OPINIÓN HÉCTOR ZAGAL

Conservadurismo mexicano

Conservadores y liberales son términos que se han escuchado a lo largo de toda la historia reciente del país.

Imágen ilustrativa de conservadores.
Imágen ilustrativa de conservadores.Créditos: Canva
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Conservadores y liberales son términos que se han escuchado a lo largo de toda la historia reciente del país. Hasta la fecha, se siguen usando en discursos de toda índole, sobre todo políticos. Pero, si les preguntaran qué significa cada uno, ¿lograrían responder de forma adecuada?

Al igual que pasa con las derechas y las izquierdas, es imposible encontrar una definición única para estos términos. Primero, porque hay distintas vertientes. No todos los conservadores, por ejemplo, eran imperialistas. Y segundo, porque fluctúan. Los liberales del siglo XVIII no son los mismos liberales de ahora. En realidad, si se quiere indagar en estos términos, primero es necesario conocer el contexto que acompaña a cada grupo conservador o liberal. 

Hoy me enfocaré sólo en el conservadurismo que México experimentó al comienzo de su historia como nación independiente. Muchos autores consideran que el máximo exponente de esta ideología fue Lucas Alamán, por lo que me basaré en su labor como político, historiador, filósofo y diplomático para señalar las características principales de los conservadores mexicanos a inicios del siglo XIX. 

Lucas Alamán tuvo una labor esencial en la formación del país. Fue, por así decirlo, de los primeros políticos e intelectuales que se encargaron de crear la nueva nación. Su tendencia ideológica siempre fue conservadora, partiendo de las ideas del filósofo inglés Edmund Burke, quien es considerado el padre del liberalismo conservador. 

Así como Burke criticó severamente la Revolución francesa de 1789, Alamán hizo lo mismo pero con la Independencia de la Nueva España. Y no porque quisiera que no se independizara, sino porque consideraba que el movimiento insurgente sólo estaba retrasando el proceso y agravando el panorama futuro. 

Para el conservadurismo, se debe mejorar lo ya establecido, no innovarlo. El verdadero conocimiento sólo puede surgir de la experiencia, de lo vivido, y como los actos de innovación se fundamentan en la teoría de lo que puede suceder, no dan la certeza práctica que se necesita para el cambio. El pasado y la experiencia son el modelo del futuro, por eso Alamán consideraba que un movimiento como el insurgente sólo propiciaba un desastre para las administraciones futuras del país. 

De una u otra forma, la historia le dio la razón a Alamán. Por ello, frente a los fracasos políticos que experimentó el país durante la primera mitad del siglo XIX, los conservadores se enfocaron en buscar consolidar un gobierno fuerte y centralizado. Uno, irónicamente, parecido al que Díaz terminó forjando décadas después. 

Los conservadores también buscaron cuidar y defender la religión católica, pues la consideraban el único factor capaz de unificar e integrar a toda la sociedad mexicana. Por lo mismo, los conservadores defendieron no sólo su culto sino también sus propiedades. 

De igual forma, estaban en contra del federalismo y del sistema de elección popular que se tenía. Consideraban que lo que había funcionado en Estados Unidos no necesariamente funcionaría aquí, por lo que prefirieron erigir un sistema centralista muy parecido al de una monarquía, el cual iba acorde con la tradición política de la Nueva España.

Tampoco eran del todo democráticos, característica que no era exclusiva de ellos, pero que resaltaba en el conservadurismo por la aversión que tenía respecto al Congreso. El ejército, además, era una institución que debía ser motivo de mérito y honor nacional. 

Finalmente, contrario a lo que algunos creen, este conservadurismo no estaba en contra de la propiedad privada ni de las libertades económicas y sociales. Los conservadores, en ese sentido, no negaban la visión liberal de la economía. 

Tras la Guerra de Reforma y, posteriormente, la caída del Segundo Imperio Mexicano, el conservadurismo mexicano no sólo fue cambiando, sino que también se vio eclipsado por la ideología liberal de los ganadores. La historia oficial lo recogió como una corriente casi ajena a la tradición política mexicana. No hay nada más incompleto que ello. El México que conocemos hoy se gestó y definió entre conservadores y liberales. Es imposible entender a nuestro país sin alguno de ellos. 

¡Atrévete a saber! Sapere aude!

@hzagal