La diabetes, una de las 10 principales causas de muerte y discapacidad en el mundo, se incrementará más del doble en los próximos 30 años, periodo en el que pasará de 529 millones de personas con la enfermedad en todo el planeta, a mil 300 millones de personas de cualquier edad y sexo en todos los países.
De acuerdo con un informe publicado en la revista científica The Lancet, con este crecimiento su prevalencia pasará de 6.1% a 9.3% en promedio global y las regiones más afectadas serán el norte de África y Oriente Medio, con el 16.8 %, seguido de América Latina y el Caribe donde llegará al 11.3 % de prevalencia.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018, la prevalencia es del 10.3% en personas mayores de 20 años, lo que significa que alrededor de 13 millones de personas padecen diabetes, enfermedad crónica, incurable y degenerativa que causa graves daños secundarios.
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La diabetes mellitus se manifiesta cuando el páncreas no produce insulina suficiente o no puede ser utilizada eficazmente por el organismo para regular el azúcar en la sangre. Cuando no se controla la enfermedad se puede producir hiperglucemia, el aumento de azúcar en la sangre que, con el tiempo, daña gravemente diversos órganos y sistemas del cuerpo humano.
Si bien es más común en personas de 65 años o más, con una prevalencia del 20% en este grupo demográfico, se puede presentar en todas las edades.
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Los investigadores encabezados por Liane Ong, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, utilizaron el estudio Global Burden of Disease 2021, para examinar la prevalencia, morbilidad y mortalidad de la diabetes en 204 países y territorios, por edad y sexo, entre 1990 y 2021 y pronosticaron la prevalencia de la diabetes hasta 2050.
También proporcionaron estimaciones de los dos principales tipos de diabetes y cuantificaron la proporción de la carga de diabetes tipo 2 (DT2) atribuible a 16 factores de riesgo. El equipo de estudio incluyó investigadores de todo el mundo (consultar en https://doi.org/10.1016/S0140-6736(23)01301-6).
La diabetes tipo 1(DT1) y tipo 2 (DT2) son las formas más comunes de la enfermedad y se diagnostican mediante criterios bien establecidos. La DT1 a menudo se desarrolla durante la infancia, mientras que la DT2 tiene un fuerte componente genético y una fuerte asociación con la obesidad y un estilo de vida sedentario.
“La rápida tasa de crecimiento de la diabetes no solo es alarmante sino también un desafío para todos los sistemas de salud del mundo, especialmente dado que la enfermedad también aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular”, dijo Liane Ong.
La diabetes es una enfermedad que provoca alta morbilidad que altera la vida, tiene tasas muy elevadas de mortalidad e interactúa con muchas otras enfermedades y las agrava. Tan solo en México este padecimiento ocupa el tercer lugar de mortalidad, la primera causa de ceguera, la primera causa de amputaciones y de ausentismo laboral.
“Aunque el público en general podría creer que la diabetes DT2 simplemente está asociada con la obesidad, la falta de ejercicio y una dieta deficiente, prevenir y controlar la diabetes es bastante complejo debido a una serie de factores”, señala Liane Ong. “Eso incluye la genética de una persona, así como aspectos logísticos, sociales, y barreras financieras dentro del sistema estructural de un país, especialmente en países de bajos y medianos ingresos”.
La diabetes DT2 representará el 90% de toda la prevalencia de diabetes. La mayor parte por factores sociales de riesgo como un índice de masa corporal elevado, mala alimentación, riesgos ambientales y laborales, consumo de tabaco y alcohol, y la escasa actividad física.
Los científicos estiman que para 2050, tres de cada cuatro adultos con diabetes vivirán en países de ingresos bajos y medios, como México. En la actualidad, solo el 10% de las personas con diabetes que viven en estos países reciben atención médica adecuada.
En un número especial de la revista The Lancet Diabetes and Endocrinology en el que se incluye un análisis la prevalencia de la enfermedad en Estados Unidos, realizado por un equipo de investigadores encabezados por Saria Hassan, de la Escuela de Medicina de la Universidad Emory, se indica que independientemente del nivel socioeconómico, en todos los países las personas discriminadas y marginadas sufren más y peores consecuencias por la diabetes.
Observaron que la carga de diabetes DT2 entre los jóvenes casi se ha duplicado en los últimos 20 años, y la mayor carga se observa entre la población negra o indígena estadounidense. Asimismo, el racismo estructural y la desigualdad geográfica amplifican y agravan los determinantes sociales de la salud y afectan a la atención y el tratamiento a las que tienen acceso las personas con diabetes (leer en: https://doi.org/10.1016/S2213-8587(23)00129-8).
Otro estudio sobre las posibles intervenciones, destaca la importancia de las asociaciones equitativas, la creación de capacidades y confianza en la comunidad, el cambio del ecosistema y la mejora del entorno de la práctica clínica. Estas iniciativas siguen siendo limitadas y a menudo es difícil encontrar financiación para ellas.
En cambio, la atención sigue centrándose en las intervenciones biomédicas y los nuevos dispositivos. Las estimaciones del mercado mundial de medicamentos para la diabetes de tipo 2 durante la próxima década se estima que pueden llegar a superar los 100 mil millones de dólares. En conjunto, se calcula que el gasto sanitario mundial relacionado con la diabetes ascenderá a un billón de dólares en 2045.
La Comisión Lancet sobre diabetes publicada en 2020 destacó que existe una carga desigual de la enfermedad en las personas de países de bajos y medianos ingresos, donde ocurre el 80% de los casos. Asimismo, señaló que los sistemas de atención de la salud mal preparados y con fondos insuficientes de estas naciones se ven acosados por desafíos socioeconómicos como la mala nutrición, la pobreza y la inactividad física (consultar en https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)32374-6).
Los científicos sostienen que el mundo no ha comprendido la naturaleza social de la diabetes y ha subestimado su verdadera magnitud y la amenaza que representa la enfermedad para el presente y futuro de la humanidad.
“La diabetes será una enfermedad definitoria de este siglo”, señalan y afirman que la forma en que la comunidad sanitaria enfrente la diabetes en las próximas dos décadas determinará la salud de la población y la esperanza de vida de los próximos 80 años.
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