Alguna vez escuché que el café siempre es desagradable la primera vez que uno los prueba. Con el tiempo, el paladar se va acostumbrando a su sabor y, finalmente, se acaba disfrutando la amargura de un café bien cargado. Si esto es cierto, mi caso fue excepcional. En mi familia siempre hubo café y comencé a beberlo desde muy chico. Merendar pan dulce con café con leche era una tradición en mi casa.
En más de una ocasión, el café me ayudó a preparar exámenes durante la noche y, lo que es más importante, sin café no consigo despertarme en la mañana. Al terminar de comer, una taza de café aleja la pereza postprandial, el célebre “mal del puerco”. En cierto sentido, el café es símbolo de la modernidad burguesa. El poder estimulante del café permite trabajar con intensidad.
Aunque el café no es originario de Francia, los Borbones franceses lo adoptaron con entusiasmo. Cuando los Borbones llegaron a España llevaron consigo este líquido. Desde Madrid, el café llegó a la Nueva España, donde se le vio como un signo de afrancesamiento y de modernidad. Poco a poco, el café fue desplazando al chocolate hasta el punto de que, en el México del siglo XXI, muy pocas personas comienzan el día con una taza de chocolate, como era costumbre en el siglo XVII.
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No es casualidad que una de las variedades del café arábica se llame “Borbón”. Con ocasión de la firma del Tratado de Utrecht, Luis XIV recibió de los holandeses una planta de café. El Rey Sol ordenó que el cafeto se protegiera en uno de los invernaderos reales. De ahí salieron las semillas que fueron enviadas a la Martinica francesa.
Hay un cóctel asociado con el café y con un rey borbón: el Alfonso XIII. ¿Lo han probado? Alfonso XIII, rey de España, se exilió en 1931. Decidió gozar de la vida en el Hotel París en Montecarlo, donde era cliente asiduo del bar. Emile, barman del lugar, le preparaba al rey un coctel hecho a base de leche y Dubonet. Posteriormente, se sustituyó el Dubonet por licor de café. Algunas personas le ponen hielo y un chorrito de brandy.
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Pero el cóctel Alfonso XIII no es la única bebida relacionada con los borbones. Pocos años después de que Estados Unidos consumara su independencia, se comenzó a fabricar un destilado en el condado de Bourbon. Este licor, primo del whisky, se elabora a partir de maíz. Se le comenzó a conocer por el nombre del condado. Hoy, el Bourbon es una bebida muy popular en aquél país.
El condado en cuestión recibió su nombre en honor a un héroe de la independencia de las 13 colonias: Gilbert du Mortier, Marqués de Lafayette que estaba emparentado con la Casa de Borbón. Lafayette combatió junto con Washington, Hamilton y Jefferson contra los ingleses. El Marqués y el Bourbon fueron contemporáneos, por lo que cabe la posibilidad de que Lafayette lo haya probado. ¿Le habrá gustado?
@hzagal
(Con la colaboración de Óscar Sakaguchi)