OPINIÓN ARTURO BARBA

La contaminación del aire promueve el cáncer de pulmón

El gobierno capitalino no puede ni le interesa atacar o al menos mitigar el grave problema de la contaminación atmosférica.

Carros circulando por la Ciudad de México.
Carros circulando por la Ciudad de México. Créditos: Pixabay
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Parece paradójico, pero no lo es: a pesar de que en las recientes contingencias ambientales y en los días de asueto por Semana Santa la circulación de automóviles en la Ciudad de México disminuyó drásticamente, los índices de contaminación del aire de la capital permanecieron elevados.

Pero esto ocurre por el hecho de que los autos no son los principales contaminadores de la Ciudad de México, los automóviles capitalinos son los causantes de solo el 20% de los gases contaminantes.

Con el pago de tenencias, registros, refrendos, placas, verificaciones, etc., quienes poseen un automóvil contribuyen enormemente a la captación de recursos para el gobierno capitalino y, sin embargo, son los únicos que ven restringido su derecho a circular libremente cada que incrementan los contaminantes. Son los más regulados, vigilados y sancionados del país.

A las fuentes del otro 80% de los contaminantes del aire no se les hace absolutamente nada. Principalmente fábricas, industrias, camiones de transporte de carga y de pasajeros, así como actividades agrícolas y la quema de pastizales en la Ciudad de México. Que se suman a las actividades industriales y quema de combustibles fósiles en los estados circunvecinos.

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Por ello, aunque disminuya la circulación vehícular la contaminación de la ciudad no disminuye durante varios días, esto solo ocurre cuando la “Secretaría del Viento” o la “Secretaría de la Lluvia” trabajan, y son las únicas que lo hacen.

El gobierno capitalino no puede ni le interesa atacar o al menos mitigar el grave problema de la contaminación atmosférica de la capital. Así ha ocurrido desde hace décadas, en las que se han mantenido los mismos inservibles e ineficaces programas y las nulas políticas públicas contra la contaminación atmosférica.

No se trata de un simple asunto coyuntural o de demagogia política sino de un problema de suma gravedad para la salud y la vida de millones de capitalinos. Desde hace décadas se han realizado investigaciones científicas que han demostrado los daños a la salud de quienes de manera permanente tienen que respirar el aire tóxico de las urbes, como el de la Ciudad de México.

Riesgo para la salud y la vida

Ahora, una investigación publicada esta semana en la revista científica Nature, se demostró que la contaminación del aire por partículas finas de 2.5 micras o PM2.5  (de 2.5 milésimas de milímetro) puede promover la proliferación de mutaciones genéticas específicas del cáncer de pulmón.

Estas partículas finas pueden viajar profundamente en el sistema respiratorio de las personas y alojarse en los pulmones, donde desencadenan una serie de mutaciones genéticas asociadas con el cáncer de pulmón, como las mutaciones en los genes EGFR o KRAS, dos de los genes afectados con mayor frecuencia en este tipo de cáncer.

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De acuerdo con la investigación llevada a cabo por un equipo de más de 300 científicos de Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, China, Dinamarca, Estados Unidos, Hungría, Italia, Países Bajos, Reino Unido, Serbia, Suecia y Taiwán, encabezados por Charles Swanton, del Laboratorio de Inestabilidad del Genoma y Evolución del Cáncer del Instituto Francis Crick, Reino Unido, una mayor exposición a la contaminación se asocia con una mayor incidencia de cáncer de pulmón, principalmente en las grandes ciudades.

Charles Swanton y sus colegas investigaron la relación entre la exposición a PM2.5 y la frecuencia de cáncer de pulmón en 32 mil 957 personas con cáncer de pulmón con mutación del gen EGFR en cuatro países (Canadá, Corea del Sur, Inglaterra y Taiwán), y descubrieron que la exposición a niveles crecientes de PM2.5 está asociada con una mayor incidencia de cáncer de pulmón por mutación. Los científicos también analizaron los datos de 407 mil 509 participantes del Biobanco del Reino Unido y encontraron la misma asociación.

Asimismo, llevaron a cabo análisis de una cohorte de 228 personas con cáncer de pulmón en Canadá y encontraron una frecuencia de 73% de los casos de cáncer de pulmón después de 3 años de elevada exposición a los contaminantes atmosféricos PM2.5, frente al 40% de los casos ocasionados por una baja exposición a las mismas partículas contaminantes.

Esta asociación entre la cohorte canadiense no se observó durante un período largo de 20 años, lo que sugiere que tan solo 3 años de exposición a los altos niveles de contaminación pueden ser suficientes para que surjan estos cánceres.

Partículas PM2.5 y experimentos

La materia particulada o las micropartículas PM2.5 contaminantes son muy pequeñas y se mantienen flotando en el aire durante horas y días y son producidas principalmente por Compuestos Orgánicos Volátiles, óxidos de nitrógeno (NOx), metales y hollín ( que puede contener arsénico, cadmio y cromo), entre otros.

Pero los que causan mayor daño son los Compuestos Orgánicos Volátiles se producen por hidrocarburos gaseosos como el benceno, cloruro de vinilo y otros compuestos que se usan en diversas actividades industriales, por ejemplo en la industria siderúrgica, la de los plásticos, la industria cosmética, la industria farmacéutica, la del calzado y pieles, entre muchos otros que producen solventes, pinturas, productos de limpieza aromatizados, pegamentos, barnices, recubrimientos y otros.

También se encuentran los óxidos de nitrógeno (NOx) y las principales fuentes son los gases que se usan en todas las estufas de los hogares de la ciudad, en las fábricas que usan carbón y en los camiones de carga y autobuses de pasajeros que queman grandes cantidades de diesel.

Los científicos llevaron a cabo experimentos con ratones para investigar los procesos celulares que podrían ser la base de la progresión del cáncer en relación con la contaminación del aire y encontraron que las PM2.5 desencadenar una afluencia de células inmunitarias y la liberación de un compuesto llamado interleucina-1ß (una molécula de señalización proinflamatoria) en las células pulmonares. 

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Observaron que esto exacerba la inflamación e impulsa aún más la progresión del tumor en los modelos de cáncer por los genes EGFR y KRAS. También identifican las células alveolares tipo II (AT2) como las que probablemente inician los tumores pulmonares en presencia de PM2.5.

En conjunto, estos resultados sugieren que PM2.5 actúan como promotores de tumores y agravan aún más las mutaciones cancerosas existentes. 

Estos hallazgo se suman a una larga lista de investigaciones científicas que han demostrado los efectos de los contaminantes atmosféricos y que pueden ser utilizados para implementar políticas públicas para prevenir enfermedades graves y mortales, cuyo foco central se orienta a mejorar la calidad del aire como una prioridad para la salud pública local, nacional e internacional.

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