Un paraíso de babel se han convertido varias colonias de la Ciudad de México derivado del llamado boom de los nómadas digitales; es decir, aquella población extranjera con trabajos remotos que se instalan por un periodo corto o mediano en barrios de las principales capitales del mundo, donde el mundo económico, la actividad productiva y el empleo caben en una computadora. Ese paraíso virtual-digital, el sueño millennials parece haber tocado tierra y cambiar los esquemas tradicionales de lo que hasta ayer era la cultura laboral institucional.
Cada vez más popularizado el trabajo remoto, la digitalización del empleo y las tecnologías como medio de producción económico ha revolucionado el concepto del trabajo, la generación de recursos y empresa. Esa aparente libertad personal que produce el empleo digital produce otro fenómeno: la desigualdad de oportunidades y el encarecimiento de la vida en barrios tradicionales de las grandes urbes gracias a la migración de los nómadas digitales, quienes al cambiar de país, modifican las reglas de juego del mercado de la oferta y la demanda como ha ocurrido tras la pandemia en barrios como la Roma, Polanco, Roma, Condesa, Cuauhtémoc, Juárez y ahora la Nápoles o Escandón, según el informe de movilidad y comercio, vivienda y consumo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía donde se observa un incremento del 30% del arrendamiento de corta y mediana estancia por extranjeros y hasta un 50% de plusvalía en el costo de alquiler.
Consecuencia a que México mantuvo siempre abiertas las fronteras durante la pandemia, se convirtió en un paraíso habitable para los nómadas digitales que paulatinamente fueron llegando y ocupando los departamentos que una generación de jóvenes mexicanos con empleos tradicionales tuvieron que volver a sus casas familiares por pérdida de su trabajo o el incremento del valor de las rentas en esos barrios de moda, producto de la llamada gentrificación, es decir el fenómeno de rehabilitación por un grupo con mejor poder adquisitivo que el de origen, desplazando a su población sedentaria por este sector económicamente más atractivo para la dinámica comercial no sólo de la vivienda sino de los servicios, lo que ha producido un encarecimiento de las colonias de moda.
Uno de los lados positivos de los nómadas digitales es el incremento en los recursos recaudados por los países, ciudades y barrios donde se ubican, así como el turismo y la industria de servicios, la gentrificación promueve un mejoramiento de las zonas donde se instalan, pero también, es un fenómeno inequitativo para la población local que ve encarecerse el poder adquisitivo, el de consumo y la vivienda, expulsándolos y marginándolos de los beneficios del barrio e incluso de la oferta laboral por las desventajas que tienen frente a los nómadas digitales.
De los retos que hoy día enfrentan los gobiernos de las grandes urbes es crear políticas económicas-urbanas de crecimiento sostenido, equitativo entre sus habitantes y las sociedades nómadas en materia de vivienda, servicios y empleo. La regulación de las plataformas digitales de ofertas en estos rubros y un crecimiento sostenido, con reglas claras de oferta y demanda y sistemas de seguridad para todas las partes. El paraíso urbano ha tocado la puerta del desarrollo digital, ¿estamos listos para probar los frutos?...
Abramos la discusión: @salmazan71