México es uno de los cinco países megadiversos del planeta, sin embargo, esta riqueza natural no se refleja en la protección que el Estado Mexicano debería llevar a cabo para proteger y aprovechar este patrimonio inherente del país.
Las Reservas de la Biosfera fueron establecidas en 1974 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con el objetivo de proteger y conservar la biodiversidad y los ecosistemas naturales que hay en los diferentes países de todo el mundo, pero esa categoría se le otorga solo a aquellas áreas naturales con una gestión y protección apropiadas.
Para ello, los gobiernos deben establecer políticas y programas de cuidado y gestión sostenible de los recursos naturales y culturales que permitan la conservación de los ecosistemas y su biodiversidad, lo más inalterado posible.
Es decir, las Reservas de Biosfera son zonas naturales de cada país reconocidas a nivel internacional por su interés biológico, ecológico y cultural, donde se promueve la investigación, la educación y se impulsan las actividades socioeconómicas sostenibles de los pobladores que viven en esos territorios.
De las 186 Áreas Naturales Protegidas (ANP) que hay en nuestro país solo 44 han sido catalogadas como Reservas de la Biosfera, aunque la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturaes (SEMARNAT) dice equivocadamente en su página web que son más de la mitad de las ANP (ver: https://www.gob.mx/semarnat/articulos/que-son-las-reservas-de-la-biosfera).
De acuerdo con la SEMARNAT, las 44 Reservas de la Biosfera con que cuenta México en conjunto cubren un territorio de 62 millones 952 mil 750.5 hectáreas de las cuales dos terceras partes son marinas, 20% son marino-terrestres y el resto (10%) completamente terrestres.
Una de las actividades socioeconómicas más aprovechadas en estas reservas en todo el mundo es el ecoturismo y países como Costa Rica, Ecuador, Nepal, Kenya y Madagascar rebasan por mucho a México, en cuanto a los ingresos per cápita por este rubro.
A nivel mundial se calcula que este rubro genera ingresos por 176 mil millones de dólares cada año y se prevé que en los próximos 5 años tendrá un crecimiento anual sostenido del 10.3%. Los expertos consideran que la creciente conciencia sobre el cambio climático y la necesidad de conservar áreas naturales está alimentando el crecimiento de este mercado.
Turismo sostenible
El ecoturismo, también conocido como turismo sostenible o turismo de naturaleza, busca la comunión entre los visitantes con el entorno natural, con la naturaleza poco antropizada o transformada por el ser humano.
El objetivo principal es aprender sobre el medio ambiente, los animales silvestres, la vegetación, el cuidado de los ecosistemas, y los impactos negativos de la civilización humana en el resto de los seres vivos y sus entornos naturales.
Para países como el nuestro, cuya economía se basa en la extracción y venta de materias primas, así como servicios y productos básicos o primarios, el ecoturismo es una alternativa de ingresos que, bien gestionados, pueden contribuir a la protección del medio ambiente, combinado con beneficios económicos para los gobiernos, las comunidades locales y las organizaciones comunitarias o no gubernamentales responsables de la conservación de las áreas naturales.
Por ello, muchos países en vías de desarrollo o emergentes, desde hace años han promovido el ecoturismo como una vía para evitar la degradación ambiental ya sea pesca inmoderada, deforestación o caza ilegal de especies en peligro, con desarrollo económico.
Las crecientes preocupaciones ambientales de las personas han impulsado la inversión de su dinero para emprender viajes sostenibles a estos espacios de reserva, en el que se combinan momentos de relajación, con exploración y senderismo.
Pero también para ampliar sus conocimientos sobre la biodiversidad natural y cultural así como el interés histórico por civilizaciones antiguas, la arqueología, la etnobotánica, la ecología tropical, la biología marina, la biodiversidad animal, entre muchos otros.
Muchas de las Reservas de la Biosfera de México cuentan con esta rica mezcla que satisface todos los intereses y en una gran variedad de entorno ecosistémicos, desde el mar profundo, pasando por el desierto, las selvas y zonas boscosas, los arrecifes coralinos y manglares, o las regiones semiáridas, entre otras.
Algunas de las reservas son las del Pacífico Mexicano Profundo; La Zona Marina Bahía de los Ángeles, de Ballenas y de Salsipuedes; El Pinacate y Gran Desierto de Altar; Sierra de Manantlán; Sierra Gorda; Tehuacán; Sierra de Huautla; Pantanos de Centla, Los Tuxtlas; Montes Azules; Sian Ka’an; Banco Chinchorro; Los Petenes; el Caribe Mexicano; El Vizcaíno y la Islas Marías, entre otros.
Islas Marías
En este archipiélago del Pacífico Mexicano también llamado islas Tres Marías, está compuesto por cuatro islas y se sitúa una de las reservas de la biosfera más prístinas del país.
