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¿Les gustan las novelas de detectives? ¿Son team Agatha Christie o Sir Conan Doyle?
Agatha Mary Clarissa Miller (1890-1976) era una “mujer de mundo”. Su obra lo corrobora. De niña, no le gustaban los juegos convencionales. Su imaginación daba para más, por eso prefirió crearse amigos imaginarios, mucho más interesantes que las muñecas de trapo. Tuvo una infancia feliz, aunque se fue rápidamente. A los once años, falleció su padre. Agatha fue internada en un colegio de niñas y, como nunca terminó de adaptarse, fue enviada a París durante cinco años.
Tan pronto como regresó se fue con su madre a El Cairo. Sólo estuvo algunos meses allá, pero ese tiempo le bastó para comenzar a escribir su primera novela Snow Upon the Desert, una novela romántica. Sus viajes le servirían como inspiración para ambientar sus historias.
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Su primera novela policíaca se publicó hasta 1920: El misterioso caso de Styles, donde vemos por primera vez la aparición de su icónico personaje Hércules Poirot. Agatha escribió esta obra mientras servía como enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial. Mientras atendía soldados heridos en el hospital de Torquay, comenzó a afinar sus conocimientos médicos y farmacéuticos para utilizarlos en sus novelas. Durante este periodo cuando conoció a Archibald Christie, su primer esposo y de quien tomaría el apellido Christie.
Después de la Gran Guerra, el matrimonio fue languideciendo. Finalmente, Archibald le pidió el divorcio, pues el tipo tenía una amante. Como si fuese un capítulo de sus novelas se tratase, Agatha se esfumó.
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Encontraron su coche cerca de un lago. Dentro del vehículo estaba su licencia de conducir, un abrigo y restos de sangre. Tras un gran operativo policíaco, Agatha apareció después de once días en un hotel. Localizarla resultó complicado debido a que se había hospedado bajo el nombre de Nancy Neele, la amante de su esposo. Todo se debió, al parecer, a un ataque de nervios.
En 1930, ya divorciada, Agatha conoció a un joven arqueólogo, catorce años menor que ella, Max Mallowan. Se casaron y la obra de Agatha se enriqueció con la arqueología. Durante este tiempo, escribió novelas como Asesinato en Mesopotamia y Muerte en el Nilo.
Agatha Christie murió en 1976 por causas naturales. Sin embargo, su obra siguió muy vigente a tal punto que, junto con la Biblia y Shakespeare, es de las más vendidas en Occidente.
Christie es una figura esencial para la literatura moderna. Ella sabía que su lector no era tonto. Le ponía retos, acertijos a resolver. Lo involucraba en la historia haciendo que el misterio también fuera para él. Todo ello, acompañado de su conocimiento de un profundo conocimiento de la psicología humana y enmarcado, frecuentemente, en un entorno aristócrático. La autora fue capaz de atrapar al lector ochenta veces en sus ochenta novelas.
Un año antes de morir, Christie le puso fin a la historia de Poirot en su novela Telón. He leído toda su obra varias veces salvo esta novela. La estoy guardando para mi jubilación. Al final, pienso que las despedidas siempre deben ser especiales.
¡Atrévete a saber! Sapere aude!
(Héctor Zagal y Óscar Sakaguchi, coautores de este artículo, participan en el programa de radio El Banquete del Dr. Zagal)