OPINIÓN LUIS ANTONIO DURÁN

'The Tortured Poets Department': La antología de corazones rotos de Taylor Swift

Taylor disfraza las palabras de su corazón roto con música tan sintética y artificial como su sonrisa.

Créditos: EFE.
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Una sociedad de escritores de suspiros; reunidores de trizas rojas; curadores de memorias; doctores en La letra sana; músicos insomnes por palabras inconexas. El área de la burocracia de la vida que tramita catarsis y bienestar, sólo si pagas tu cuota de lágrimas y versos. La directora Taylor Swift ofrece su historia: el origen de la organización. Por fin libera su corazón roto con alas de tinta y recuerdos ficcionados. La verdadera historia permanecerá como secreto de estado… Da igual, las pistas son obvias, sin embargo, es la lección a los solicitantes el principal objetivo de este Departamento.

Aún con fechas interminables de “The Eras Tour”, Taylor Swift lanza su undécimo álbum de estudio “The Tortured Poets Department”, con 16 canciones, además de una parte complementaria, titulada “The Anthology”, con 15 pistas extra; más de dos horas en las que Swift sangra la tinta de su corazón, en un ejercicio de declamación musicalizado.

Desde las primeras notas de “Fortnight”, la directora de área, Taylor Swift, construye los cimientos de las siguientes historias: la tortura de vivir y amar lo imposible, lo trágico, lo tóxico, lo efímero y lo inevitable. Acompañado por los coros sutiles de Post Malone, el golpeteo del sintetizador rompe poco a poco la cordura por un amor de quincena: días hermosos de un “por siempre” muerto, que ahora vive escondido entre cortesías y sonrisas falsas. Destruirse por amar en silencio. 

Fiel a su tradición, “So Long, London”, la quinta canción del disco, cuenta la historia más vulnerable de Taylor. Más allá de la referencia a una antigua pareja, Swift recita los remordimientos de una historia de amor antigua, casi como los fantasmas de sus vidas pasadas que inician como aria de ópera. Al igual que en la mayoría del disco (a veces de manera innecesaria), Taylor vierte verso tras verso sin restricción de tiempo, al estilo folk de sus álbumes “evermore” y “Folklore”; pero bañados con los destellos electrónicos de “Midnights”. Se define bajo sus propios estándares, guiada por la honestidad de su pluma.

Siempre está la opción de huir a dónde nadie sepa de tu pasado, donde puedas crear una nueva personalidad e imagen: “Florida!!!”.  La miembro honoraria, Florence Welch, regala sus letras al Departamento; la fuerza de su Máquina destruye la tensión con golpes de catarsis. Las voces de ambas poetas, aunque opuestas, se integran bajo el mismo deseo de libertad; son colegas del loable oficio de poesía de lágrimas negras. 

Taylor explora y expande las metáforas de sus versos, incluso juega con la percepción que sabe el mundo tiene sobre ella. En “But Daddy I Love Him”, el hombre que defiende frente a su padre, es su propia reputación ante la sociedad hipócrita y juzgona. Ella y sólo ella es responsable de cualquier decisión, buena o mala, sobre su vida amorosa y carrera profesional. Sabe provocar la polémica con sólo una frase, real o no, por el mero gusto de ver a las serpientes devorarse. Sólo ella sabe la tortura de su alma y cómo aliviarla, ya sea en silencio o ante el ojo público. 

Al inicio de su gran gira “The Eras Tour”, Taylor sufría depresión, pero cada noche ofrecía lo mejor de sí con una sonrisa sincera gracias al abrazo de sus fans: “I Can Do It With a Broken Heart”. Taylor disfraza las palabras de su corazón roto con música tan sintética y artificial como su sonrisa. Entre la algarabía de los coros, Taylor toma pausas, como si viera en cámara lenta la gran multitud que baila a su alrededor, mientras su cara hace microexpresiones de dolor. 

Con cada poema, cada canción, el dolor se desvanece, porque la verdadera tortura siempre es plasmar en tinta el alma y el corazón.