Aunque nuestros políticos y servidores públicos que toman decisiones suelen soslayar la amenaza que representan las olas de calor por el cambio climático, la salud y la vida de las personas corren peligro, especialmente aquellas poblaciones de alto riesgo en todo el mundo, como los adultos mayores, niñas y niños.
Si estos fenómenos climáticos contribuyen a una mayor morbilidad y mortalidad aún en países avanzados y de altos ingresos como los europeos, los países de bajos y medianos ingresos como México, sufren aún más su impacto.
De ahí la importancia del estudio publicado en la revista Nature Medicine de esta semana, que indica que las olas de calor que ocurrieron en toda Europa el verano del año pasado –el más caliente de los últimos años–, ocasionó la muerte de 62 mil 862 personas.
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La investigación llevada a cabo por un equipo de científicos de Francia, España y Suiza, encabezado por Joan Ballester, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), enfatiza que a medida que aumenten las temperaturas globales, se espera que la frecuencia y la intensidad de las olas de calor y los veranos calurosos también se incrementarán.
El verano de 2022 fue la temporada más calurosa registrada en Europa y se caracterizó por una serie de olas de calor que rompieron los récords de temperatura ocasionando fallecimientos, sequías e incendios forestales que afectaron a prácticamente todo el continente, especialmente a los países mediterráneos.
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A diferencia de lo que se esperaría de aquellos países, las estadísticas relacionadas con estos fenómenos no son precisas y tampoco bien cuantificadas, por ello, los científicos tuvieron que revisar los registros de exceso de mortalidad de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat).
Reexaminaron 45 millones 184 mil 044 fallecimientos de la base de datos Eurostat, que incluye los registros de los 35 países europeos –cuya población total es mayor a 543 millones de personas–, para cuantificar la carga de mortalidad relacionada específicamente con el calor, durante el verano de 2022.
Analizaron datos de temperatura y mortalidad para el período de 2015-2022 en 823 regiones de los 35 países. Con esa información estimaron modelos epidemiológicos y predijeron la mortalidad atribuible a la temperatura para cada región y cada semana de todo el verano.
Los investigadores observaron que la temporada de calor del 2022 fue implacable: entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre de 2022 ocurrieron 62 mil 862 muertes como resultado del intenso calor y el mayor número de ellas se produjo en Italia (con 18 mil 010), España (11 mil 324), Alemania (8 mil 173), Francia (4 mil 807), Reino Unido (3 mil 469) y Grecia (3 mil 092).
Los registros de las temperaturas fueron más cálidos que el promedio durante cada semana de todo el verano. Las temperaturas más altas se registraron desde mediados de julio a mediados de agosto, y este calor causó 38 mil 881 muertes solamente entre el 11 de julio y el 14 de agosto. Incluso, dentro de ese lapso se registró una intensa ola de calor paneuropea (entre el 18 y el 24 de julio), que ocasionó 11 mil 637 fallecimientos.
Al analizar la mortalidad por grupos de edad el estudio arrojó que hubo 4 mil 822 muertes entre los menores de 65 años; 9 mil 226, entre los de 65 a 79 años; y 36 mil 848 defunciones entre los mayores de 79 años. Lo que demostró que los adultos mayores son el grupo poblacional más susceptible.
Por otro lado, al revisar la mortalidad por género, está ocurrió principalmente en mujeres con 63%, con un total de 35 mil 406 muertes prematuras, mientras que en hombres ocurrieron 21 mil 667 fallecimientos.
La mayor vulnerabilidad de las mujeres al calor se observó en toda la población en su conjunto, pero principalmente en las mayores de 80 años, donde la tasa de mortalidad es 27% superior a la de los hombres. En cambio, la tasa de mortalidad masculina es 41% superior entre menores de 65 años, y un 13% superior entre 65 a 79 años.
Durante el verano del 2022 se superaron las temperaturas medias europeas observadas entre 1991-2020 en todas las semanas con hasta 4 grados, por lo que en varios países y días se llegó a los 40 grados Celsius.
A pesar de que la mayoría de los países europeos han establecido políticas públicas en contra del calor, debido a las olas del verano del año 2003 que causaron la muerte de más de 71 mil personas, es claro que los planes de prevención de los distintos países tienen deficiencias o no existen.
Los efectos de las olas de calor del año pasado pusieron de manifiesto la fragilidad de los sistemas de salud para hacer frente a las emergencias sanitarias relacionadas con el clima.
Asimismo, los científicos señalan que entre la sociedad europea existe falta de conciencia de los riesgos e impactos de las temperaturas por el cambio climático, y señalan la importancia de contar con estrategias de vigilancia, planes de prevención y medidas de adaptación a largo plazo.
Si esto pasa en Europa, en México la situación puede ser aún peor conforme avance el cambio climático en los próximos años.
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