OPINIÓN LETICIA GONZÁLEZ MONTES DE OCA

Nuestras olimpiadas

Mi padre me cuenta que estuvo presente cuando ganó medalla de plata en clavados Álvaro Gaxiola, compañero suyo en la facultad de ingeniería de la UNAM.

El 12 de octubre, con las aguas en aparente calma, encendimos el pebetero ante los ojos del mundo entero.
El 12 de octubre, con las aguas en aparente calma, encendimos el pebetero ante los ojos del mundo entero.Créditos: Especial
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Fue una noche a fines de septiembre del año 68 la primera vez que oí balazos. Estaba en un cunero en el Hospital Español, tenía un día de nacida. Provenían del Politécnico; los disturbios estudiantiles crecían. A los pocos días ocurrió la matanza de Tlaltelolco: bárbara maniobra institucional para restituir el orden ante la cercana inauguración de los XIX Juegos Olímpicos, de los que éramos anfitriones.

El 12 de octubre, con las aguas en aparente calma, encendimos el pebetero ante los ojos del mundo entero.

Mi madre recién parida rompió la cuarentena para asistir a algunas exhibiciones: gimnasia, en el Auditorio Nacional; Basquetbol, en el Palacio de los Deportes. Recuerda el ambiente festivo y de hermandad entre locales y extranjeros. Y la ciudad repleta de señalamientos, carteles y esculturas alusivas a los Juegos.

Mi padre me cuenta que estuvo presente cuando ganó medalla de plata en clavados Álvaro Gaxiola, compañero suyo en la facultad de ingeniería de la UNAM. Que en su trabajo se adelantaron las horas de entrada y de salida, para que las tardes quedaran libres y poder asistir a las competiciones. No olvida los uniformes con minifaldas psicodélicos de las edecanes.

Foto: Especial 

De cuando en cuando busco el video del “Tibio” Muñoz ganando el oro en natación, venciendo a los representantes de Estados Unidos y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Desconfío de quien no necesite un pañuelo al oír la narración y ver el rostro del muchacho en la premiación con nuestro himno casi gritado por quienes estaban ahí, en la Alberca Olímpica, encorbatados, y diga que es mexicano. “¡La locura, la locura, la primera medalla de oro para Méxicooo!”

Tú naciste el año de las olimpiadas, eso oí desde mis primeros años. Quizá por eso siento cercano el logo diseñado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez y su equipo, inspirado en el arte huichol. Atesoro un cenicero, un timbre de correos de cincuenta centavos, y el poster oficial enmarcado.