La estrella

Con más de 90 años de edad -no se puede precisar, porque ni la actriz lo sabía- muere la estrella del cine mexicano: Silvia Pinal Hidalgo. Es con su nombre de pila Silvia Pinal que se dio a conocer en el mundo del cine y la naciente industria de la televisión y el entretenimiento. Fue como toda figura del espectáculo mediática: su vida, sus romances, su belleza, sus triunfos, sus tragedias, sus escándalos, su deterioro y final fueron parte de la biografía colectiva; porque siendo la pionera del género supo nutrirlo como nadie: su casa, sus hijos, sus asuntos emocionales, sus estrenos y sus historias las compartió con la fanaticada quien atenta y espectante siguió fiel la vida de su estrella.

Silvia Pinal creó en la industria mexicana del espectáculo un modo de ser estrella, rompiendo esa cuarta pared que las divas que le anteceden no se atrevieron, no desearon o incluso, no supieron cómo transitar del cine mudo a la pantalla chica, pero la Pinal lo logró. Porque todo en ella fue mediático, todo en ella fue digno de las grandes estrellas de la industria internacional: Sara Montiel; Meryl Streep o Sofía Loren tienen un mismo encanto: son estrellas. Son producto de su tiempo y de la masificación de su talento, son actrices antes que figuras de la belleza fílmica o pétreas diosas del cine. Silvia Pinal inaugura un nuevo modelo de actuar en cine y más tarde en la televisión. Empeñosa en ser siempre versátil personificó todos los rostros y temperamentos que pudo la industria crear en esa segunda mitad del siglo XX con sus metamorfosis y riesgos: fue sobrina deseada, mujer caprichosa, cómica, estudiante rebelde, hipersexual, diablo, cantante, abuela jocosa, diputada, madre insumisa… estrella.

Hija de la transición de la industria mediática y como tal del gesto sobrevalorado de las actrices del cine y el teatro clásico, razón o condición que la llevó a ser actriz de amplio registro: melodrama, comedia, musical. Inaugurando con su carácter escénico un nuevo modelo del oficio traspasando el escenario y el set para colocarse en el centro de espectáculo y desde hacer partícipe a sus seguidores de la evolución de su vida por más de siete décadas donde fuimos testigos voluntarios e involucrados de pasiones, desgracias, triunfos, homenajes, debilidades, luces, brillos y sombras. Era cercana a fuerza de su presencia, voz, declaraciones, confesiones, su familia, diatribas y resistencia al olvido. Lo logró: Silvia Pinal es la máxima estrella del espectáculo mexicano; porque así lo quiso, romper el misterio de las divas, renunciar a serlo y ser pionera de un nuevo modo de estar y permanecer en el imaginario colectivo sin idolatrías ni reservas. Se dio a su oficio y se entregó a su público desnuda, humana, franca y abierta.

La muerte de la estrella Silvia Pinal nos advierte que la aquella industria de la que fue pionera ha terminado; difícilmente resistirá al paso del tiempo y la industria voraz del espectáculo. Los nuevos lenguajes y medios masivos no la inmortalizarán porque las generaciones de final de siglo y el presente centauro tiene una vigencia de sus estrellas de forma más efímera, en otra velocidad y memoria. Sin embargo, Pinal será un referente de la precursora de cómo se inició el mundo de la farándula en nuestro país y América Latina. Su biografía colectiva, sus productos en cine, televisión y teatro musical darán cuenta de ese legado y construcción a la que fue fiel y amasó con tesón celosamente profesional.

Silvia Pinal, la estrella que inauguró el género del espectáculo mexicano ha muerto. Los archivos de la historia moderna de la industria del entretenimiento le deben reservar un volumen a su figura, su nombre como la primera estrella mexicana.

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