Alexa, Google, Siri, Cortana, el nombre que sea que lleve tu asistente virtual ¿cómo le hablas? Nunca antes había pensado que gritar “Alexa, cállate” fuera violento. Desde mi educación de código binario, por no llamarla del siglo pasado, ambas palabras muestran una instrucción precisa que indican qué hacer a un sistema previamente programado para ello. Decir: “cállate Alexa, por favor”, equivaldría a bajar el switch de a luz, y después hacerle una reverencia para agradecerle por su fantástico desempeño. ¿Estoy mal? Quizá sí. Pero la simple idea de que estemos discutiendo el cómo debemos conversar con nuestra tecnología, me hace sentir que estoy escribiendo esto en el 2050.
La semana pasada Google lanzó una campaña para erradicar la violencia contra su asistente de voz. Resulta, que de todas las consultas que recibe en México, al rededor de un 2% son abusivas. Si la voz es femenina, es 27% más atacada que la voz masculina, y en el caso de el tipo de ataques, estos son homofóbicos para las masculinas y misóginos para las femeninas. #Nomehablesasí es el nombre de la campaña que busca que el asiente virtual del Google, pueda ponerle un alto a los usuarios abusivos. ¿Qué dice de nosotros la forma en la que interactuamos con la tecnología? Y también ¿qué dice de nosotros la forma en la que esa tecnología es programada?
“Me sonrojaría si pudiera” es el nombre de un estudio de Equals para la UNESCO, (2019), el estudio se llama así porque esa era la respuesta que daba Siri, el asistente virtual de Apple cuando le llaman puta. (Hoy responde: “No voy a contestar eso”.) Este documento insiste en la importancia de reducir las brechas de género, y el cómo los equipos que en sumaría están formados por integrantes masculinos, terminan reproduciendo estos sesgos. La mayoría de los asistentes virtuales se concibieron como femeninos, con voces femeninas, o al menos así venían con la versión de origen. La respuesta de algunas de las grandes compañías residía en estudios que aseguraban que las personas preferirían interactuar con una voz femenina. Las voces masculinas parecían autoritarias y las femeninas con alguien que te daría un consejo o te ayudaría.
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“Bienvenidos a la Canoa Krakatoa, las mujeres embarazadas, personas con problemas del corazón, operaciones recientes o bajo el influjo de alguna droga no deben subir a este juego. Favor de mantener los brazos adentro del juego y seguir las instrucciones de seguridad.” Esto era parte del guion que grabé para distintos juegos de Six Flags, hace casi veinte años. La compañía tenía claro, que cuando la voz que daba las indicaciones de seguridad era de una mujer, recibía menos insultos que cuando era la de un hombre. La voz femenina aconsejaba, la masculina, ordenaba.
Pareciera ser que cuando se trata no solo de escuchar, sino interactuara, el género en la voz sí obtiene respuestas e insultos diferenciados. Todo esto resulta importante si consideramos que las predicciones anunciaban que para el 2020 las personas tendrían más conversaciones con su asistente virtual que con su pareja (no contaban con que en ese año todos quedarían encerrados con sus parejas en casa). Si se les hubiera dado a elegir con quién preferirían pasar el encierro de la pandemia, ¿cuántos habrían elegido a su pareja, y cuántos a su asistente virtual? ¿Tendrán estas compañías medido a lo largo del tiempo la violencia? ¿Aumenta en algunos lugares? ¿Se modifica con el tiempo?
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Soy una optimista empedernida, y me gustaría pensar, que además de una gran campaña de marketing para hablar del asistente virtual de Google, #Nomehables así es también un pequeño esfuerzo para educar a las personas.