OPINIÓN HÉCTOR ZAGAL

Tierra antivampiros

“El Vampiro del Virrey” Trata sobre una serie de misteriosas asesinatos que se cometen en la Nueva España.

Vampiro
VampiroCréditos: Pexels
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“¿Cómo podría sobrevivir un vampiro a estas tierras? Si en plena Navidad podemos disfrutar de un sol radiante. ¿Vampiros? Le tienen miedo a la plata, al sol, al ajo, no pueden cruzar una corriente de agua. ¡Y no pueden entrar a una casa sin invitación del dueño! Si alguna vez existieron, lo que dudo, hace mucho que se hubiesen extinto. ¡Son tan frágiles!”, comenta con ironía Sor Filotea del Niño Jesús.

Lo que acaban de leer es un pequeño fragmento de mi nueva novela, recién salida del horno, “El Vampiro del Virrey”. Trata sobre una serie de misteriosas asesinatos que se cometen en la Nueva España, tras la llegada a Veracruz de Ioan Apafi, príncipe de Transilvania.

El Santo Oficio está alarmado. Todos los cadáveres poseen la misma marca en el cuello: dos orificios, como si de una mordedura se tratara. ¿Acaso ha llegado un vampiro a la Nueva España? Sor Filotea, una monja astuta, letrada e inmensamente rica, tendrá que hacerse cargo del misterio y deberá defender estas tierras de todo mal que la acechan. 

Puede que, para muchos, el vampiro sea un concepto propiamente europeo; sin embargo, la realidad tiene sus matices. La figura de un ser monstruoso que se alimenta de sangre ha estado presente en muchas otras culturas, no necesariamente comunicadas, alrededor de todo el mundo. 

En el México prehispánico, culturas como la maya o la zapoteca le rendían culto al dios murciélago Camazotz. Dicha deidad estaba relacionada con la muerte, la noche y la enfermedad, pero también con la vida, dado que se le atribuía la facultad de curar todo mal. Es muy probable que esta figura haya surgido gracias a un tipo de murciélago gigante, el cual hoy ya está extinto: el Desmodus Draculae. 

México no parece un buen lugar para que los vampiros vengan a hacer sus maldades / Pexels

En Tlaxcala se dice que deambulaban las tlahuelpuchis, mujeres que se alimentaban de la sangre de los bebés y tenían el poder de convertirse en humo para escabullirse fácilmente. A pesar de compartir un apetito por la sangre, las thahuelpuchis solían estar más asociadas con brujas que con vampiras. 

Los sacrificios de los mexicas también entran en esta lista, pues si recordamos, se solía ofrecer la sangre y el corazón de prisioneros o voluntarios para alimentar a dioses como Huitzilopochtli. La divinidad mexica, si hemos de creer a los misioneros españoles, necesita de la sangre como alimento

¿A qué se debe el que los vampiros y otras criaturas hematófagas estén en diversas culturas en el mundo? Sugiero que hay dos motivos. El primero se centra en que estas figuras casi siempre estuvieron ligadas a pestes, desastres o brotes de enfermedades como la porfiria, la rabia o el cólera. Su carácter sobrenatural sirvió como una explicación a fenómenos que aún no se conocían. Por otro lado, el segundo motivo tiene que ver con la sangre, y es que la relación que ésta guarda con el ser humano es tan vital como ambivalente. La sangre es vida, pero así como nos resulta indispensable para existir, su presencia nos genera temor y aberración. La mayoría de la gente no soporta la vista de la sangre. En la Biblia, el Antiguo Testamenteo prohibe al pueblo elegido comer la sangre de los animales.

En la Eucaristía Católica, Jesús nos da a comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna. Pero a diferencia de las víctimas de los vampiros. Jesús, Dios y Hombre, acepta ser ejecutado en la cruz para salvar a los humanos con su muerte cruenta. 

Para muchos, el vampiro sea un concepto propiamente europeo / Pexels

Lo que sí es bien cierto es que México no parece un buen lugar para que los vampiros vengan a hacer sus maldades. El calor del medio día los incineraría de inmediato. Su dieta no tardaría mucho en estar contaminada por algún dientecillo de ajo. En Taxco abundaría la venta de cruces de plata y en Guanajuato, las momias no tardarían en reclamar que ellas llegaron primero.  Y si incluso con todo esto no logramos solucionar el problema de los vampiros, siempre podemos hablarle a algún luchador que tome el papel del Santo o de Blue Demon y se encargue del problema. 

No sé. Creo que los vampiros convencionales están mejor en Europa. ¿Ustedes qué dicen? Sea como fuere, los invito a leer mi novela El vampiro del Virrey.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!