El Congreso mexicano es un polvorín. La aplanadora de Morena y sus aliados, para aprobar la Reforma al Poder Judicial, han convertido en un campo minado al Senado y la Cámara de Diputados. El diálogo entre las fuerzas políticas está sujeto a una exigencia: “Democracia sí, autoritarismo no”.
Los 43 legisladores del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano buscan evitar el agandalle de Morena en el Senado. En diputados, la impericia legislativa de la mayoría oficialista, tuvo que ser rescatada por la habilidad y colmillo de su coordinador, Ricardo Monreal.
Ahora toca el turno de tejer fino en el Senado, a Adán Augusto López, en su cancha está la aprobación o rechazo de la Reforma al Poder Judicial de la Federación, que Mario Delgado, líder nacional de Morena, sugirió se le entregué como “regalo de jubilación” al presidente Andrés Manuel López Obrador al cierre de su sexenio.
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En estos afanes, senadores y diputados de la mayoría morenista han convertido a las Cámaras en un teatro cómico, en un cuadrilátero y como van las cosas, en una caja de pandora que pondría en riesgo al nuevo gobierno que entrará en funciones en octubre próximo, donde el mandato de “lealtad a ciegas”, impera sobre toda lógica y argumentación.
Así lo evidenció Luis Donaldo Colosio Riojas, senador de Movimiento Ciudadano, al afirmar: “El pueblo de México nos dio un mandato, pero en ningún momento nos dio y jamás no dará un cheque en blanco. Nunca antes en la historia del país dos poderes se unieron para destruir a otro; para cooptarlo, someterlo. Esta reforma es para quitar privilegios y excesos, sí, pero también es para tomar control del poder que funge como el árbitro de México y por lo mismo hoy queda más que claro el propósito revanchista de esta reforma. Revancha que se busca a partir de la independencia que el poder judicial ha sostenido en contra de los excesos de un poder ejecutivo que claramente quiere una inédita concentración del poder más peligrosa que la que jamás se haya visto en la historia democrática de este país, requerimos una reforma que apoye la justicia y no una que privilegie por encima de todo castigar a los jueces. Tener venganza no es hacer justicia… A esta reforma le faltó diagnóstico y le sobró revancha”
En efecto, los legisladores de Morena, PT y PVEM, se comportan igual o peor de lo que por tantos años criticaron. Sumisos al Poder Ejecutivo, menosprecian los argumentos, incumplen acuerdos e ignoran a los ciudadanos que solicitan diálogo. El revanchismo político es lo suyo. El agandalle en su máxima expresión, que pretende anular los derechos de las minorías políticas representadas en el Congreso y electas por el pueblo.
Por ello, ante la cerrazón y soberbia morenista, conviene recordar la advertencia que hizo en la pasada legislatura, la priista Beatriz Paredes: “Cuidado con regodearse con espejismo efímeros, que más tienen que ver con la adhesión al presidencialismo, que con la identidad personal…en un país de 127 millones de habitantes, los gobiernos no pueden ser de un solo hombre, de un caudillo. Son indispensables los equipos bien coordinados y expertos en sus tareas, dispuestos a escuchar y a incluir”.
Sí, escuchar e incluir son elementos básicos del debate en un congreso que argumenta una y otra vez que obedecen el mandato del pueblo, pero que paradójicamente se niegan a atender cuando tocan a sus puertas, universitarios, sociedad civil y representantes del Poder Judicial en busca de diálogo y alternativas para enriquecer una reforma que garantice una mejor procuración e impartición de justicia sin violar sus derechos humanos y laborales.
Bien harían en considerar la propuesta de Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, denominada: “Reforma integral al sistema de justicia en México: desafíos y propuestas”, un proyecto alternativo al de López Obrador donde advierte que: “La demolición del poder judicial no es la vía” y hace un llamado “respetuoso pero firme” a los legisladores de valorarla antes de aprobar la iniciativa presidencial.
Piña sostiene: “Debemos escucharnos entre poderes de la unión… es una propuesta que surge de un proceso reflexivo y autocrítico de las jueces y magistrados federales, así como personal de los órganos jurisdiccionales y 11 sistemas de justicia locales, cuyo objetivo es aportar a la discusión sobre la reforma judicial, desde la experiencia directa de quienes imparten justicia”.
¿Habrá cerrazón o diálogo? Diputados y senadores enfrentan el desafío de elevar el ejercicio parlamentario, “el segundo piso de la #4T”, exige algo más que levantar el dedo, por “lealtad a ciegas”, implica compromiso social y responsabilidad de la mayoría legislativa.
La #4Transformación, llegó al poder con la promesa de construir un país donde todos tuviéramos las mismas oportunidades de desarrollo. Sin embargo, las últimas decisiones del Presidente de la República muestran claros signos de regresión, de volver al México de los 70’s del centralismo, del partido hegemónico.
Como escribió Saramago: “No sé si habrá futuro, de lo que se trata ahora es de cómo vamos a vivir el presente, sin futuro, el presente no sirve para nada, es como si no existiese.”
@guillegomora