CIENCIA

Inicia el cuarto año de la pandemia de COVID-19

Esta crisis sanitaria ya ha durado tres años y nos enseñó a que la palabra "pandemia" no se debe usar a la ligera.

Hace unos días se cumplieron cuatro años de la pandemia.
Hace unos días se cumplieron cuatro años de la pandemia.Créditos: Pixabay
Escrito en OPINIÓN el

Hace tres años, el 11 de marzo de 2020, desde las oficinas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza, se anunciaría la mayor crisis de salud mundial en cien años al declarar como pandemia a la nueva enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19).

Sería el inicio de una auténtica pesadilla global que enlutaría a millones de hogares en todo el planeta, que destruiría personas, desintegraría sistemas de salud y devastaría economías.

Una crisis sanitaria que ya ha durado tres años, pero que, para algunos países como México, esa crisis se convertiría en una verdadera catástrofe.

“Estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, como por los niveles alarmantes de inacción”, exclamó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, al anunciar la emergencia sanitaria. “Por lo tanto, hemos evaluado que COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia”.

Ghebreyesus, médico etiope quien desde 2017 encabeza el organismo sanitario multilateral, veía con alarma cómo las autoridades sanitarias de varios países (incluido México y varias naciones desarrolladas como EE.UU. Francia y Reino Unido), habían desdeñado el anuncio del gobierno chino, realizado desde finales de 2019, sobre el surgimiento de un virus desconocido, muy peligroso, de fácil propagación y, en muchos casos, mortal.

Pandemia no es una palabra para usar a la ligera o descuidadamente”, enfatizó Ghebreyesus.

A miles de kilómetros de distancia, ese mismo 11 de marzo, en la Ciudad de México, la inacción a la cual hacía referencia el director general de la OMS, se reflejaría en las declaraciones del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, quien en conferencia de prensa, afirmó que “en sentido técnico declarar una pandemia no significa que la situación es más grave”, sino “simplemente una medida de propagación internacional”.

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Desde el aviso de las autoridades sanitarias chinas, a finales de diciembre de 2019, y a pesar de que, desde el 30 de enero de 2020, la OMS consideraba a la COVID-19 como una “emergencia de salud pública de preocupación internacional”, el gobierno mexicano había desdeñado el riesgo. Y ese desdén se ha mantenido firme a lo largo de los tres años transcurridos.

De hecho, mientras en los demás países del planeta las decisiones y declaraciones las encabezaba el propio presidente o primer ministro (dada la emergencia), en México el presidente Andrés Manuel López Obrador, decidió degradar las decisiones hasta un tercer nivel de responsabilidad, con el subsecretario López-Gatell Ramírez al frente, ni siquiera en el Secretario de Salud.

Desde antes de la declaratoria de la pandemia, México se había quedado en un vacío de liderazgo. Ante el mayor reto que enfrentaba el país en un siglo, el presidente no tomó acciones ni decisiones, se asumió incompetente.

Principio de la hecatombe

En esos momentos la OMS tenía registrados más de 118 mil casos en 114 países, y 4 mil 291 personas habían perdido la vida en todo el mundo. Era el inicio de la hecatombe.

“Nunca antes habíamos visto una pandemia provocada por un coronavirus. Y nunca antes hemos visto una pandemia que pueda ser controlada, al mismo tiempo”, manifestó Ghebreyesus.

La declaratoria obedecía a que la enfermedad se había extendido por cinco continentes y afectaba a un gran número de personas. Pero lo más preocupante era su gran capacidad de contagio y propagación. El coronavirus estaba incontenible.

Expertos de todo el mundo alertaban sobre el alto riesgo del coronavirus ya que se propagaba principalmente por el aire, al igual que la influenza. Un coronavirus que se transmitía principalmente a través de pequeñas gotículas, microgotas o aerosoles de saliva que permanecían flotando durante horas en lugares mal ventilados y que podían ser expulsados por las personas contagiadas –muchas de ellas asintomáticas–, a más de 8 metros de distancia, al respirar, hablar, toser o estornudar.

El SARS-CoV-2, junto con todas sus variantes y subvariantes, es el virus más transmisible del que haya registro hasta ahora, varios cientos de veces más contagioso que el sarampión y la influenza.

Como una de las principales medidas de protección los científicos y la OMS recomendaron el uso de cubrebocas capaces de detener micropartículas de 2.5 micras. Sin embargo, en México tanto López-Gatell Ramírez como López Obrador difundieron falsa información sobre el uso de cubrebocas, que costó la vida de miles de personas.

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Noticias falsas sobre el cubrebocas

Infinidad de estudios como el llevado a cabo por la OMS llamado “Asesoramiento sobre el uso de mascarillas en el contexto de COVID-19” (https://apps.who.int/iris/handle/10665/332657), recomendaron el uso generalizado del cubrebocas “en situaciones y entornos específicos como parte de un enfoque integral para suprimir la transmisión de SARS-CoV-2”.

Los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU. recomendaron a sus conciudadanos que usaran mascarillas faciales para ayudar a disminuir las posibilidades de contagio de COVID-19.

Asimismo, en un análisis de 172 investigaciones llevadas a cabo en 16 países en 6 continentes, y publicado en la revista The Lancet se midió el impacto del distanciamiento físico, el uso de mascarillas y la protección ocular para prevenir la transmisión del SARS-CoV-2 de persona a persona.

En esa investigación se demostró que “el uso de mascarillas N95 podría resultar en una gran reducción en el riesgo de infección de hasta el 95% y brindan una certeza 3% mayor que las mascarillas o cubrebocas quirúrgicas desechables o los cubrebocas reutilizables de algodón de más de 3 capas”.

Mientras estos y cientos de estudios y artículos científicos informaban al público la importancia del uso de cubrebocas y mascarillas aquí, el mismo 11 de marzo, el subsecretario López-Gatell Ramírez afirmaba en conferencia de prensa que la protección que proporciona el cubrebocas era “un mito”.

“La gente percibe que como ya está cubierta la cara, su nariz y boca ya no tiene riesgo, y la verdad es que esto no le protege sustancialmente, no lo necesita y en cambio es indispensable que acuda al lavado continuo de las manos (sic)”, dijo el funcionario. (Ver conferencia del 11 de marzo en minuto 26 segundo 15)

Ya sea por acción u omisión, el gobierno mexicano ha cometido muchos errores graves frente al coronavirus, que en este inicio del cuarto año de la pandemia de COVID-19 abordaré en futuras colaboraciones.

Comentarios y sugerencias: @abanav / abanav@gmail.com y sapiensideas.com