OPINIÓN ARTURO BARBA

Es contrario a la ciencia prohibir el aborto

La Corte Suprema va en dirección opuesta contra 50 años de investigación en todo el mundo que demuestran que el acceso al aborto es un componente crucial de la atención médica, escribe Arturo Barba.

Protestas en EU tras la decisión de la Corte de prohibir el aborto
Protestas en EU tras la decisión de la Corte de prohibir el abortoCréditos: Reuters
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En todo el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año suceden alrededor de 73 millones de abortos; seis de cada 10 (61%) a causa de embarazos no deseados, y 3 de cada 10 (29%) son abortos inducidos.

A pesar de que cientos de investigaciones científicas demuestran que las tasas de embarazos no deseados son más altas en los países que restringen el derecho al aborto y más bajas en aquellos donde es accesible, en la mayoría de países del planeta (principalmente del tercer mundo) sigue siendo un derecho restringido o inexistente.

A esta nada honrosa lista de países en vías de desarrollo que conculcan los derechos de las mujeres debemos sumar ahora a los Estados Unidos, luego de que el viernes 24 de junio la Suprema Corte estadounidense decidiera declarar inconstitucional el caso Roe vs Wade, con el que desde 1973 el tribunal supremo reconoció que es un derecho constitucional con base en la 14ª Enmienda que protege las libertades de sus ciudadanos sin importar la raza, la etnicidad o el origen nacional de sus padres.

Dicha garantía de la libertad personal se extendía a las mujeres embarazadas y les permitía interrumpir su embarazo, si así lo decidían, hasta las 23 semanas de gestación en los 50 estados de nuestro vecino del norte.

Sin embargo, desde hace 49 años este derecho fue sistemáticamente atacado por los políticos conservadores. Una pequeña muestra de ello es que 18 estados promulgaron 46 leyes que restringieron el aborto solo durante 2019. Como bien decía Simone de Beauvoir: “Los derechos de las mujeres siempre están bajo amenaza”.

De hecho, así nació la iniciativa que terminó por eliminar esta garantía constitucional: los legisladores del estado de Mississippi aprobaron en 2018 una ley que prohíbe el aborto después de las 15 semanas de embarazo, sin importar si es producto de una violación o incesto. El asunto llegó hasta la Suprema Corte y ahí los jueces, en lugar de limitarse a esa ley, dirigieron su ataque contra los derechos consagrados en la Constitución para eliminar el acceso al aborto. Privilegiaron los asuntos religiosos e ideológicos sobre los derechos humanos y la ciencia.

El juez Samuel Alito, quien redactó la iniciativa aprobada, señaló que el texto constitucional estadounidense redactado a fines del siglo XVIII no hace ninguna referencia al aborto y "por lo tanto, la Constitución no confiere un derecho al aborto". Cinco de los seis jueces que aprobaron el proyecto fueron nombrados por presidentes republicanos, tres de ellos, por Donald Trump.

Bajo este, digamos, “argumento” corren peligro otros derechos civiles, como el matrimonio igualitario, el uso de anticonceptivos, el derecho a la educación pública laica, y muchos más.

Mujeres pobres, las más afectadas

En 2017 el 18% de los embarazos en Estados Unidos terminaron en aborto, con un total de 862 mil 320 procedimientos, pero para ejercer ese derecho el 12% de las mujeres tuvieron que viajar a través de las fronteras estatales desde lugares con políticas abortistas hostiles. De hecho, la mayoría de las mujeres viven en estados “hostiles” (40 millones), mientras que 24 millones vivían en estados respetuosos de la ley.

Al anularse el caso Roe vs Wade legisladores de cada estado decidirán las leyes que se aplicarán en esta materia. Se estima que 26 de ellos lo prohibirán de manera inmediata. Incluso es probable que se ponga en peligro la libertad de tránsito, ya que algunos planean prohibir a las mujeres viajar para llegar a los centros de aborto en otras entidades.

Se cerrarán tantas clínicas de aborto que aproximadamente 18 millones de mujeres en edad fértil terminarán a más de 322 kilómetros de su hogar con un proveedor de servicios de aborto.

La decisión de los jueces estadounidenses elimina el derecho de la mujer a elegir, el derecho a controlar su propio cuerpo, y establece el control del Estado sobre las mujeres.

En una editorial publicada en 14 de mayo de este año, la revista The Lancet indica que, en Estados Unidos, las mujeres negras tienen una tasa de embarazos no deseados que duplica la de las mujeres blancas no hispanas. Y la tasa de mortalidad materna de las mujeres negras, a la que contribuye en gran medida el aborto inseguro, es casi tres veces mayor que la de las mujeres blancas.

