OPINIÓN ARTURO BARBA

Marcelo Ebrard y la ciencia mexicana

El ex canciller de México convocó a construir conjuntamente una agenda tecnológica que impulse el desarrollo del país.

Marcelo Ebrard, aspirante a la candidatura presidencial.
Marcelo Ebrard, aspirante a la candidatura presidencial. Créditos: Foto: Arturo Barba
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Solo uno de los políticos que se encuentran en campaña –aunque se le llame de otra manera–, rompe con el único rasgo en común que caracteriza a la clase política mexicana de los últimos 80 años: el analfabetismo científico.

Y es que desde el general Lázaro Cárdenas (1934-1940) ninguno de los gobiernos mexicanos, incluido el actual, ha puesto como prioridad la única palanca de desarrollo que ha funcionado en todo el planeta: la ciencia, la tecnología y la educación.

La clase política mexicana desconoce el papel clave que tienen el conocimiento científico y su aplicación en tecnologías y productos innovadores, y tampoco se ha acercado a quienes sí conocen y saben, salvo Marcelo Ebrard Casaubón. Hasta ahora es el único aspirante a la presidencia que se ha reunido con científicas y científicos mexicanos.

Este viernes, convocado por más de 150 integrantes de la comunidad científica mexicana, Ebrard Casaubón señaló cómo China en 30 años ha logrado ubicarse como  la segunda economía del planeta y se erigió en la fábrica mundial gracias al impulso de su ciencia y su tecnología. “Ha logrado construir una clase media de 500 millones de personas en solo tres décadas”, dijo.

También mencionó cómo la India (con una clase media de 450 millones de personas) y miles de nuevas empresas de base tecnológica, observa a México como un serio competidor en los próximos años.

Marcelo Ebrard / Foto Arturo Barba

“Nuestro país tiene el viento a favor, salvo que cometamos errores verdaderamente imperdonables, yo estimo que en los próximos 10 años México va a crecer económicamente y puede lograr los objetivos que no hemos alcanzado en todo un siglo para la acelerar la reducción de la pobreza, aumentar nuestra clase media y elevar los niveles educativos del país”, expresó.

Por ello, reconoció algo que la comunidad científica mexicana ha expresado desde hace décadas: que el impulso de la ciencia y la tecnología no es un tema sexenal sino de mediano y largo plazos. “Es para los próximos 10 años, no se trata de un asunto sexenal, sino que tiene que ver con el modelo de desarrollo del país”.

Ebrard Casaubón convocó a construir conjuntamente una agenda tecnológica que impulse el desarrollo del país y dijo que para ello es necesaria una alianza estratégica entre el gobierno y la comunidad científica y tecnológica para identificar aciertos, logros y errores del pasado, para definir el rumbo de la nación.

Comentó que, si bien el desarrollo científico y tecnológico es un tema complejo, en los próximos años, en nuestro país se deben generar las condiciones para que 400 de las más grandes empresas tecnológicas de todo el planeta, de la cual la giga fábrica de Tesla es solo una de ellas, se puedan instalar e invertir en México.

El excanciller indicó que tenemos muy claros los diagnósticos de lo que se debe hacer en el país. “Para alcanzar estos objetivos no solo requerimos convocar a la comunidad científica y tecnológica, sino a las universidades, las empresas, todos los actores posibles en torno a un solo objetivo: lograr el desarrollo de México para los próximos años”, mencionó.

Como parte de los primeros pasos para construir esta agenda tecnológica Ebrard Casaubon mencionó que se debe definir la manera de vincular el desarrollo científico y tecnológico con las prioridades del país, los que se debe hacer para generar capital de riesgo para invertir en el desarrollo tecnológico y qué hacer para aumentar sustancialmente la masa crítica de científicos y tecnólogos.

Al encuentro acudieron investigadores de instituciones como el CINVESTAV del IPN, la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de Querétaro, la Universidad Autónoma de Guanajuato, el Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico y de la empresa Neolpharma, entre otros.

