“No importa de dónde sean, si ustedes están dentro de Iron Maiden son familia, los fans, ustedes son hermanos de sangre” le dijo Bruce Dickinson a los más de 15 mil personas congregadas en el Parque Ormeau Belfast antes de tocar “Blood Brothers”; en un ánimo de superar en el discurso las diferencias históricas entre irlandeses, norilandeses e ingleses. Muchas voces con acentos del sur de la isla irlandesa que se escuchaban entre el público hicieron el viaje al norte, identificado con la bandera británica, para ver a Iron Maiden.
Es real que ya no son los años 80 cuando los ataques violentos y armados entre ambas regiones el sur (irlandeses) y el norte (norilrlandeses-británicos) con resultado de muertos y heridos de por medio de los dos lados, eran una constante; hoy ya no es tal, aunque las puertas y muros que dividen católicos de protestantes en la ciudad de Belfast siguen existiendo y funcionando desde entonces. De ahí que canciones como “We’re blood brothers” (2000) y “Te Clansman” (1998) se convirtieran en verdaderos himnos de paz entre este público.
Iron Maiden tocó en el corazón de Irlanda del Norte el lunes 13 de junio pasado; con un lleno total en el festival Belsonic, presentación que tuvo que posponerse dos años debido a la pandemia de covid19.
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Este concierto, inició a las 9:00 de la noche (es un decir, todavía había luz del día porque es verano; Iron Maiden tocó un set de 15 canciones esto es alrededor de una hora con 40 minutos tras Tempt, Airbourne y Shinedown (nada qué resaltar) que no fueron tomadas como bandas teloneras sino como parte del cartel de un día de actividades de Belsonic, festival que tiene conciertos todos los fines de semana de junio.
Sin desperfectos la voz de Bruce Dickinson
Afortunadamente, la voz de Bruce no ha sufrido ningún desperfecto desde que se supo sobre su cáncer de garganta; la presencia escénica de la banda y la teatralidad que le imprime Dickinson a todas y cada una de las canciones en los conciertos son abrumadoras; la interpretación de las canciones nunca suele ser igual a la grabación del álbum y ni siquiera es la misma de concierto en concierto, en el caso de Bruce y Maiden eso es un gran plus, con ello nunca hay una canción que haya sido completamente tocada igual a otra.
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En este punto, recuerdo pasajes del libro de Dickinson (What Does This Button Do?) en el que relata que al principio de su llegada a Iron Maiden, Steve Harris, era el “jefe” en la banda, todos decidían en conjunto pero Harris siempre era el líder predominante por ser el fundador; ahora, más de 40 años después, todo en el escenario, todo en el show y todo en Iron Maiden es por y para Bruce.
Las temáticas de guerra, las referencias a la religión católica, el esgrima, el avión de la segunda guerra mundial, todo habla de la historia de vida de Dickinson, incluidas las letras de las canciones y todo es parte importante del show. Y no es que esté mal, el punto es que en estos años la predominancia de la banda se volcó totalmente a él.
Bruce tiene 63 años, Nicko cumplió 70
Y un tema más a resaltar, Bruce tiene 63 años de edad y Nicko McBrain cumplió 70 la primera semana de junio; se trata de tipos que han hecho lo que han querido con su éxito, con su fama y fortuna, se suben al escenario como si fueran chicos de 20, se nota que aman lo que hacen y son profesionales en ello, no escatiman en nada ni en lo musical ni en lo escénico; son un despliegue de increíble energía que enciende al público más exigente.
Entre los momentos cúspide de este show parte la “Legacy of the Beast World Tour”, están la salida de “Eddie samurái”, visto por primera vez en este tour y la salida de “Eddie Trooper”; así como la tocada de éxitos clave en la historia de Maiden como “Fear of the Dark”, “Hallowed Be Thy Name”, “The Number of the Beast”, “Iron Maiden”; el primer encore con “The Trooper”, “The Clansman” y “Run to the Hills”; y el cierre de la noche en el segundo encore con “Aces High”.
