Interrumpimos esta transmisión por fallas técnicas… Derriben los ídolos. Levanten las antorchas. Incendien la red. Reduzcan todo a cenizas y arena. Que las llamas se reflejen en los espejos de las máscaras. No queda rastro de opresión. Solo el espacio para un nuevo líder.
Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard lideran una marcha electrónica que ha tomado rehén al Foro Sol de la Ciudad de México. Captan novatos bajo el símbolo en llamas de “La Voluntad del Pueblo” (Will Of The People) y la identidad colectiva de una máscara-espejo. Muse vuelve a reclamar su hogar, México.
La multitud infla su pecho con “Hysteria”, el bajo retumba y seduce a cada nuevo colega. La guitarra contagia de un nuevo virus de libertad a los fans; los transforma y adoctrina en nuevos soldados rebeldes, que gritan y saltan como “Psycho”(s), pero ya no bajo el mando de un gobierno, sino de una revolución.
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Muse embriaga de felicidad, de “Bliss”, a sus seguidores. Los reconfortan con su propia medicina de guitarras y sintetizadores que se suspenden entre los saltos de las personas. La banda les da un momento de aire, antes del próximo ataque, del próximo puño y cabezazo al aire.
“Won’t Stand Down”, grita Matt a sus fans, mientras su guitarra truena entre explosiones y llamaradas. Mezcla punteos de violín con el retumbe del bajo. Una sábana cae y devela por fin al nuevo ídolo: una figura gigante del rebelde, la imagen sin rostro del pueblo. ¿Vienen a liberar o crear una nueva legión?
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Con una carrera de más de 20 años, Muse tiene a sus seguidores tan cautivos que quizá ya desarrollaron un síndrome de Estocolmo, “Stockholm Syndrome”. Saben qué y cuándo gritar para enardecer al público con el sentimiento más básico del rock: rebelión. ¿Contra quién? Contra quien sea. En este tiempo puede ser el gobierno, el sistema, la tecnología o un simple cubrebocas.
Sin embargo, desde la mano del ídolo, Matt nos regala un momento de quietud. Envuelto en luces moradas, calma los ánimos del público, se acerca a ellos, camina desde la pasarela y termina con su locura, su “Madness”. Una oleada de manos lo siguen con su propia luz, intentan alcanzarlo; lloran y gritan por aquello que en verdad los liberará, el amor. Es de verdaderos enfermos mentales luchar por amor en un mundo que tanto lo necesita.
Matt saca su guante cibernético y lleva a su pueblo a la revolución del futuro. Llama a un levantamiento, a un “Uprising”, para destruir paranoias y crear un propio mundo real, sea cuál sea la dimensión. Las cuerdas frenéticas de Matt avivan la tensión latente de un universo hostil. Matt nos llama a saltar, correr, luchar, lo que sea para mantenernos con vida, pues ahora todo es a “matar o morir” (“Kill Or Be Killed”).
El viaje termina. Matt, Chris y Dom, los “Knights of Cydonia”, montan sus caballos de cuerda y piel, mientras se despiden de su legión mexicana, quienes los despiden al unísono con su gran canto de libertad. Nadie nos vencerá, nadie los atrapará… La transmisión ha terminado.