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El año pasado, un jurado en un juzgado federal de Nueva York resolvió una demanda a favor de la Sra. Jean Carroll en contra de Donald Trump por difamación y por haberla violado hace 30 años en un probador de ropa dentro de un lujoso almacén en Nueva York.
La Sra. Carroll famosa periodista neoyorkina había escrito un libro en el verano de 2019 titulado ¿Para que necesitamos a los hombres? Una propuesta modesta. En el libro, Carroll relata muy brevemente como Donald Trump la había violado, por lo que Trump la acusó en las redes sociales de fabricar la historia solo para vender su libro, alegando que nunca la había visto, que no sabía quién era, que estaba loca y que eran puras mentiras fabricadas.
En enero de este año, se llevó a cabo la segunda etapa del juicio limitado a que el jurado de 12 personas determinará los daños a pagarle a la Sra. Carroll. El juez Lewis Kaplan quien tiene muchos años como juez federal, al que se le considera como uno de los mejores jueces por su imparcialidad y su larga carrera en el distrito de Nueva York, presidio el juicio que le otorgó a la Sra. Carroll $11 millones de dólares por daños a su reputación, $7.3 millones por daño emocional, más $65 millones como sanción en contra de Trump.
En el juicio pasó de todo: el juez amenazó a la abogada de Trump con encarcelarla en varias ocasiones por su altanería, Trump se levantó furioso en medio del cierre de argumentos que hacen los abogados al jurado y salió aventando la puerta. El juez también amenazó a Trump de sacarlo del juzgado si seguía amenazando y haciendo berrinches.
Esta sentencia demuestra que el jurado castigó a Trump buscando la manera para que deje de difamar y de burlarse de todos sus contrincantes. El jurado vio y escuchó videos en los que Trump informa al público que es super billonario y que todo lo que él toca se vuelve oro. Este juicio me recuerda cuando en abril de 2023, el canal de televisión de Noticias Fox fue demandado por difamar a la compañía que vendió las máquinas para contar los votos de nombre Dominion Voting Systems. Pero antes de que empezara el juicio, Fox llegó a un acuerdo con el pago de $787.5 millones de dólares por haber difamado a Dominion representando una total “reivindicación” del sistema que eligió a Biden como presidente.
La determinación del daño moral como se le llama en Mexico acogió consideraciones como es el derecho a la reparación integral o la justa indemnización que abarca la reparación patrimonial como es el daño moral, ya que, en la responsabilidad civil que originó la controversia, se pueden causar daños materiales e inmateriales.
En realidad, la figura del daño moral no es una novedad, pues en el sistema anglosajón, es muy usual demandar por difamación y ha tenido una evolución constante a través de la primera enmienda en la Constitución de Estados Unidos de Norteamérica, pues si bien, garantiza el derecho a la libertad de prensa y de expresión, también lo es, que pueden vulnerarse otros derechos de terceros con la difamación. El daño moral es aquel que está representado por el impacto o sufrimiento psíquico o espiritual . El daño moral es así, el infligido a la dignidad, a la estima moral de una persona o de una compañía.
Más que un veredicto a favor de la Sra. Carroll, lo que la sentencia en contra de Trump demuestra, no es la cantidad en dólares, sino el juicio emitido por un jurado compuesto por 12 personas en contra de Donald Trump. Los miembros del jurado pudieron ver a Donald Trump de cerca y verlo de carne y hueso, pudieron ver cómo Trump no tenía nada más que desprecio por la mujer que lo acusó de violación, desprecio por el juzgado, por el juez, por la ley y por ende, desprecio por el jurado mismo, quien al final del día forzó a que Trump rindiera cuenta de sus hechos y que la simple decencia y la justicia todavía prevalezcan.
El pasado 5 de febrero en el discurso del ministro de la Suprema Corte de Justicia, Alberto Pérez Dayán, durante el 107 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dijo: “La Constitución es una ley fundamental y así debe ser considerada por los jueces, como lo escribió Alexander Hamilton en 1788”. Hamilton argumentó con éxito que “nadie está por encima de la ley” y que cuando la ley va en contra de la voluntad del pueblo, es obligación del juez declarar la ley anticonstitucional, convirtiéndose este mecanismo en la piedra angular para que un país sea democrático. No dejemos que la democracia muera al eliminarse el derecho y obligación de un juez, de declarar una ley anticonstitucional.
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