OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

Colorismo: Pintar la exclusión

La conclusión es que no hay razas, sino seres humanos con distintos tonos de piel, para evitar caer en el falso imaginario de una estética occidental o de supremacía del color blanco.

Recorrido de la Caravana El Sur Resiste 2023, con pobladores e integrantes de las diferentes luchas de la región.
Recorrido de la Caravana El Sur Resiste 2023, con pobladores e integrantes de las diferentes luchas de la región.Créditos: Cuartoscuro.
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Sí, el color de piel te define, te incluye o excluye en nuestro país, pese a que las últimas décadas ha habido esfuerzos por excluir del lenguaje la palabra racismo, en la práctica todavía prevalecen actos, dichos y conductas que conllevan expresiones de discriminación por la pigmentación. Como lo muestra el informe que recientemente ha presentado Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) a propósito de la Encuesta Nacional sobre discriminación (Enadis) realizada entre julio y septiembre del 2022. Y la sorpresa: ¡aumentó un 23% nuestras conductas discriminatorias en especial por el color de piel y el aspecto!

De 2017 en que se publicó la Enadis a la presentada en este 2023 que se presenta el reciente informe: los indicadores nos muestran un 30% de la población reporta haber sido discriminada en primer lugar por su forma de vestir, arreglo personal, seguido por su condición o identidad sexual y el color de piel, principalmente, hacia la población afrodescendiente, las personas con discapacidad, los migrantes y la tercera edad. Y si vamos al detalle aumentan las conductas de rechazo, negación de servicios o revictimización en las mujeres (24.5%) frente a los hombres que presentan una variable del 2%.

Lo que da origen a todo este esquema y expresiones de discriminación es el rubro más inmediato o evidente: el color de piel, según lo ha estudiado y señalado en su ensayos y análisis de referencias el informe de la encuesta del Módulo de Movilidad Social Intergeneracional del Inegi que ha señalado que el colorismo es el origen que en México se tengan estereotipos, prejuicios y actitudes definidas por desde y a causa del color de piel. Que como explica Alice Walter ya no se puede hablar de racismo un concepto que ha sido estudiado desde hace más de tres décadas y la conclusión es que no hay razas, sino seres humanos con distintos tonos de piel, para evitar caer en el falso imaginario de una estética occidental o de supremacía del color blanco que los Estados Unidos impusieron hace un siglo para justificar los atroces actos de violencia sobre su población de piel más oscura. 

En México apenas hace casi 4, es decir en agosto del 2019 se reformó el artículo 2° constitucional que reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas como para integral de la composición pluricultural de nuestra, con lo que se busca garantizar su libre determinación, autonomía desarrollo e inclusión social. Eso ocurre en los decretos de leyes, pero en la práctica social y colectiva seguimos ejerciendo actos, conductas y expresiones de discriminación por colorismo. Y lo sorprendente, es que estos últimos años en que se han visibilizado, analizado, descrito y buscado concientizar sobre nuevos conceptos y conductas inclusivas se ha aumentado y radicalizado los actos de discriminación en rubros como identidad de género y sexual, color de piel, apariencia y edad. 

No estamos caminando hacia una construcción social de la paz por inclusión, las políticas antiderechos: no al aborto, negación a la diversidad sexual, exclusión laboral a mujeres embarazads o trans, etc.; han aumentado en países occidentales y naciones que se expresaban como demócratas y de avanzada. La polarización que América vive y los países latinoamericanos con izquierdas radicales derivan en actos de discriminación que van desde la negación o no visibilización de grupos minoritarios o las formas de violencia antiderechos. Porque no nombrar es no existir, es una conducta patriarcal de supremacía a la condición machista que va más allá del color del partido es más una expresión del sistema de creencias e ideologías hipócritas, mustias y violentas que se ejercen desde el Estado. 

Como lo muestra la reciente encuesta, han aumentado las formas y prácticas de discriminación en nuestro país desde un origen: el colorismo; lo que pone en peligro la estabilidad y convivencia social, colectiva y la paz. Agudizando la crisis humanitaria y normalizando nuevamente las prácticas discriminatorias que creíamos ir superando. 

Comencemos de forma individual por erradicar de nuestro vocabulario y conceptos la palabra: racismo. Es un buen principio para trabajar nuestras conductas discriminatorias a causa del colorismo. 

 

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