La orquídea, un flor tan delicada y grácil de pétalos carnosos, como labios; púrpuras, lilas y blancos que hipnotizan a los mirones; un perfume exótico que embriaga el aire con lujuria y sensualidad. Una flor rara fuera de su natal Colombia, pero que destaca como un símbolo de amor y elegancia a quien logra poseerla, cuidarla y preservarla.
A menos de un año de lanzar “Red Moon in Venus”, Kali Uchis regresa con su cuarto álbum de estudio “ORQUÍDEAS”, en el que a través de 14 canciones, Kali, de ascendencia colombiana, trata de reinventar la imagen y el sonido de los artistas latinos contemporáneos de la escena pop.
Desde el inicio, Kali seduce con su voz de pétalo, que se expande en el reverb de un ambiente etéreo, como si el aire fueran sábanas de seda rosas y lilas. Solo las caricias del beat crean la clave latina que hace el amor en cada balada. Kali abraza su femineidad para obtener la fuerza que la coloca como su propia diosa. En “Igual Que Un Ángel”, con un sólo susurro, logra que Peso Pluma alabe con su voz de trompeta el corazón en peligro de su pecho de flores. El poder coquette de sus palabras mandan un mensaje de empoderamiento para aquellos cuyo corazón se ha roto, pues la luz sigue floreciendo.
“A mi me gusta que vean lo feliz que soy sin ellos”, inicia Kali en “Te Mata”, un bolero en el que revira a todos los que dudaron de ella, en especial a la familia que la expulsó cuando quiso buscar su sueño de ser una estrella. Retoma la música de sus raíces para demostrar que su sonido eterno es por el sentimiento que proyecta: las guitarras y trompetas infectan de drama los pasos firmes de este mujerón que pisa el pasado y mira sólo hacia el futuro.
De igual forma, se vale un reggaeton cuasi-psicodélico para mostrar que es la reina de esta clica, en cualquier tiempo, riddim y beat. Acompañada de El Alfa y JT de City Girls, en “Muñekita”, Kali se mantiene estoica con su voz de seda en medio de un torrente de cambios rítmicos y bamboleo de cuerpos. Ella es todo lo que necesitas, igual que tú. Tienes el cuerpazo, la actitud y el mood. Dale muñequita.
Asimismo, Kali recluta a su parcera Karol G en “Labios Mordidos”, un reggaeton nasty que se escurre como sudor por el ombligo. Ambas menean sus palabras como sus caderas, mientras juegan a seducirse, como amigas que admiran y desean sus cuerpos. El pounder retumba las paredes, pero son los aullidos los que rozan y penetran los oídos.
Por último, Kali nos lleva a una gran fiesta latina en “Dame Beso // Muévete”. Las palmas no se resisten al merengue. Imposible quedarse sentado. Kali pide sólo un beso para que la orquídea reflorezca en este vida marchita. Los labios rozan y el ritmo se acelera. Pasamos a un ballenato rápido. Kali queda al centro de esta rueda de palmas; es el centro de atención. Sabe que las envidiosas nunca faltarán, pero mejor dejarlas en la puerta. Aquí la reina, la que lleva la corona de orquídeas, dirige esta gran fiesta latina. Kali agradece a todos sus invitados; los despide con un “hasta la próxima”, en una nueva etapa que ya está por llegar con la llegada de su primer hijo. Que nunca termine esta fiesta que celebra la nueva vida y encanto por venir.