Los vampiros no forman parte de los monstruos emblemáticos de México. No es, por ejemplo, como en Estados Unidos, donde Universal se encargó de popularizar a personajes como el hombre lobo, Drácula, Frankenstein, la momia o el hombre invisible con sus taquilleras películas del siglo pasado.
A pesar de ello, los vampiros tampoco son ajenos a la mexicanidad. Por poner un ejemplo similar, en nuestro cine nacional hemos tenido vampiros icónicos. El vampiro de Germán Robles o las vampiresas que se enfrentan al Santo son referentes de nuestra filmografía.
En la literatura ocurre una situación parecida. Sí hay novelas de vampiros. Más de las que se pensaría. Sin embargo, no son tantas comparadas con la abundancia de otras literaturas como la inglesa o la estadounidense. A continuación, les platico de algunos ejemplos que, claro, les recomiendo leer.
“La ruta del hielo y la sal” de José Luis Zárate
Publicada en 1998, esta novela adapta uno de los capítulos de “Drácula” de Bram Stoker, pero con un toque muy propio de su autor. La historia relata la travesía de siete tripulantes que viajan desde Bulgaria hasta Inglaterra sin saber que llevan consigo una criatura malévola que atentará contra sus vidas.
Para escribir esta novela, José Luis Zárate compró un mapa de la época y lo dividió según las leyendas que se contaban en cada una de las regiones por las que el navío pasaría. De esta forma, a medida que la tripulación avanza, debe enfrentarse no sólo a la criatura que lleva sino también a otras amenazas vampíricas del camino.
“El príncipe maldito” de Ramón Obón
En 2008, Ramón Obón publicó una novela centrada en un investigador escéptico el cual debe esclarecer un crimen que, sin embargo, desencadenará una bestia despiadada y sedienta de sangre.
La novela es cosmopolita. Se trata de todo un viaje que comienza en México, pasa por Nueva York, Roma y desemboca en una Praga llena de peligros. Obón retoma la ambivalencia del vampiro como una creatura hermosa pero a la vez feroz y con ello logra una obra poderosa que pareciera nunca detenerse.
“Vlad” de Carlos Fuentes
Ni los grandes escritores de nuestro país han ignorado la figura del vampiro. En 2004, el ganador del premio Miguel de Cervantes, Carlos Fuentes, adaptó la novela de Stoker y la ambientó ni más ni menos que en la Ciudad de México.
La historia es prácticamente igual a la original. Lo importante, sin embargo, no es qué se cuenta, sino cómo. En ese sentido, la ambientación se lleva la obra, pues le da una rareza excepcional que, hasta la fecha, sigue sorprendiendo a los lectores mexicanos. Al igual que hizo con “Aura”, Fuentes retoma la tradición gótica y crea atmósferas espeluznantes a base de las mansiones porfirianas de la ciudad.
La saga de “Mundo umbrío” de Jaime Alfonso Sandoval
Jaime Alfonso Sandoval es un escritor tan ingenioso como ocurrente con los géneros que trata. Algunos podrían pensar que es un escritor para jóvenes, pero en realidad sus obras son mundos prolíferos que nacen directamente de su imaginación. Es de esta forma cómo los cinco libros que conforman la saga de “Mundo umbrío” presentan vampiros irreverentes y con problemas más humanos que los nuestros.
Aquí los vampiros llegan a tener los colmillos chuecos, le tienen más miedo al polen que al ajo por sus alergias, e incluso usan sandalias con forma de pollo. La historia se centra en Lina, una niña nerd que, al enterarse de que viene de una familia de vampiros poco comunes, se vuelve todo un sex simbol en el mundo umbrío.
Evidentemente, faltan muchos otros ejemplos por mencionar. Como dije, la lista es más larga de lo que se esperaría. Sin embargo, por lo menos hasta donde yo sé, no hay historias mexicanas que, aprovechado 300 años de nuestra historia, hayan ambientado a los vampiros en la Nueva España. Sabemos de vampiros medievales, futuristas, chilangos y hasta chimuelos, pero no hay novohispanos.
No es por presumir, pero el único que conozco aparece en mi novela “El vampiro del Virrey”. ¿Quieren saber de quién se trata? Los invito a leerla. Ya está disponible en físico, digital y hasta en audiolibro.
¡Atrévete a saber! Sapere aude!
@hzagal