“No conoces la vida de una Showgirl, ni jamás la querrás”, le advierte la ficticia Kitty a una joven Taylor. Un consejo que le hubiera gustado recibir antes de iniciar en el showbiz. Tras el glamour, los lujos y los sueños inventados, existe dolor, traición y corazones rotos. Taylor se proyecta como una showgirl moderna, al equipararse con las mujeres del pasado que también fueron objeto de adoración y crítica; lapidación y devoción. Ahora, Taylor pasa la misma advertencia a la siguiente generación, representada por la it girl del momento, Sabrina Carpenter.
Taylor Swift presenta su duodécimo álbum de estudio “The Life of a Showgirl”, el cual estuvo inspirado por los sentimientos enormes y eufóricos de su exitoso The Eras Tour. A través de 12 canciones, Taylor explora, reflexiona e imagina la sensación de los reflectores en su cara, con miles de personas a sus pies, a la par de la filosa sombra a su espalda.
“Elizabeth Taylor”, la gran actriz de ojos violetas, se convierte en el espejo arcaico de la vida de Taylor. Sus sueños de fama se difuminan en niebla púrpura, que la envuelve en duda. A pesar de que ella marca su propia agenda con éxito tras éxito, incluso con canciones de hace siete años, Taylor necesita aprobación. Entre más alto sube, más grande es el vértigo hacia el fracaso. En la oscuridad de un camerino, sus lágrimas encuentran amigas pasadas, inmortalizadas en estrellas de oro y cicatrices purpurinas.
Las joyas no sólo brotan del suelo, se crean. La Opalita, “Opalite”, es una imitación de ópalo hecha por el humano para hacer collares, anillos e infinidad de bellezas. De la misma forma, las personas, la suerte, el destino y el amor se construyen con trabajo. Taylor celebra las joyas sobre su cabeza, porque sabe que el trabajo le ha creado un cielo ópalo, con destellos de amores nuevos.
La realidad azota el brillo de los sueños. En “Father Figure”, Taylor narra la historia de una traición. Reimagina la frase de George Michael al presentarse, no sólo como la jefa admirada y amada, sino como la líder generosa que ayuda a su protegido; sin embargo, al final es traicionada por la ambición de su pupilo. No duele la puñalada, sino el corazón roto; porque las ilusiones y valores que la forjaron, no siempre aplican a quienes amas(te). Sus cicatrices la identifican con su verdadera familia, la única que protege.
La mitad de su vida, Taylor ha vivido bajo la crítica. Así como tiene fans leales, tiene haters leales. “Actually Romantic” es una carta de amor a ellos que tanto la piensan y dicen algo todos los días; no importa que sea hiriente, pues ocupa un espacio de su mente e hígado sin esforzarse. Al contrario, celebra el éxito de (quien sea que le quede el saco) haya conseguido a costas de su imagen e historia. Hace 10 años lo dijo en “Shake It Off”; el mensaje sigue siendo el mismo: Sigan odiando, seguiré creciendo.
A la tragedia que Kitty le advirtió, Taylor le cambió el final. Antes de ahogarse en la luz de la fama, Taylor encontró un amor que la salvó del destino de Ofelia; le dió una segunda oportunidad a su corazón Shakesperiano en “The Fate of Ophelia”. Tay Tay crea cuentos-canciones, llenas de imágenes y motivos que vuelan entre el pasado y posibles futuros; referencias a amigos y enemigos, reales y ficticios; a veces representados con una sola nota o acorde. Una película de mil interpretaciones, todas verdaderas y todas creíbles en sí.
La showgirl se une a las 11 caras anteriores; una Taylor que brilla y baila con sus propias joyas, saltando entre la sombra y la luz del showbiz river. Un mundo glamuroso, con sonidos inquietantes, escondidos en los rincones del gran teatro y los versos de una historia inmortal.
