Los nombres de las cosas revelan historias, manías, prejuicios, creencias, valores. Detrás de los nombres de algunos platillos se esconde mucha historia. ¿Han probado las ostras Rockefeller? Son un plato típico de Luisiana. Les confieso que yo no las como pues, hace unos años, me intoxiqué con mejillones. Desde entonces, rehúyo almejas, vieiras, ostiones, mejillones y, en general, todas las conchas (salvo las de vainilla, je, je).
¿Por qué dichas ostras, de clara impronta francesa se llaman así? Dicen que, tras probarlas, un comensal exclamó: “¡Son tan ricas como Rockefeller!”. Mmm…. No me fio del todo de la anécdota, porque, aunque “rich” se también puede predicar de la comida en inglés, no tiene exactamente el mismo sentido que el “está rico” del español.
¿Y en México? Pensemos en la guajolota, el pambazo, la chalupa y el vuelve a la vida.
Te podría interesar
La guajolota, es la famosa torta de tamal, el desayuno oficial de nosotros los chilangos. ¿Por qué se le llama así? No lo sé a ciencia a cierta. Dicen que en los ranchos se alimentaba a los guajolotes con tortillas rellenas con más maíz. Todo para que se pusieran gordos y, por ende, el mole con guajolote supiera mejor.
El origen del pambazo también es incierto. Originalmente, el pambazo era un pan de baja calidad, un pan de pobres. ¿Y el antojito? Según la versión romántica, cuando Carlota vio el Pico de Orizaba, quedo fascinada por la montaña nevada. La emperatriz pidió a su cocinero Josef Tüdös, que creara un pan similar a la punta de dicho lugar. En efecto, el pambazo de Orizaba es diferente del pambazo rojo del centro del país. No obstante, no me imagino a Tüdos, fanático del salmón y la trufa, inventando un antojito mexicano.
Te podría interesar
¿Y qué me dicen de las chalupas? La palabra proviene del neerlandés y significa “barco pequeño”. En la lotería mexicana, todavía aparece la vendedora de flores remando en su chalupa, que no debe ser confundida con la trajinera de Xochimilco. Aunque las chalupas poblanas actualmente son redondas, posiblemente en su origen eran alargadas, digamos, como huaraches. La etimología es clara.
Por último, el “vuelve a la vida”, un cóctel de mariscos delicioso que, supuestamente, neutraliza resaca. Según algunos, tras las extenuantes jornadas de trabajo de los marineros, al regresar a tierra comían algo así y parecía que la vida les volvía. Luego se supo que los mariscos son ricos en zinc y proteína, razón por la cual recuperaban los marineros. Con los años este remedió se fue “oficializando” hasta convertirse en este cóctel con muchas versiones, pero siempre con mariscos.
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagal
(Oscar Sakaguchi y Héctor Zagal, coautores de este artículo, son co-conductores del programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal en MVS 102.5)