“Como los rieles del tren,/unidos y separados,/pero siempre sentenciados/a llegar tarde al andén/[…]/mi amor y el tuyo también/corren paralelamente/corren fugitivamente/corren juntos, divididos […]”. Les comparto algunos versos de Pita Amor. ¿La conocen? Guadalupe “Pita” Amor, famosa poeta mexicana, murió el 8 de mayo del año 2000. Nació el 30 de mayo de 1918 en el seno de una familia de hacendados conservadores y católicos. Fue una mujer extravagante y escandalosa, tanto para su familia como para sus célebres amistades. Posó desnuda para Diego Rivera y Juan Soriano. Publicó su primer poemario, titulado “Yo soy mi casa” en 1946, y desde entonces sus versos fueron admirados por personajes como Juan Rulfo, Xavier Villaurrutia y Alfonso Reyes, su mentor. Sus versos contrastaban con la actitud exagerada y muchas veces frívola y soberbia de Pita, por lo que muchos opinaron que no podían ser de su autoría.
En 1961, su único hijo, Manuelito, murió ahogado en una pileta a la edad de un año y ocho meses. Después de este suceso, Pita desapareció de la vida pública por algunos años. Cuando se volvió a saber de ella, era reconocida como la extravagante señora que paseaba por la Zona Rosa regalando poemas a los transeúntes y propinando bastonazos a diestra y siniestra.
Según la mitología griega, nueve diosas eran las encargadas de resguardar las diversas artes e inspirar a los artistas. Salvador Novo se refirió a ella como “la undécima musa”, pues Sor Juana Inés de la Cruz era considerada la décima. ¿Conocen el nombre de las otras nueve musas?
Primero, ¿quiénes son las musas? De acuerdo con la Teogonía de Hesíodo, las musas son hijas de Zeus y de Mnemósine, personificación de la memoria. Nos cuenta Hesíodo que Zeus se acostó con ella durante 9 noches consecutivas. Fue así que nacieron las nueve musas. Ellas son quienes inspiran todo tipo de arte y visiones proféticas. De hecho, Hesíodo comparte haber sido inspirado por las musas para escribir la Teogonía mientras se encontraba en las laderas del monte Helicón, en Grecia. Es común que se les invoque para iniciar un relato de tiempos pasados y poder cantarlo o escribirlo con gran belleza. El artista, visto así, es una suerte de medio a través del cual las musas actúan. Aunque no necesariamente se trata de que el artista no sea más que una máquina. El artista tiene una habilidad –ya sea la de una bella voz, un buen pulso, ritmo o un gran conocimiento del lenguaje–, pero llama a las musas para que inspiren en él visiones bellas, temas épicos, secretos del universo. Una vez que las musas han inspirado al artista, éste plasma con su arte lo que ellas le han mostrado.
Las nueve musas tradicionales son Calíope, la de la bella voz. La primera de todas en dignidad y quien, según Hesíodo, enseñó el canto a Aquiles. Es protectora de la poesía épica. Le sigue Clío, la que ofrece gloria. Su función es mantener vivos los triunfos y los actos valerosos, por ello está relacionada con la historia. Érato, la amorosa, es musa de la poesía amorosa y se le suele representar acompañada de una cítara. Sigue Euterpe, conocida como la placentera. A ella se le relaciona con la música, especialmente con el arte de tocar la flauta. Después está Melpómene, la melodiosa. Esta musa es quien inspirada las tragedias. Polimnia, la de los muchos himnos, es la musa de los cantos sagrados y los himnos. Talía, la festiva, es representada como una joven risueña, portando una corona de hiedra y un cayado. Esto porque es protectora de la comedia y de la poesía bucólica, relacionada con la vida del campo. Sigue Terpsícore, la que deleita en la danza. Esta musa es guardiana de la danza y la poesía coral. Finalmente, tenemos a Urania, la celestial, musa de la astronomía y las ciencias.
¿Alguna vez han sido visitados por alguna de estas musas?
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagal @karlapaola_ab
(Karla Aguilar y Héctor Zagal, coautores del artículo, conducen el programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal”)