OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

WOKE: la incómoda expresión de la injusticia social

Desde lo institucional, lo sistémico, lo empresarial y mediático se ejerce una resistencia al reconocimiento de la diversidad.

El Estado debe ejercer su autoridad en pro de garantizar seguridad, paz y equidad.
El Estado debe ejercer su autoridad en pro de garantizar seguridad, paz y equidad.Créditos: Freepik
Escrito en OPINIÓN el

Con frecuencia escucho y leo declaraciones en contra, burlonas y violentas sobre el uso del lenguaje inclusivo o woke. Su resistencia y discriminación lo hacen con argumentos que se hacen pasar como académicos, correctos e ilustrados: “No lo ha aceptado la Real Academia de la Lengua Española”; “Es una exageración y siempre se ha hablado así en masculino” ; “es una payasada”; etc.. haciendo evidente que aún impera en nuestra sociedad, en la cultura y educación el pensamiento patriarcal y la violencia sistémica que se niega o resiste a reconocer y respetar las diferencias, perpetuando estereotipos o discursos de odio con
expresiones discriminatorias y narrativas que refuerzan o normalizan las diversas formas de injusticia social.

Desde lo institucional, lo sistémico, lo empresarial y mediático se ejerce una resistencia al reconocimiento de la diversidad, buscan perpetuar formas y conductas que atentan la dignidad de las personas, como la reciente publicación del empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego -quien una vez más da muestras de su narrativa violenta, dañina y discurso de odio que lo caracteriza– quien ha pedido a sus empleados y colaboradores de su empresa de medios a que no usen el lenguaje woke al que llamó “inclusión forzada”; además de usarlo en tono de burla y con una evidente y clara ignorancia de las formas gramaticales en que se utiliza este lenguaje inclusivo.

Y lo grave de su narrativa no es su pensamiento personal, sino que tiene una concesión de un medio de comunicación que promueve, fomenta y valida los mensajes de odio, la discriminación y las injusticias históricas de grupos diversos: de género, etnia, identidades sexuales, discapacidad, movilidad y otras expresiones y condiciones no conservadoras.

Y la libre expresión termina donde hay violencia por estas causas y ahí el Estado debe ser vigilante del cumplimiento de las garantías sociales de los Derechos Humanos estipulados y protegidos por las leyes de nuestro país.

El lenguaje woke o inclusivo no es una moda ni debe estar condicionado al consenso social o mediático, es una comunicación y medio de expresión que busca acotar la enorme desigualdad e inequidad histórica con que los grupos no mayoritarios hemos sufrido rechazo, violencia e invisibilidad por un sistema antiderechos que usa la fuerza del esquema patriarcal para negar nuestro derecho a existir diferentes, vulnerando la integridad y la inteligencia.

Por ello, la gravedad de las declaraciones como las realizadas por Salinas Pliego y muchos otros líderes de opinión, dirigentes políticos o personajes públicos son promotores de la violencia, resistentes de los cambios y opresores sistémicos e históricos causantes de agresiones hasta cobrar vidas por sus ideas dañinas.

Por ello, el Estado debe ejercer su autoridad en pro de garantizar seguridad, paz y equidad.

Estamos frente a un momento crucial de nuestra historia moderna de las sociedades en el mundo, donde la inclusión es una provocación para los grupos conservadores que se resisten a cambiar el modelo de poder de inequidad y opresión a lo diferente que por siglos ha ejercido, mientras las sociedades diversas avanzamos, exigimos y luchamos por el reconocimiento, las nuevas reglas y narrativas de RESPETO, INCLUSIÓN; EQUIDAD; JUSTICIA Y VALIDACIÓN, las mínimas de las garantías humanos que aspiramos todos, todas y todes. Aunque la narrativa dañina del poder patriarcal aun sea la mayoría en las instituciones económicas, políticas, ideológicas, comerciales, mediáticas y religiosas, aún hay fuerza y esperanza para cambiar los procesos sistémicos que tanto daño nos ha causado a la humanidad.

El reto es esdrújulo, pero no desistir es la consigna.

Abramos la discusión: @salmazan71