“Espresso”, la canción del verano. Sabrina recita versos de palabras sin aparente sentido, pero con la confianza de una mujer sin tapujos. Corto y dulce, un espresso cortado con pana. La brisa de la playa baila con la sensualidad de sus palabras. Bebe el agua de sus ojos y siente el calor de la arena. Líbrate de remordimientos y pudor; tú también eres tan sensual como el atardecer sobre el mar.
Sabrina Carpenter regresa con “Short n’ Sweet”, su sexto álbum de estudio, aunque ella lo considera el segundo como una artista plena y “adulta”. Historias, tan cortas como videos de tik tok, pero contundentes por la emoción y gracia de los momentos que narra.
Sabrina ha dejado atrás su etapa de princesa Disney; es una mujer plena con deseos y pasiones. En “Juno”, se entrega por completo a su nuevo amor, por una noche, y quizá después enamorarse por completo. Sabrina susurra una a una sus ganas insaciables, hasta alcanzar el clímax. El amor vendrá después, o no, ya será mañana.
El disco recopila historias sin ninguna cronología específica. Sabrina toma los momentos que marcaron ciertas relaciones o sentimientos, algunas con rostros sin nombre. Aunque su actual pareja, el actor Barry Keoghan, protagoniza el video de “Please Please Please”, podría no tratarse de él. Pues, ¿quién no ha tenido una pareja que te avergüenza? ¿que ya te tiene hasta la…? Pero supongo que así es una relación, una mezcla de afecto, frustración, paciencia y gracia: una canción de dos claves y dos melodías.
En “Slim Pickins”, Sabrina relata lo difícil que es encontrar una buena pareja, en medio de las redes sociales. Tantos estúpidos, uno peor que el otro, hacen que incluso un one night stand sea una aventura. Sabrina se burla de los tarados que se le han ofrecido y de lo cerca que se sintió de quedar solterona, con tal de jamás enfrentar a otro hombre. Sola y feliz, que acompañada y aburrida.
Con una guitarra folk, Sabrina reprocha el amor falso de su ex en “Dumb & Poetic”. Lovebombing, un tonto que la ahogó en palabras hermosas, con tal de apresarla en su propio círculo de vanidad. Por un momento dejamos las bromas para en verdad llorar y sanar el corazón. Ni Leonard Cohen se atrevió a lastimar tanto.
“No sonrías porque pasó, llora porque terminó”, solloza en “Don’t Smile”. Al diablo las frases optimistas tras la ruptura. Sabrina se da la oportunidad de ser honesta, de sentir la furia, la decepción y la tristeza de terminar una muy mala relación. En el dolor nadie puede decirte qué está bien o mal; claro que deseas que jamás te olvide, que sienta tus labios cuando bese a alguien más, que añore tu aroma, que te busque y ya no respondas, que le duela igual que a ti. No sonrías, siente y llora.
Sabrina dejó una gran impresión, no sólo en la cama de su ex, como relata en “Taste”, sino en la escena actual. A casi una década de su debut, Sabrina de 25 años sigue creciendo y fortaleciendo su nueva imagen como una cantautora plena. A diferencia de la tendencia actual de presentar letras íntimas y personales, Sabrina opta por ironizar sus propias experiencias. Su personalidad sarcástica infecta de humor cada historia; sabe que si no se ríe, podría llorar.