En la antesala del 2024 México retrocede peligrosamente hacia el presidencialismo. La alternancia política es una utopía. Morena consolida su hegemonía territorial sin contrapesos regionales al poder que concentra y detenta Andrés Manuel López Obrador, desde Palacio Nacional. La prometida transformación nos regresó al centralismo.
Atestiguamos la pantomima de las campañas de las “corcholatas” presidenciales de Morena, llamadas “recorridos”, al más puro estilo del viejo régimen con acarreados y plagadas de ocurrencias. A los seis aspirantes al cargo de "Coordinador de la Defensa de la Transformación" se les prohibió debatir y hacer propuestas.
El próximo sábado 1 de julio están invitados al “AMLO-Fest”, López Obrador celebrará el quinto aniversario de su triunfo electoral y advirtió a los seguidores de las “corcholatas” que no vayan a organizar actos proselitistas o “zalamerías” a favor o en contra de quienes aspiran a sucederlo. Una vez más hace sentir su liderazgo y control del proceso de sucesión.
En este contexto, la alianza opositora, “Va por México”, integrada por el PAN, PRI y PRD, presentó el método para elegir a su representante. Los interesados en registrarse como aspirantes a la candidatura deberán recabar y presentar 150 mil firmas que servirán para formar un gran padrón de electores. Los tres partidos tendrán procesos internos, individuales, que tiene en común la aplicación de una consulta ciudadana para definir a su candidato.
El ganador de esa contienda será nombrado: Responsable del Frente Amplio Va Por México o Frente Amplio Opositor debido a que por restricciones de la ley electoral no puede designarse inmediatamente como candidato presidencial. El proceso iniciará con el registro de aspirantes entre el 4 y el 9 de julio.
Un gran desafío, sin duda, por la ideología y las crisis que registra cada partido. En el PAN no todos apoyan la alianza con sus ex enemigos políticos; En el PRI, la desbandada de cuadros políticos está a la orden del día, además de la animadversión de algunos líderes del tricolor en contra de su presidente Alejandro Moreno y en el PRD la zozobra por perder el registro los tiene aterrorizados.
Además, Morena les ganó en la estrategia al adelantar los tiempos y posicionar a sus aspirantes por encima de los demás. La oposición va contrarreloj y le urge definir al contrincante de la “corcholata presidencial” que se anunciará en septiembre próximo. Aunque se han destapado varios panistas, priistas, perredistas y un par de candidatos ciudadanos, ninguno despunta.
También, hay que considerar el acuerdo al que llegaron las dirigencias del PAN, PRI y PRD, a inicios del 2023, el cual establece que el abanderado a la presidencia y a la Jefatura de la Ciudad de México, serán de Acción Nacional, pero han surgido presiones de algunas organizaciones de la sociedad civil para que al menos el método sea abierto: elecciones primarias o un esquema híbrido.
En la lista del PAN se han anotado: Santiago Creel, diputado federal, Lily Téllez, senadora, Francisco Cabeza de Vaca, ex gobernador de Tamaulipas y recientemente Xóchitl Gálvez, senadora, quien “deshoja la margarita” para decidir si compite por la Ciudad de México o por la presidencia. La hidalguense es una carta fuerte, con experiencia y capital político, pero la dirigencia panista la mira con cierto recelo.
Por el PRI están apuntados: las senadoras, Claudia Ruiz Massieu y Beatriz Paredes; Ildefonso Guajardo, diputado federal; Alejandro Murat, ex gobernador de Oaxaca; Enrique de la Madrid, ex secretario de Turismo; José Ángel Gurría ex titular de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y hasta Alejandro Moreno, líder del tricolor.
En el PRD están Miguel Ángel Mancera, senador y Silvano Aureoles, ex gobernador de Michoacán. Los candidatos ciudadanos que han levantado la mano son: Gustavo de Hoyos Walter, ex presidente de la Coparmex y Demetrio Sodi.
Germán Martínez, senador independiente, declinó participar por la candidatura presidencial al argumentar que el proceso de la oposición “no es de partidos, ni es plenamente de ciudadanos”; pero aseguró que apoyará a la persona que sea designada para competir en 2024. Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, también se bajó de la contienda. Dijo que “La oposición necesita a alguien de tiempo completo”, pero sotto voce, aseguran que no le gustó el método.
Fuera de la alianza, Movimiento Ciudadano analiza la opción de elegir a su candidato presidencial entre dos gobernadores en funciones, Samuel García de Nuevo León y Enrique Alfaro de Jalisco, así como el popular Luis Donaldo Colosio, Alcalde de Monterrey.
Así las cosas, el mandato de las urnas está en riesgo. México se debate entre la ambición presidencial de concentrar el poder y un persistente pero débil pluralismo que no se traduce de manera fiel en los espacios formales de representación política. Los partidos de oposición enfrentan el reto de recomponer sus estructuras para mantenerse competitivos o desaparecer.
En el 2024 se juega la gobernabilidad del país, en una endeble democracia polarizada. Como decía el ideólogo del tricolor, Jesús Reyes Heroles: “En política lo importante es convencer, persuadir, no improvisar”.
México debe avanzar hacia un sistema democrático participativo y no sólo representativo. El poder del voto nos permitirá elegir entre el pluralismo (democracia) o el autoritarismo.
@guillegomora