HÉCTOR ZAGAL

Las porosas fronteras de ultratumba

Muchos evangelizadores españoles permitieron a las culturas originarias que las ofrendas siguieran, aunque sólo si colocaban cruces en ellas.

Muchos evangelizadores españoles permitieron que las ofrendas siguieran, aunque sólo si colocaban cruces en ellas.
Muchos evangelizadores españoles permitieron que las ofrendas siguieran, aunque sólo si colocaban cruces en ellas.Créditos: Cuartoscuro
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Para algunos, hoy comienzan los tiempos de ofrendas. El 27 de octubre llegan las almas de las mascotas que ya no están. El 28, de las personas que sufrieron una muerte trágica. El 29, de quienes murieron ahogados. El 30, de los olvidados o de quienes no tienen una familia que los recuerde. El 31, de los niños que no fueron bautizados o nunca nacieron. Finalmente, el 1º de noviembre se dedica a todos los niños bautizados menores a 12 años y el 2º a todos los adultos muertos.

No sólo el 1 y  2 de noviembre se abre la frontera entre el mundo de los vivos y de los muertos. Claro que este calendario no es tradicional (pero hubo un tiempo en que una tradición fue innovación). Las fechas que les no son dogmáticas. Muchas de ellas provienen de un sincretismo entre tradiciones prehispánicas y católicas, sazonadas por nuestra cultura contemporánea. El que algunos pongan ofrendas para las mascotas, por ejemplo, recuerda a la tradición prehispánica de sacrificar un xoloitzcuintle para que guiara el alma del fallecido rumbo al Mictlán. Por contraste, para el cristianismo los animales no tienen un alma inmortal y, por tanto, no permanecen después de la muerte. Pero, dada la creciente importancia de las mascotas en la vida afectiva de los habitantes de las ciudades, se comprende que también se recuerde a las mascotas.

Entre los mexicas, la ofrenda sólo se ponía durante cuatro años. Más que un momento de encuentro con las almas de los fallecidos, la ofrenda servía para darle fuerzas a las almas en su camino hacia el Mictlán. Por eso, una vez llegaban a su destino, se deja de ofrendarles comida.

Cuando los franciscanos llegaron a este continente y conocieron estas tradiciones, aunque las consideraron paganas, también vieron en ellas un gran potencial para mezclarlas con las celebraciones de los Santos difuntos. De esta forma, muchos evangelizadores permitieron que las ofrendas siguieran, aunque sólo si colocaban cruces en ellas.

El sentido de la ofrenda cambió significativamente con los años y así se llegó hasta las tradiciones que nosotros bien conocemos, especialmente en el centro y sur del país. Lo cierto, sin embargo, es que la cultura prehispánica tampoco era la única que ofrendaba comida a los difuntos.

En sus Confesiones, San Agustín relata cómo su madre, Santa Mónica, acostumbraba llevar ofrendas a los cementerios durante los Parentalia, una temporada del 13 al 21 de febrero, dedicada a honrar a los difuntos. Santa Mónica les llevaba pan, vino, frutos, flores, gachas. Sin embargo, un obispo prohibió esa costumbre por considerarla pagana. Qué bueno que ese prelado nunca conoció México…

¿Ustedes ya tienen listas sus ofrendas?

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

(Héctor Zagal y Óscar Sakaguchi, coautores de este artículo, son conductores del programa “El Banquete del Dr. Zagal en MVS 102.5 todos los miércoles a las 22:00 y los sábados a las 17:00)