Una enfermedad hepática provocada por una combinación de hepatitis B, factores de predisposición genética y consumo excesivo de alcohol pudo ser la causa de la muerte de Ludwig van Beethoven, uno de los más grandes músicos de todos los tiempos, cuyas composiciones se encuentran entre las más influyentes y populares de la historia.
Hasta ahora, la verdadera causa de su muerte –ocurrida hace casi dos siglos, el 26 de marzo de 1827, en la ciudad de Viena, Austria, cuando apenas tenía 56 años de edad– no era clara, y desde entonces han surgido muchas dudas en torno a su salud.
Aunque existen decenas de biografías, testimonios, investigaciones históricas y análisis genéticos previos, no se tenían datos fidedignos; un ejemplo de ello es que, en los últimos siete años de su vida, el compositor experimentó al menos dos ataques de ictericia, lo que originó la creencia general de que había muerto de cirrosis alcohólica.
En el 2000 un análisis genético de un mechón de pelo supuestamente perteneciente al compositor alemán (clasificado como bucle de “Hiller”) sostuvo que los problemas de salud, la pérdida de audición y su muerte pudieron ser causados o agravados por el plumbismo (intoxicación por plomo).
Ahora, gracias a los avances en secuenciación genética, un equipo internacional de 33 investigadores de Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Estonia y Reino Unido, encabezados por Tristan Alexander Begg, del Departmento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, descifró por primera vez el genoma completo del genio alemán, con diversas muestras de cabello autentificadas de Beethoven.
En la investigación titulada Análisis genómico del cabello de Ludwig van Beethoven, publicada hoy en la revista Current Biology se llevaron a cabo 24 secuencias de genoma completo del ADN extraído de 5 mechones de su cabello, provenientes de diversas colecciones públicas y privadas.
Ludwig van Beethoven (1770-1827) es uno de los compositores más importantes de la historia de la música, especialmente del Romanticismo. Su arte se expresó en diversos géneros, principalmente las sinfonías, obras para piano y música de cámara, influyendo no solo en su época –convirtiéndose en el más famoso compositor del siglo XIX–, sino en generaciones posteriores y en la evolución musical.
“Aquí intentamos hacer un análisis genómico de Beethoven para dilucidar las posibles causas genéticas e infecciosas subyacentes de sus enfermedades”, señalan los científicos en el artículo.
Los avances realizados en las últimas dos décadas en los métodos para secuenciar el ADN de muestras degradadas por el tiempo y de siglos de antigüedad permitieron este estudio. “Incorporamos mejoras en métodos de ADN ancestral en protocolos existentes para muestras de cabello antiguas, lo que permitió la secuenciación de genomas de alta cobertura a partir de pequeñas cantidades de cabello histórico”, dicen los investigadores.
El ADN extraído mostró que tenía dos copias de una variante particular del gen PNPLA3, que se ha relacionado con la cirrosis hepática. También tenía copias únicas de dos variantes del gen HFE, causantes de hemocromatosis hereditaria, una afección que daña el hígado.
“Esos genes son realmente significativos”, sostiene Tristan Begg, ya que los informes históricos sugieren que el compositor bebía mucho, especialmente en el año anterior a su muerte (un litro de vino cada mañana), lo que habría aumentado aún más el riesgo de daño hepático.
Estos hallazgos confirman además que el pelo del “Bucle de Hiller” no es autético y en realidad perteneció a una mujer.
El ADN extraído del cabello del compositor después de su muerte contenía fragmentos del virus de la hepatitis B. “No sabemos cuándo ni cómo lo contrajo”, menciona Begg, quien sospecha que el compositor tenía una infección crónica latente que se reactivó en los meses previos a su muerte.
Los hallazgos se alinean con los relatos históricos del fallecimiento del músico. En diciembre de 1826, la salud del compositor se deterioró rápidamente. Desarrolló ictericia y sus extremidades se hincharon, ambos signos de la insuficiencia hepática. Se acostó y permaneció allí hasta su deceso en marzo de 1827.
Desde los 20 años de edad el genio alemán progresivamente sufrió la pérdida auditiva que finalmente lo llevaría a ser sordo funcional en 1818, aunque desde los 12 años inició su carrera como compositor, la mayor parte de sus 440 obras musicales –entre ellas sinfonías, conciertos, sonatas, óperas, oberturas, recitales, cuartetos, entre otros, como Para Elisa, Sinfonía 9, Sonata para piano 14, Sinfonía 5, Missa Solemnis, Sinfonía 3, Fidelio, Sonata para piano 8 y muchas más– las creó en parcial o completa sordera.
Los investigadores buscaron varias afecciones relacionadas con este transtorno, pero no identificaron las causas genéticas de este padecimiento. Tampoco encontraron una explicación genética para las molestias gastrointestinales, aunque deschearon la enfermedad celíaca y la intolerancia a la lactosa, de acuerdo con los datos genómicos. Descubrieron que tenía un cierto grado de protección genética contra el riesgo de síndrome del intestino irritable (SII), que a menudo se sospechó como uno de sus padecimientos.
Cabe recordar que la mayoría de los más de 20 mil genes que conforman el genoma humano aún no han sido determinados, por lo que es posible que del genoma de Beethoven se obtengan pistas sobre la causa de su pérdida auditiva en el futuro.
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos identificaron 34 mechones de cabello que supuestamente perteneció a Ludwig van Beethoven y que se encuentran en colecciones privadas, públicas y museos de varias partes del mundo, de los cuales 25 tienen procedencias independientes.
“Analizamos ocho mechones de cabello de origen independiente atribuidos a Beethoven, cinco de los cuales procedían de un solo hombre europeo”, relatan los científicos en el artículo. “Consideramos que estas muestras coincidentes eran casi con certeza auténticas y se secuenció el genoma 24 veces”.
Además, el equipo de científicos analizó la genética de parientes vivos de Beethoven en Bélgica y otros países, pero, inesperadamente, un análisis de los cromosomas Y secuenciados de cinco miembros vivos no pudo encontrar coincidencias entre ninguno de ellos.
“Esperamos que, al hacer que el genoma de Beethoven esté disponible públicamente para los investigadores y quizás al agregar más bloqueos autenticados a la serie cronológica inicial, algún día se puedan responder las preguntas restantes sobre su salud y genealogía”, afirma Tristan Begg.
Los investigadores dicen en las conclusiones de la investigación que “aunque no pudimos identificar una explicación genética para el trastorno auditivo o los problemas gastrointestinales de Beethoven, encontramos que tenía una predisposición genética a la enfermedad hepática”.
Actuando en conjunto con la infección de hepatitis B y su consumo de alcohol ampliamente conocido, estos presentan explicaciones plausibles para la grave enfermedad hepática que culminó en su muerte, pero las investigaciones futuras tendrán que aclarar hasta qué punto estuvo involucrado cada factor.