HÉCTOR ZAGAL

80 años del Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec

Nos gusta decir que el Castillo es apenas la punta del iceberg de toda la colección que el Museo Nacional de Historia posee.

Castillo de Chapultepec.
Castillo de Chapultepec.Créditos: Foto: Cuartoscuro
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Hoy por hoy, el Museo del Castillo de Chapultepec es uno de los más importantes del país. En un mal domingo, recibe por lo menos a 25 mil visitantes. Eso se traduce en alrededor de dos millones al año. No podemos dejar de hablar de este maravilloso recinto, sobre todo en este año, cuando cumple 80 años de inaugurarse como Museo Nacional de Historia, el 27 de septiembre de 1944.

Pero las visitas no son, por supuesto, lo único sorprendente. Se sabe que cuando el museo fue inaugurado, contaba con alrededor de 50 mil piezas. Hoy esa cantidad asciende a más de cien mil. Obviamente no todas se exhiben en el museo. Nos gusta decir que el Castillo es apenas la punta del iceberg de toda la colección que el Museo Nacional de Historia posee.

La gran mayoría de las piezas se encuentra en bodegas especiales para su preservación y estudio. Cuando corremos con suerte, podemos ver algunas de esas piezas en exposiciones especiales. Sin embargo, hay piezas tan frágiles que es preferible mantenerlas resguardadas, aunque eso no les quita su gran valor.

¿Sabían, por ejemplo, que el Castillo cuenta con un vestido de Carlota manchado de vino? En efecto, en algún banquete, un comensal accidentalmente derramó vino en el vestido de la emperatriz. De inmediato llovieron disculpas y arrepentimientos por parte del comensal, pero Carlota tranquilamente lo perdonó y hasta le regaló su vestido. El museo también posee con un mechón de la barba de Maximiliano, pero no me pregunten cómo le hicieron para conseguirlo…

Y dentro de las grandes piezas que podemos encontrar exhibidas no es suficiente este artículo para mencionarlas siquiera. El Castillo cuenta con cuadros maravillosos como el retrato de Sor Juana pintado por Miguel Cabrera en 1750. También podemos encontrar las banderas de México que Estados Unidos nos robó durante la intervención y que el presidente Truman regresó al país en los 50’s. Los carruajes de Juárez y Maximiliano son ubicados por todos. Hay indumentaria, armas, joyas, tratados, actas… Y ni hablar de los murales de González Camarena, O’Gorman y Siqueiros.

De hecho, el mural de Siqueiros, “Del porfirismo a la Revolución”, esconde una de las historias más interesantes del Castillo. Siqueiros trabajó en él entre 1957 y 1964, cuando era preso político y se encontraba encarcelado en Lecumberri. “¿Cómo lo pintó entonces?”, se preguntarán. Pues resulta que Siqueiros consiguió un contrato para que fuera y viniera de Lecumberri al Castillo y así pudiera concluir su obra durante esos años.

Y esto es apenas una prueba pequeñísima de todo lo que pueden encontrar en el Castillo. Les toca a ustedes descubrir las demás maravillas de este museo cuando lo visiten.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

(Héctor Zagal y Óscar Sakaguchi, coautores de este artículo, son conductores del programa “El Banquete del Dr. Zagal en MVS 102.5 todos los miércoles a las 22:00 y los sábados a las 17:00)