Situadas a 112 km de las costas del estado de Nayarit, está compuesto por la mayor de las islas llamada María Madre de 145 km²; la isla María Magdalena, de 70 km²; María Cleofas, de 20 km²; y San Juanito, 9 km²; que conforman una superficie total de 245 km², el equivalente al territorio de las alcaldías Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc, Iztacalco e Iztapalapa juntas.
La mayor parte de esta área natural declarada por la UNESCO en 2010 como Reserva de la Biósfera, la ocupa el mar, en una de las regiones de mayor biodiversidad marina y en zonas de mayor profundidad.
Durante más de un siglo, en la isla María Madre se estableció una cárcel sin muros llamada Colonia Penal Federal Islas Marías (1905-2019), de baja seguridad, en la cual llegaron a purgar su condena hasta 13 mil personas, quienes vivían en pequeñas chozas. Además, la isla cuenta con un puerto llamado Balleto, muelle, una clínica, almacén y en tiempos de la cárcel tenía una escuela e iglesia.
Es la única isla que ha sido habitada desde que fueron descubiertas en 1525, pero prácticamente durante la etapa colonial no hubo interés en ellas. Su historia también reflejó una pequeña parte de la trepidante evolución nacional y en ella pasaron ilustres personajes como José Revueltas, quien escribió su novela Muros de Agua o Pedro Infante y Emilio Fernández quienes filmaron la película Las Islas Marías.
En 2000, el archipiélago fue catalogado como Área Natural Protegida por el buen estado de conservación de sus ecosistemas y por el alto número de especies de animales y plantas endémicas de interés científico, ambiental y cultural.
Sitio ecoturístico
Desde 2022, la actual administración convirtió la colonia penitenciaria en un sitio ecoturístico, cuya administración y cuidado se encuentra a cargo de la Secretaría de Marina. A las islas se puede llegar por ferris modernos de la marina desde los puertos de Mazatlán, Sinaloa o San Blas, Nayarit.
En pocos meses se han logrado transformar las chozas de los presos en hostales confortables para los turistas, así como diversos espacios agradables en un restaurante, bar, tienda de víveres, de artesanías y el edificio administrativo.
Personal de la marina se ha capacitado arduamente durante un año para fungir como “Guardianes de la Biosfera”, quienes guían y acompañan a los grupos de ecoturistas a realizar los recorridos, que en muchos casos pueden ser extenuantes.
Junto con la marina otras dependencias se encuentran trabajando para soportar el contenido ecoturístico como, por ejemplo, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de la SEMARNAT o la Secretaría de Turismo.
En las islas hay mucho que ver y disfrutar: Tiene selvas secas, manglares, arrecifes, costas y ecosistemas pelágicos, por lo que ha funcionado como un reservorio de especies endémicas. Hasta ahora se han localizado alrededor de 480 especies de flora y fauna, 54 de ellas, especies de fauna terrestre y marina en riesgo.
Las islas son un importante sitio de refugio, anidación y alimentación de grandes colonias de aves marinas, como el halcón “quebrantahuesos” y en el medio marino hay una gran diversidad de organismos como corales, peces de arrecife, tiburones, rayas, tortugas y mamíferos marinos.
La abundante flora y fauna de la isla invita a incursionar, hacer senderismo y recorrer lugares para observar la naturaleza y los paisajes.
Los más atractivos son el subir a las zonas montañosas donde se encuentra la escultura de un Cristo, el faro o el halconario. Así como visitar los sitios históricos como la fábrica de sal, de cal o la granja camaronera, donde trabajaban los presos internos.
También se cuenta con un museo de sitio, donde se pueden apreciar su historia y algunos objetos antiguos, así como dibujos de los primeros catálogos de la flora y fauna realizados por naturalistas del siglo XVIII y XIX, al igual que el pasado ominoso como algunas celdas de castigo de los presos.
Debido a la lejanía del continente y al no contar con un centro urbano, la Isla María Madre es un excelente lugar para ver el cielo. Sin contaminación lumínica es posible observar una gran cantidad de estrellas de la bóveda celeste. En una sola noche un capitalino podrá mirar tantas como las que observará a lo largo de toda su vida.
Las zonas habitables de la isla están muy limpias y totalmente seguras. En pocos sitios del país se siente tanta seguridad y tranquilidad como en las Islas Marías.
Considero que el haber convertido a este sitio en un centro ecoturístico es un gran acierto que espero que se fortalezca en el futuro para aprovechar su atractivo natural y capturar una pequeña parte de ese creciente número de visitantes de todo el mundo que están conscientes de la importancia de la naturaleza y buscan invertir sus recursos para vacacionar en zonas naturales protegidas.
Comentarios y sugerencias: @abanav /abanav@gmail.com y sapiensideas.com