“El hecho es que si el Tribunal Supremo de Estados Unidos confirma su proyecto, las mujeres morirán. Los jueces que voten a favor de anular Roe vs Wade no conseguirán acabar con el aborto, solo conseguirán acabar con el aborto seguro. Alito y sus partidarios tendrán la sangre de las mujeres en sus manos”.

The Lancet afirma que el derecho a servicios de aborto seguro y el tratamiento de las complicaciones derivadas de un aborto inseguro “son fundamentales para cualquier concepción del bienestar de la mujer y la igualdad de género”.

El estado de Mississippi, donde se originó la prohibición, ocupa el último lugar en Estados Unidos en algunos indicadores sociales y de salud, como la mortalidad infantil, las muertes evitables y baja atención médica infantil. Asimismo, es 75 veces más peligroso dar a luz que abortar antes de la viabilidad del feto, y todos estos riesgos afectan principalmente a las mujeres afroamericanas pobres que no tienen los medios para viajar a otro estado para abortar.

Los efectos de los embarazos no deseados serán mas duraderos y empeorarán la precaria situación de ese estado en vías de subdesarrollo.

Decisión en contra de la ciencia

En un artículo publicado en la revista Nature se indica que la Corte Suprema va en dirección opuesta contra 50 años de investigación en todo el mundo que demuestran que el acceso al aborto es un componente crucial de la atención médica y es importante para la participación igualitaria de las mujeres en la sociedad.

Los investigadores temen que la salud materna e infantil disminuya en Estados Unidos, porque se llevarán a término más embarazos no deseados, que se asocian a un mayor riesgo de problemas de salud para los bebés y, a menudo, para las madres, por varias razones, incluida la atención prenatal reducida.

También se prevé que la salud materna disminuya en términos generales, ya que los riesgos de morir por causas relacionadas con el embarazo son mayores que los riesgos de un aborto legal. Aumentará la mortalidad materna entre las mujeres afroamericanas.

En el estudio titulado “Consecuencias económicas de la negación del aborto”, encabezado por Sarah Miller, de la Universidad de Michigan, se analizó a 560 mujeres que buscaron abortar y una de las principales razones para hacerlo es la incapacidad de costear la crianza del hijo.

Las investigadoras descubrieron que, cinco años después del embarazo, las mujeres a las que se les negó el procedimiento experimentaron un aumento sustancial de deudas, quiebras, desalojos y otros eventos financieros nefastos, mientras que la situación financiera de las mujeres que se sometieron a un aborto seguro se mantuvo estable o mejoró.

Las prohibición del aborto generará un costo desigual en la sociedad. Alrededor del 75% de las mujeres que optan por abortar pertenecen a un grupo de bajos ingresos y casi el 60% ya tiene hijos.

En otro análisis llamado Turnaway Study (Estudio Vuelta a Casa), de la Universidad de California en San Francisco y del Centro Bixby de Salud Reproductiva Global, se realizó el seguimiento de mil mujeres de todo el país, durante 5 años, para comprobar si abortar o que se les negara este derecho afectaba su salud física y mental, sus finanzas, sus relaciones y a sus hijos.

La investigación reveló que el aborto no aumenta el riesgo de que las mujeres tengan pensamientos suicidas ni la posibilidad de desarrollar depresión, ansiedad, baja autoestima o menor satisfacción vital. Tampoco incrementa el consumo de alcohol, tabaco o drogas.

Las mujeres confían en su decisión de abortar: el 95% de ellas dicen que el aborto fue la decisión correcta y tenían más probabilidades de tener una perspectiva positiva sobre el futuro y de realizar planes de vida un año después.

Por el contrario, si se ven obligadas a llevar un embarazo no deseado a término es más probable que experimenten dificultades económicas duraderas, tienen tres veces más probabilidades de estar desempleadas que las que acceden a la interrupción del embarazo y cuatro veces más probabilidades de vivir por debajo del nivel de pobreza.

Su salud física y mental también está en peligro: las mujeres que no pudieron abortar dijeron tener más síntomas de ansiedad, menor autoestima y menor satisfacción vital. Tenían más probabilidades de declarar una salud "regular o mala" que las que habían abortado. Además, enfrentaron más dificultades para establecer un vínculo afectivo con su bebé, y sus hijos mayores tuvieron peores resultados de desarrollo y más probabilidades de vivir en la pobreza.

La conclusión más clara de Turnaway es que las mujeres saben lo que es mejor para ellas mismas y sus familias.

Comentarios y sugerencias: @abanav / abanav@gmail.com y sapiensideas.com