El exjefe de gobierno de la Ciudad de México acompañado en el presídium por Esther Orozco, Alejandra Moreno Tocano, Gerardo Herrera y David Kershenobich, entre otras personalidades, reconoció que “la gran lección que la Covid-19 nos dejó es que nuestra dependencia o insuficiencia científica y tecnológica es un tema de seguridad nacional”.

Como país ante futuras pandemias y epidemias debemos estar preparados, contar con una mayor capacidad de diagnóstico, y realizar pruebas. Partir de la base de lo que hemos aprendido.

“¿Cómo país qué deberíamos hacer diferente? Los diagnósticos los tenemos muy claros. Para alcanzar estos objetivos no solo requerimos convocar a la comunidad científica y tecnológica, sino a las universidades, las empresas, todos los actores posibles en torno a un solo objetivo: lograr el desarrollo de México para los próximos años”, dijo.

En el diálogo con las y los asistentes se expusieron algunas propuestas y rezagos que enfrenta nuestro país en materia de ciencia, tecnología, innovación, salud y medio ambiente.

“Soy una convencida de que este país no tiene un futuro brillante sin ciencia, tecnología e innovación”, dijo Esther Orozco, investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav). “La comunidad científica tiene grandes esperanzas en que el país comprenda que somos un ejército de 33 mil investigadores reconocidos por el SNI que podemos servir para que se resuelvan muchos de los problemas de este país”.

Durante la reunión se mencionó la necesidad de llevar a cabo modificaciones a la nueva ley de ciencia y tecnología aprobada hace tres meses por los diputados y senadores, así como el grave recorte de más del 50% en el número de becas para posgrado que han afectado a miles de estudiantes de maestría y doctorado de todo el país, que no podrán continuar con su formación científica.

También se expuso la discriminación injustificada a instancias de los prejuicios de la actual directora general del Conacyt, Ma. Elena Álvarez, de los posgrados de alta calidad internacional en las áreas de biotecnología, tanto en el campo de la salud como en el agrícola.

En un ambiente optimista, Gerardo Herrera Coral, investigador del Cinvestav, líder del grupo mexicano en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), refrendó el compromiso de la comunidad científica ya que esta puede aportar sus conocimientos y experiencias en beneficio de la población. “Usted nos significa la esperanza de una nueva oportunidad”, expresó.

Por su parte, Juan Pedro Laclette, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM y expresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, señaló que nuestro país no alcanzará su verdadero potencial como nación si no avanza hacia una sociedad del conocimiento.

Recordemos que en la Ciudad de México quien más apoyó las actividades científicas y tecnológicas fue Mercelo Ebrard (2006-2012) al impulsar la Ley de Ciencia y Tecnología y crear el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal; misma que en el periodo de Miguel Ángel Mancera se elevó a Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, pero con un presupuesto y alcance muy limitado.

En cambio, durante el gobierno de Claudia Sheinbaum, la secretaría de ciencia prácticamente desapareció y fue absorbida por la de educación. Su existencia quedó confinada solo en el nombre de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), pero sin actividades sustantivas en materia científica y tecnológica. Se retrocedió lo poco que se había avanzado en esta capital, que concentra a cerca del 50% de la ciencia del país.

Marcelo Ebrard / Foto Arturo Barba

La partidocracia mexicana es analfabeta en materia de ciencia y tecnología y en función de su ignorancia dirige los destinos del país. Consume y compra lo que en otros países se inventa, pero ignoran los conocimientos científicos necesarios para su desarrollo y, por supuesto, desconocen cómo impulsar la generación de productos innovadores basados en ciencia y tecnología en México.

Por ello, la sociedad mexicana se encuentra en los albores de una decisión fundamental para los próximos años y décadas o se decide en favor del avance del país apostando por el avance de la ciencia y la tecnología, las únicas palancas del desarrollo o puede cometer un error imperdonable, tal y como ocurrió en la capital del país.

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