Morena, el partido en el poder, exhibe su visión autoritaria, mezquindades políticas, y repite sus patrones genéticos como la tribalización que los llevó al canibalismo en el PRD, por el control del poder y dio origen al movimiento en 2011.
La batalla es cruenta entre sus líderes morales, fundadores y principales figuras. Entre acusaciones de acarreo, corrupción y pleitos se llevó a cabo la afiliación, elección de consejeros nacionales y cambio de dirigencia estatal del partido Morena, en algunas entidades. Todo documentado en las “benditas redes sociales”.
En Veracruz, se denunció que personas allegadas a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, desplazaron a personas del diputado Sergio Gutiérrez Luna. La primera batalla por la sucesión veracruzana, la ganó Nahle. Gutiérrez no fue electo consejero.
Paradójicamente, Morena se renueva entre denuncias de quema de boletas, relleno de urnas, coacción del voto y acusaciones entre grupos internos de “agandallar” espacios de representación. Morena, que presume “no ser igual a los otros” (partidos) replica los peores usos y costumbres del sistema político mexicano.
No saben qué hacer si no está el caudillo, el fundador del movimiento: Andrés Manuel López Obrador(AMLO). La lucha por el poder confronta a las tribus, exhiben su falta de identidad política y su orfandad. Fieles a su ADN del PRD y del PRI, en Morena no han logrado transitar del movimiento de masas a un partido autónomo.
Las señales se multiplican. Ricardo Monreal, presidente de la Jucopo en el Senado y coordinador parlamentario de Morena, en un artículo titulado “Advertencia”, publicado en el diario español “El País”, aseveró que “Morena podría ser el partido más democrático de México; sin embargo, la realidad se aleja de esta posibilidad… El partido se ha distinguido por su falta de sensatez, orden, transparencia, respeto y pluralidad”.
Una vez más, Monreal, quien declinó participar en este proceso, pidió que “se abandone el camino de la exclusión y la simulación, y que retome la vía de la democracia… El ejemplo más claro de esto, indicó, es la próxima renovación de las y los consejeros estatales y distritales y del Consejo Nacional de Morena, ya que las acciones que llevan a cabo algunos dirigentes inclinan la balanza hacia el lado de la simulación autocrática, alejándose de la verdadera democracia”
Entre las irregularidades que denunció Monreal, “se encuentra la elaboración de tres diferentes listados provocados por una supuesta caída del sistema; y la eliminación de 10 mil registros en la alcaldía de Tláhuac, de Ciudad de México, y en Tamaulipas, por irregularidades”.
“También, la inclusión, en las listas de aspirantes, de personas que hace apenas cuatro años nos combatieron y persiguieron; y la indebida intervención en el proceso, documentada por medios de comunicación, de gobernadoras y gobernadores, así como de la jefa de Gobierno”.
Un botón de muestra, es que Adán Augusto López, secretario de Gobernación y “corcholota presidencial”, ganó su lugar en el Congreso Nacional de Morena, fue el más votado en el distrito IV de Tabasco. José Ramiro López Obrador, también será consejero, luego de una jornada con zafarranchos entre la militancia tabasqueña.
Quizá por ello, Monreal cuestionó: “la falta de un padrón de afiliados que evite operaciones de acarreo masivo a favor de aspirantes al Consejo Nacional, por parte de quienes cuentan con la capacidad económica para ese tipo de trapacerías”.
El zacatecano no se anduvo por las ramas, denunció que la dirigencia del partido (Mario Delgado) no tiene ni la capacidad de autocrítica ni el mínimo intento de corregir el rumbo, por lo que auguró “un pésimo desenlace”.
Sin embargo, el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, calificó las elecciones internas como “una jornada histórica” y como Poncio Pilatos, se lavó las manos y acusó a “personas ajenas del movimiento” de provocar incidentes en los centros de votación para la renovación del Congreso Nacional del partido.
En el 2019, Monreal, también advirtió: “No hay partido en la sepultura. Todos tienen su oportunidad y nosotros tenemos que actuar con responsabilidad y con una actitud distinta si queremos conservar el poder. Si no, será efímero”.
Sí, en la guerra tribal de Morena se deberá probar la eficacia, la capacidad de mando y de dar resultados. Sobre todo, en plena sucesión adelantada promovida por el líder real, López Obrador, quien en 2019 pidió a los funcionarios públicos abstenerse de inmiscuirse en asuntos partidistas, y quien lo haga, sentenció, “se le pedirá la renuncia… Ya no hay partido de Estado”. ¡Ajá!
En este memorándum divulgado en sus redes, AMLO recordó “Uno de los propósitos fundamentales de la Cuarta Transformación es hacer realidad una auténtica democracia. Desterrar la simulación y las marrullerías. Ser de izquierda significa ser honestos, no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.
De nada sirvió el exhorto de 2019, lo registrado el pasado fin de semana evidenció oootra vez la podredumbre y la antidemocracia que prevalece en Morena que carece de capacidad para organizar un proceso interno.
Demostró lo caro que puede resultar el carecer de un árbitro electoral independiente e imparcial y nos recuerda porque se debe defender al Instituto Nacional Electora (INE) además de ofrecer argumentos para rechazar su Reforma Electoral.
@guillegomora