Donald Trump está anunciando a los cuatro vientos que está decidido a cumplir con las promesas que hizo en su campaña de deportar de manera masiva a los ilegales que se encuentran "invadiendo" los Estados Unidos y advierte que usará al ejército declarando un estado de emergencia, lo que ha generado un clima de miedo e incertidumbre entre la comunidad inmigrante.
El gobierno de Texas anunció que puso a disposición de Trump un terreno en el Condado de Starr al sur de Texas con aproximadamente 600 hectáreas para que Trump construya un centro de detención para las deportaciones masivas que están preparando. Para darnos una ligera idea del tamaño masivo del centro, lo pudiéramos comparar con el Bosque de Chapultepec que tiene 686 hectáreas.
Se le olvida a Donald Trump lo que sufrió su propio abuelo, Friedrich Trump, quien llegó a los Estados Unidos en 1885, a los 16 años proveniente de Alemania. Tiempo después, el abuelo se regresó con su esposa e hijo a Alemania para verse deportado y no poder entrar y ser regresado a la fuerza a los Estados Unidos por no haber cumplido con el servicio militar en Alemania y por no haber reportado al gobierno que tenía planes de emigrar a los Estados Unidos. El abuelo desesperado le escribe al príncipe regente de Baviera y le dice: "… un relámpago nos ha caído del cielo azul, estamos ahora paralizados de miedo, la felicidad de mi familia se ve opacada, mi esposa (la abuela paterna de Donald Trump) y mi hijo adorado (el padre de Donald Trump) se enfermaron por la noticia de que ahora nos quieren deportar a los Estados Unidos…"
Resulta en verdad lamentable que hoy Donald Trump, el Congreso de los Estados Unidos, la cadena de televisión de noticias Fox, la gran mayoría de los latinos que viven en la frontera entre Texas y México y muchísimos otros más, atacan al indocumentado a diestra y siniestra, sin ninguna compasión o consideración. Trump repite como disco rayado que los indocumentados son los responsables de traer todo el fentanilo, marihuana, etc. Hoy, las agresiones y los insultos a México y a los indocumentados son la bandera favorita de Donald Trump y sus seguidores para lograr según ellos creen, que Estados Unidos se recupere económicamente y sean grandotes otra vez.
La situación del indocumentado se agrava aún más, pues en el Congreso de los Estados Unidos, como en la mayoría de los 50 Estados, no se hace el menor esfuerzo para encontrar una salida a los problemas del indocumentado, que se dice están causando graves problemas en todo Estados Unidos. Nadie habla de que tal vez el indocumentado ayuda y aporta de alguna manera a la economía de los Estados Unidos. A nadie le importa encontrar una solución, ya que la gran mayoría de los norteamericanos ven al indocumentado como la principal causa de los problemas de inflación, de inseguridad, de drogas y de todos los problemas habidos y por haber. El haber visto en la televisión todos los días, semanas tras semanas, las caravanas de cientos de miles de indocumentados pasando la frontera sin ninguna documentación fue una de las principales causas por las que Kamala Harris perdió la elección. Trump estará ahora cumpliendo sus promesas de cerrar la frontera a como dé lugar y de regresar de manera masiva a todos los indocumentados que se encuentran en Estados Unidos.
Claudia informó en su mañanera del jueves 21 de noviembre a su regreso de la reunión del G20 que en el caso de que haya deportaciones de migrantes mexicanos, "la nación los recibirá y tiene un plan para hacerlo". Es importante tener presente que los indocumentados en Estados Unidos viven a la sombra de la población, no tienen ningún derecho y la Constitución no les otorga ninguna protección. Como ejemplo de lo que se le viene a Claudia, es si Trump cancela con una simple firma el programa de Acción Diferida Para Menores, conocido como DACA, la vida de más de 800 mil niños soñadores indocumentados se verá trastornada con su deportación masiva. Los soñadores están perfectamente localizados; cuando presentaron su aplicación, fueron registrados todos sus datos personales, huellas digitales, huellas biométricas, etc., lo que hace fácil y rápido para las oficinas de Inmigración la localización y deportación de estos niños soñadores, quienes ahora se despiertan y viven en carne propia la peor de las pesadillas.
Esperemos que Claudia tenga muy presente el dicho de a Dios rezando y al mazo dando.
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