Un extraordinario derroche de Maiden; un público donde los más pasados de alcoholes fueron los de la edad en plenitud (arriba de 50 años), quienes terminaron de mala copa contra los veinteañeros en el slam y se sintió desde temprano un gran entusiasmo en toda la ciudad por ver a la banda de sus amores. Las tiendas de discos tocaron los discos de Bruce y compañía todo el día, sacaron a la vista toda la mercancía disponible de Maiden y fue imposible hallar una sola playera a la venta de la banda previo al concierto.
Iron Maiden no por nada es de las bandas clásicas del classic rock y no, no la cambiamos por nada ni por nadie; son un ejemplo para los que empiezan, en cada concierto dan clases de cómo debe escucharse, verse y vivirse una gran banda.
Steve Vai vino desde lejos
Muchas veces se comenta que quienes gustan de las bandas y artistas del llamado classic rock es gente que no escucha música nueva o que no quiere probar nuevos estilos ni evolucionar, es la palabra que se suele usar, pero la realidad es que cuando tienes enfrente a estos músicos tocando en vivo, se comprende por qué son los más grandes, porqué nadie quiere dejar de escucharlos y por el contrario siempre están sumándose nuevas generaciones de fanáticos.
Steve Vai inició está de gira por Europa este mes y su tour cruzará al menos 30 ciudades europeas más hasta julio de este año para después extender sus presentaciones por todo Estados Unidos desde el verano y hasta el fin de 2022, pues como se mencionó en la columna pasada este verano toda la actividad de festivales y conciertos regresará a esta región del mundo a lo grande; una de estas presentaciones fue el sábado de la semana pasada en Belfast, capital e Irlanda del Norte, una de las cuatro regiones que integran el Reino Unido.
La historia de Vai viene desde antes de los años 80 cuando pasó por la banda de Frank Zappa, sin duda su virtuosismo en la guitarra lo llevó a convertirse en un músico casi de culto desde temprano en su carrera solista; también fue integrante de bandas como Whitesnake, Alcatraz o la banda de David Lee Roth, pero la realidad es que lo suyo siempre fue en plan de guitarrista solista, modalidad en la que ha ganado tres premios Grammy, editado una veintena de álbumes y la lista de los mejores guitarristas de la historia del rock no estaría completa sin él ocupando los primeros lugares.
Vai, espectáculo de principio a fin
El espectáculo de Vai con la guitarra es de principio a fin, sin ninguna canción con voz, fueron dos horas de pasarela de brillosos riffs, sorprendente técnica, alucinantes distorsiones, gestos al son de las cuerdas y varias guitarras. Canciones como “For the Love of God”, “Liberty” y “Fire Garden Suite IV - Taurus Bulba, fueron las más vitoreadas y llenaron de luz la noche, una luz del día que parecía no querer irse, eran las 10:00 de la noche cuando terminó el recital y afuera del veneau seguía sin oscurecer.
En el Limelight, el lugar del concierto, caben menos de mil personas de pie y el lugar estaba abarrotado; nadie usando cubrebocas porque en Europa y UK ya no es obligatorio usarlo ni en espacios cerrados.
“Vengo desde tan lejos hasta Belfast … es un privilegio”, le dijo Steve a los norirlandeses que no dejaron de aplaudir, gritar y beber cerveza durante las dos horas de presentación; la gran ausente sin duda fue la famosa “Hydra”, la guitarra eléctrica de tres mástiles, cuenta con dos guitarras una de siete y otra de 12 cuerdas; un bajo de cuatro cuerdas con una escala de 3/4 y un arpa de 13 cuerdas, que no apareció esta vez; no así incluida la nueva Ibáñez Pia Steve Vai Signature con dos aberturas, en acabado en verde y con trastos con luces led.
Seguimos la corta travesía de conciertos la próxima semana desde Glasgow, Dublín y de nuevo Belfast. Ojalá estén aquí para este par de textos especiales.
Recuerden que la mejor música es la que se escucha ¡a todo volumen!