la guían por el agua suspendida en el aire y el tiempo; una armonía de piano y orquesta que llora entre melancolía y esperanza. Las lágrimas se confunden con lluvia, como el sueño con olvido. Silvana se aferra a ese haz de luz: un más allá tan bonito en el que pronto habremos de reunirnos. 

Silvana nunca quiso deshacerse del dolor, al contrario, encontró en la música la forma de hacerlo compañero de vida; lo hizo caminar a su lado. Encontró la luz en las heridas, que festejan el cambio hacia la libertad. Regresó a su propia naturaleza, la de los árboles y las cuerdas, para renacer su alma. Tras el caos de un desastre natural y emocional, Silvana miró al horizonte y divisó su mañana: nubes blancas… Suaves lluvias de paz.