Pongámonos filosóficos y preguntemos ¿Qué es una botana? Si quiero echarme un taco para matar el hambre es una botana. Pero si voy a una taquería con mis amigos y pido varios tacos, no es una botana, es una comida.
Solemos referirnos a gran parte de la gastronomía mexicana como 'botanas'. Una tlayuda, unos molletitos, unas exquisitas flautas o mis queridas marquesitas son parte de la vendimia callejera popular.
Si un extranjero nos pregunta cómo diferenciamos un antojito de una comida, nos encontraremos en un problema, pues tendremos que explicar que echar una botanita depende del contexto, no del platillo.
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Por ejemplo, si algún día de harto trabajo paso por un puesto de gorditas puedo comprar una para matar el hambre, y eso será una botana. También puede suceder que una mañana en mi casa haya las mismas gorditas para desayunar, y eso no será un antojito, será un desayuno.
La verdadera comida rápida en México no son las cheese burgers, ni unos onion rings, son los tacos de canasta, los pambazos, los pastes y los tlacoyos. Siempre acompañados de un atole o de un champurrado.
Los antojitos mexicanos consisten en recetas sencillas y prácticas. Se busca la manera de cocinar con poco costo pero con buen guiso. Si bien, cada receta trae consigo su talacha, por lo regular son comidas que uno como comensal sabe que no tendrán que esperar más de cinco minutos para que le entreguen su plato.
Hoy en día, entre los jóvenes –esos que aún pueden abusar de la grasa, el picante y el azúcar– ya no es tan popular pasar por uno de esos antojitos. Si les preguntamos qué es un eskimo probablemente nos dirán que es un hombre que vive en un iglú, y tal vez uno que otro podría distinguir entre un atole y un champurrado. Ahora las papitas repletas de glutamato monosódico y bebidas energizantes son las chicas populares de la escuela.
Por fortuna, aún compartimos la costumbre de comer tamales el dos de febrero, de ir por unos taquitos después de la fiesta y curar la resaca con una barbacoa calientita. Y de vez en cuando –no le digan a mi doctor– saborear junto con mis sobrinas un algodón de azúcar.
¡Atrévete a saber! Sapere aude!
@hzagal