“Al final, el amor que tomas es igual al amor que das”, declara Paul McCartney a los miles de mexicanos que le entregan su corazón en cada canción. Todos cantan al unísono cada letra, cada nota. A lo mejor así se escuchaba la Beatlemanía en los 60: un estruendo de gritos tan alto como la música de las bocinas por el ídolo que hoy viene a despedirse.
Exactamente un año después, Sir Paul McCartney regresa a México para culminar su gira “Got Back tour”, con dos fechas en el Estadio GNP Seguros y una en el Corona Capital 2024.
Macca, de 82 años, recorre el escenario a su tiempo, cuidando cada paso para evitar romperse una pierna, pero su cara y brazos mantienen la misma vivacidad y alegría de hace años. La edad no pasa por sus dedos, que igual tocan una guitarra, un bajo, un ukelele o un piano. Su pasión se eleva junto a un show de drones durante “Let Me Roll It”. Corazones giran por el cielo, como estrellas embriagadas de psicodelia y música, hasta culminar con las alas, las Wings, que le dieron una nueva vida más allá de los beatles.
Gracias a la tecnología actual, Paul reúne a The Beatles para interpretar su más reciente tema “Now and Then”, ¡50 años después de separarse! Es lo más cerca que estaremos de ver en vivo al cuarteto de Liverpool. La nostalgia por un tiempo tan lejano (o jamás vivido por la mayoría del público), se mezcla con la alegría de escuchar a los cuatro juntos una última vez. La voz de Paul tiembla y sus ojos vidrian cuando agradece a John por escribir tan bella canción.
De igual forma, Paul recuerda a su carnal George con su reinterpretación de “Something”. A pesar de las diferencias que separaron al grupo, el tiempo y amor que dedicaron en cada una de sus canciones perdurará por siempre. Se siente en el aire ese “algo” del que cantó George; “eso” que mueve a los enamorados y los une por siempre; “eso” que trasciende generaciones; “eso” que une almas y llena de sentido la vida. Hay “algo” en ella, hay “algo” en nosotros.
Paul se acerca al piano y toca los primeros acordes de “Hey Jude”. Todos conocen la canción: hijos, padres y abuelos. Una letra sin palabras que se repite una y otra vez, como un mantra colectivo de unión. Las diferencias y el odio desaparecen, todos somos iguales. Cuatro generaciones entrelazadas por la música, que se abrazan y balancean al compás de la misma alegría.
Aunque parece una despedida, se siente más como una celebración del gran amor de McCartney por México y sus fans latinos. En poco más de dos horas y media, Sir Paul nos llevó por un viaje en el tiempo, para que todos (sin importar edad) pudiéramos vivir o revivir las canciones que marcaron a más de una generación. Paul nos dio tres noches de música como último regalo de despedida, y a cambio recibió el amor de toda una ciudad.